sábado, 3 de septiembre de 2016



6 Irak, Parte 3 Serie Naciones y Estados
EL MUNDO:
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Capítulo 7
                                            Irak (Parte 3)


Irak en el siglo XX

La dominación otomana sobre Irak duró hasta la Primera Guerra Mundial, cuando los otomanos se pusieron del lado de Alemania y las llamadas “potencias centrales” (Alemania, el Imperio Austro-Húngaro, Bulgaria y el propio Imperio Otomano).
En la campaña mesopotámica contra la alianza de las potencias centrales, las fuerzas británicas invadieron el país y sufrieron una derrota a manos del ejército turco durante el cerco de Kut (1915-1916). 
                                  El ejército británico avanza en territorio iraquí
Sin embargo los británicos finalmente desarrollaron una campaña mesopotámica que culminó con la captura de Bagdad en marzo de 1917. Durante la guerra los británicos lograron el apoyo de poblaciones asirias, armenias y tribus árabes en su lucha contra los otomanos. Estos a su vez emplearon a los kurdos como aliados.
Después de la guerra, el Imperio Otomano fue dividido, y la Sociedad de las Naciones creó el Mandato Británico de Mesopotamia. En Irak, Gran Bretaña impuso una monarquía hachemita (al igual que en Hejaz y Transjordania). En Irak, coronó a Feisal I como rey. Al mismo tiempo,  definió los límites territoriales de Irak sin tener en cuenta la política de los diferentes grupos étnicos y religiosos en el país, en particular las de los kurdos y los asirios cristianos del norte. Durante la ocupación británica,  chiítas y kurdos lucharon por la independencia, y los británicos incorporaron asirios a sus fuerzas para ayudar a sofocar estas insurrecciones.
Aunque el monarca Faisal I de Iraq fue legitimado y proclamado rey por un plebiscito en 1921, la independencia se logró en 1932, cuando terminó oficialmente el mandato británico.

Reino de Irak independiente 
                              El comandante británico Viscount Allenby y el rey Feisal I 
El establecimiento de la dominación árabe sunita en Irak dio lugar a disturbios de las comunidades yazidíes, asirias y chiítas, que fueron reprimidas brutalmente.
En 1936, tuvo lugar un primer golpe militar llevado a cabo por Bakr Sidqi, un general de origen kurdo, pero que no tenía orientación nacionalista. A través del mismo se logró la sustitución del primer ministro. En los siguientes años se produjo un período de inestabilidad política alcanzando su pico en 1941.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el régimen iraquí del regente 'Abd al-Ilah fue derrocado en 1941 por oficiales del ejército encabezados por Rashid Ali. Este gobierno que era  pronazi tuvo corta duración y fue derrotado en de mayo de 1941 por las fuerzas aliadas (con ayuda de los asirios y kurdos locales). Irak fue utilizado posteriormente como base para los ataques aliados sobre Siria (que dependía de la Francia de Vichy) y el apoyo a la invasión anglo-soviética de Irán.
En 1945, Irak se unió a las Naciones Unidas y se convirtió en un miembro fundador de la Liga Árabe. Al mismo tiempo, estalló una rebelión kurda contra el gobierno de Bagdad, cuyo líder fue Mustafa Barzani.   Tras el fracaso del levantamiento, Barzani y sus seguidores huyeron a la Unión Soviética.
En 1948, estallaron violentas protestas en Bagdad que se conocen como el levantamiento de Al-Wathbah con parcial apoyo comunista demandando abolir los tratados del gobierno con Gran Bretaña. Las protestas continuaron en primavera y solo se interrumpieron cuando se declaró la ley marcial cuando Irak entró en la guerra de 1948 entre árabes e israelíes junto con otros miembros de la Liga Árabe.
En febrero de 1958, el rey Hussein de Jordania y ‘Abd al-Ilah, regente de Irak después de la muerte de Feisal I, proponen una unión de las monarquías Hashimita para contrarrestar la unión entre Egipto y Siria recientemente formada. El primer ministro Nuri as-Said quería que Kuwait formara parte de la Unión Árabe-Hashimita propuesta. Shaykh `Abd-Allah as-Salim, el gobernante de Kuwait, fue invitado a Bagdad para discutir el futuro de Kuwait. Esta política puso a Irak en conflicto directo con Gran Bretaña, que no quiso conceder la independencia al Emirato Kuwait. En ese momento, la monarquía se encontraba completamente aislada. Nuri as-Said fue capaz de contener el creciente descontento sólo recurriendo a la represión policial.
Inspirado por Gamal Abdel Nasser de Egipto, la Brigada XIX, de la 3ª División bajo la conducción del general de brigada Abdul Karim Qasim ("az-Za`īm" o "líder") y el Coronel Abdul Salam Arif, derrocaron la monarquía hachemita el 14 de julio de 1958.
El nuevo gobierno de Irak proclamó la república y rechazó la idea de una unión con Jordania. También cesó la actividad de Irak en el Pacto de Bagdad.  
En 1961, Kuwait se independizó de Gran Bretaña e Irak reivindicó la soberanía sobre el Emirato. El mismo año, Mustafa Barzani, que había sido invitado a regresar a Irak por Qasim tres años antes, comenzó a participar en las fuerzas del gobierno iraquí para lograr el establecimiento de una zona de control kurda en el norte, poco después comenzaría la Primera Guerra kurdo iraquí. 

