martes, 30 de agosto de 2016

        El fin del caudillismo en el Sur de América: 

       Chacho Peñaloza

Danilo Antón
Cuando Mitre obtuvo la presidencia de la novel República Argentina en 1863, el General Angel Vicente Peñaloza, era, tal vez, el más importante líder histórico del movimiento federal. A pesar de haberse separado de Rosas en 1840, y tal vez gracias a eso, Peñaloza conservaba un gran prestigio en las provincias del oeste.
En ese momento Rosas estaba exilado en Inglaterra, Quiroga y Aldao había sido muertos, y el Chacho, sobreviviente de las batallas con el General Paz se transformó en el líder indiscutido de la resistencia al centralismo porteño encarnado por Mitre.
En 1863, al llamado de Peñaloza se rebelaron La Rioja, San Luis, Córdoba, Catamarca, Salta, Tucumán y San Juan.
En esta oportunidad la correlación de la guerra cambió a favor de las tropas porteñas que contaban con nuevos y abundantes armamentos y el apoyo logístico de la capital. Derrotado en el río Colorado, volvió el Chacho a enfrentarse al ejército nacional en Lomas Blancas en La Rioja, donde cayó nuevamente. Luego fue vencido nuevamente en Córdoba y San Luis, debiendo replegarse a La Rioja.
Sarmiento, que a la sazón era Gobernador de San Juan, veía en el prestigio de Peñaloza el principal obstáculo en su meta de dominio de las provincias occidentales. Fue probablemente en ese momento que planeó , con el asentimiento del Presidente Bartolomé Mitre su eliminación física, y para ello se organizó una operación destinada a suprimir al líder riojano.
Los militares que lo iban a matar lo encontraron desarmado tomando mate en su rancho. El 12 de noviembre de 1863, sin darle oportunidad a defenderse, el General Peñaloza fue ultimado a lanzazos. Siguiendo instrucciones, los asesinos cortaron su cabeza que luego fuera exhibida en la Plaza de Olta, un pueblo de La Rioja.
El 13 de noviembre habría de escribir Sarmiento:
He aplaudido la medida precisamente por su forma. Sin cortarle la cabeza a aquel inveterado pícaro y ponerla a la expectación, las chusmas no se habrían aquietado en seis meses.
En esa misma ocasión Sarmiento le escribiría a Mitre:
no ahorrar sangre de gauchos. Es lo único que tienen de humanos.
José Hernández, autor del Martín Fierro, escribiría al respecto:
El partido federal tiene un nuevo mártir. El partido unitario tiene un crimen más que escribir en la página de sus horrendos crímenes”


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