jueves, 5 de octubre de 2017

Los vacunos sagrados y  los problemas sociales entre hinduístas  y musulmanes en la India

De acuerdo a la religión hinduista y a las antiguas costumbres de la India, sacrificar un vacuno es considerado un sacrilegio y quienes lo cometan corren el riesgo de ser juzgados, o peor, linchados sin previo juicio. Esto es particularmente grave en la India donde viven más de 150 millones de musulmanes para quienes no existe ninguna prohibición religiosa que les impida carnear o comer carne de vacuno. En cambio sí existe para criar cerdos o consumir su carne). . 
Últimamente en la India han habido varios linchamientos de personas acusadas de matar o comer vacunos. Esta situación puede agravar las tensiones entre los 1,000 millones de hinduistas y 150 millones de musulmanes que conviven en todo el país.

Venerada por hindúes, sacrificada por musulmanes. La vaca, protegida por la ley, sostiene una gran industria en India. Quien la mate puede tener cadena perpetua y atizar enfrentamientos religiosos. ¿Un conflicto alrededor de un Dios o un animal?
La percepción cambia de minoría a mayoría y hace toda la diferencia a la hora de avivar tensiones. Para los hindúes, que constituyen el 80% de la población en India, la vaca es un ser único en la tierra, es sagrado y acaricia lo divino. No es así para el 14% de musulmanes del país que consumen su carne o trafican con este alimento para sustentarse.
"La vaca tiene un estatus de madre. En el imaginario de los hindúes el animal es considerado un dios que provee alimento, que provee leche como una mamá a un bebé, por eso es tan importante", explicó Kamal Yadav, abogado y subinspector de la policía central de la ciudad de Hyderabad, al sur de la India.
Incluso para algunos, el animal es cuidado con más recelo que un ser humano. Tanto que se han creado refugios para cuidar de ellas y a su vez, alimentar un negocio redondo alrededor de medicamentos homeopáticos, como lo hizo Mohan Chandra, un ciudadano hindú.
Bovinoterapia, la industria milagrosa
Funciona así: Chandra, que cree que la vaca "es un ser tan único e indispensable en la tierra", que todo lo que viene de ella "desde la leche hasta el estiércol es sagrado", creó todo un negocio en torno al animal.
Por eso cada mañana sus trabajadores recolectan 100 litros de orina de estos seres celestiales y en el laboratorio, que Chandra dispuso para el tratamiento del "preciado líquido", se calienta, se filtra y se destila todo lo que viene de ella. Sí, incluye su orina y excremento. Después todo esto es envasado y etiquetado como medicamento, que luego un médioco de confianza supervisa para surtir a sus clientes.
La técnica se denomina bovinoterapia y Chandra, con una fe incuestionable, asegura incluso que uno de sus productos logró curar a una persona infectada del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), afirmación que no tiene sustento científico. También afirmó que alguna vez encontró oro en la orina de una de sus vacas, sentencia, que al pasar por un laboratorio especializado en minerales en Francia, probó lo contrario.
Desde que el BPJ, partido del primer ministro Narendra Modri llegó al poder en 2014, se abren cada día más santuarios para bovinos al tiempo que se cierran mataderos, cuyos propietarios en muchos casos son musulmanes. La vaca después de todo, no es solo un animal sagrado, también es un animal político.
La vaca, el Gobierno y los hinduistas: una alianza sagrada
Modri lo sabe. Apoyar el negocio de la vaca sagrada es toda una hazaña política, una alianza intocable con sus electores, una apuesta a largo plazo por el poder.
"Mientras los indios conserven sus opiniones sagradas de la vaca, cualquier partido no secular que desee obtener su voto lo usará en su beneficio y proyectará el mandato de ser 'provaca'. Ya que es difícil hacer promesas económicas creíbles (como empleos o educación) es más barato ofrecer protección religiosa a la mayoría", dijo a France 24, Rishabh Kumar, profesor de economía en la Universidad Estatal de California e investigador sobre economía y desigualdad en India.
Esa explicación ilustra, en parte, por qué en India, donde viven cerca de 38 millones de vacas, está prohibido matarlas en 22 de los 29 estados del país. Algunos extremistas han agudizado las leyes para incluso otorgar cadena perpetua a quien se atreva a matar a este animal. En otros lugares, solo se puede exportar carne de búfalo.
La vaca se ha convertido así en una excusa social para violentar a todo aquel que la profane y a su vez en la legitimación moral para hacerlo. Aquí no existen puntos medios. O estás con la vaca o vas contra ella, aunque el animal esté al margen de todo lo que lo rodea.
"La vaca sirve de chispa para encender nuevos conflictos entre hindúes y musulmanes"
De esta manera, los musulmanes dueños de mataderos, transportadores o consumidores de carne, se vuelven especialmente vulnerables ante nacionalistas que adoran al animal, como Vijaykant Chauchan, líder de Gau Raksha, un grupo armado que presume de su férrea defensa de los bovinos: "Para proteger a las vacas daríamos la vida y también la quitaríamos. Arderás en el infierno si matas a una vaca", dice con orgullo.
"El conflicto entre hindúes y musulmanes no se origina en la vaca pero sí existe ya una tensión burbujeante entre hindúes y musulmanes, un incidente como la presunta matanza de vacas sirve como la chispa para encender nuevos conflictos", aseguró Kumar.
El primer ministro ha condenado en varias ocasiones la violencia que deriva de esta adoración al animal, pero poco hace realmente para prevenirla. La política del Gobierno de apoyar el negocio de la vaca sagrada pone en riesgo incluso a la industria de carne de res que le ha entregado a India casi 4.000 millones de dólares al año.