Contexto geopolítico: la influencia del petróleo iraquí
Todos los acontecmientos que se dieron con relación a la intervención británica que llevó al Mandato sobre Irak y más tarde a las sucesivas acciones de las potencias europeas, los Estados Unidos y la Unión Soviética para influir en la política interna de Irak estuvieron signadas por la presencia de importantes yacimientos de petróleo y gas en el país. El baathismo significaba un riesgo para los intereses económicos de los Estados Unidos, el Reino Unido y otras potencias europeas porque su visión nacionalista árabe dificultaba el control de los valiosos recursos de hidrocarburos de Irak. 
A ello se debe la resistencia que por parte de las potencias occidentales se manifestó con relación al regimen secular baathista, prefiriendo gobiernos monárquicos o islámistas. 

Este tipo de estrategias intervencionistas se desarrollaron durante todo el siglo XX y no cesaron luego de comenzado el siglo XXI como veremos más adelante. 

Irak baathista
El general Qāsim fue asesinado en febrero de 1963, y el Partido Baath, de orientación secular y socialista, tomó el poder bajo el liderazgo de General Ahmed Hassan al-Bakr (como primer ministro) y el coronel Abdul Salam Arif (como presidente). En junio de 1963, Siria, también cayó bajo un régimen baathista, tomando parte en la campaña militar iraquí contra los kurdos, proporcionando aviones, vehículos blindados y una fuerza de 6.000 soldados. Varios meses más tarde, `Abd as-Salam Arif Muhammad` dirigió un exitoso golpe de Estado contra el gobierno baathista.
                                                                  General Abdul Karim Qasim
 Arif declaró un alto el fuego en febrero de 1964, provocando una escisión entre los radicales urbanos kurdos y las fuerzas dirigidas por Barzani (los peshmerga o combatientes de la libertad).
El 13 de abril de 1966, el presidente Abdul Salam Arif murió en un accidente de helicóptero y fue sucedido por su hermano, el general Abdul Rahman Arif. Después de esta muerte inesperada, el gobierno iraquí lanzó un último esfuerzo para derrotar a los kurdos. Esta campaña fracasó en mayo de 1966, cuando las fuerzas de Barzani derrotaron al ejército iraquí en La Batalla del del Monte Handrin, cerca de Rawanduz. Después de la Guerra de los Seis Días de 1967, el Partido Baath se sintió lo suficientemente fuerte como para retomar el poder en 1968. Ahmed Hassan al-Bakr se convirtió en presidente y presidente del Consejo del Comando Revolucionario (CCR).
                                                                                                                  

El gobierno Baath comenzó una campaña  para poner fin a la insurrección kurda, que se estancó en 1969. Esto puede atribuirse en parte a la lucha interna de poder en Bagdad y también a las tensiones con Irán. Por otra parte, la Unión Soviética presionó a los iraquíes para llegar a un acuerdo con Barzani. La guerra terminó con más de 100.000 muertos, y solo pequeños logros tanto para los rebeldes kurdos como para el gobierno iraquí.
A raíz de la primera guerra Irak-Kurdos, un plan de paz se anunció en marzo de 1970 proporcionando mayor autonomía a la provincia kurda. El plan también dio a los kurdos representación en los órganos de gobierno, a cumplirse a los cuatro años. A pesar de esto, el gobierno iraquí se embarcó en un programa de arabización en las regiones ricas en petróleo de Kirkuk y Kanakin.
En los años siguientes, el gobierno de Bagdad se sobrepuso a sus divisiones internas y acordó un tratado de amistad con la Unión Soviética en abril de 1972 terminando su aislamiento dentro del mundo árabe. Por otro lado, los kurdos seguían dependiendo de la ayuda militar iraní y poco podían hacer para fortalecer sus defensas. Para 1974 nuevamente se incrementaron las tensiones en el norte provocando una segunda guerra kurda en Irak, que habría de durar hasta 1975.          

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