 Una experiencia actual.
"Jan Mohammad está preocupado.
Han pasado dos años desde que su hermano, Mohammad Akhlaq, fue linchado, y los 18 hombres acusados ​​de haberlo asesinado han sido puestos en libertad bajo fianza.
El 28 de septiembre de 2015, el herrero de 52 años fue arrastrado de su casa en la aldea de Bishahra, en el distrito de Dadri, en Uttar Pradesh, después de que un templo hindú local anunciara que una vaca, considerada sagrada por muchos hindúes, han sido sacrificados. Fue golpeado hasta la muerte y su hijo resultó gravemente herido.
Nueve meses más tarde, la policía presentó un First Information Report (FIR) acusando a Jan, de 44 años, ya otros miembros de su familia, incluyendo a su hermano asesinado, de matar vacas. Ellos niegan la acusación.
El Tribunal Supremo de Allahabad más tarde puso una suspensión en la detención de todos los miembros de la familia, excepto Jan. Aunque no se ha presentado ninguna hoja de acusación contra él, teme que podría ser arrestado.
Según la FIR, Prem Singh, vecino de Mohammad, lo vio matar a un becerro con la ayuda de Jan y otros miembros de la familia tres días antes del linchamiento. Fue el único testigo de la supuesta masacre. Pero Jan dice que ni siquiera estaba en el pueblo ese día.
La detención no es todo miedo a Jan. En su casa, no lejos del pueblo donde su hermano fue asesinado y al que dice que su familia nunca puede regresar, explica sus preocupaciones.
"Desde que los acusados ​​están fuera de la cárcel, se han sentido envalentonados, y por la forma en que hablan con los medios de comunicación, puedo sentir su agresión".
"Tengo miedo de que puedan atacarme a mí o a  mi esposa o hijos en cualquier momento, viven cerca, sólo pueden verme en el mercado y atacar", dice.

Jan tiene un aire resignado acerca de él mientras fuma y bebe té dulce servido por su hijo. Se le ha proporcionado un guardia de la policía armada 24/7, pero esto hace poco para tranquilizarlo. reflexionó "Un pistolero no podrá salvarme de una multitud enojada".
Referencias:
http://www.aljazeera.com/indepth/features/2017/09/lynching-changed-india-170927084018325.html
https://www.france24.com/es/20190128-india-vaca-sagrada-negocio-hinduismo


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