martes, 10 de septiembre de 2019


Un país inconquistable

Apenas doce años después del retiro de las tropas soviéticas, y cuando Afganistán se encontraba aún dividido y en estado de guerra civil,  se inició un nuevo conflicto de dimensiones y características inusitadas

El factor desencadenante fue la ocurrencia de los extrañísimos y trágicos atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono ocurridos el 11 de septiembre de 2001. 

Según el gobierno de los EEUU estos atentados fueron organizados y ejecutados por la organización Al Qaeda cuyas bases de entrenamiento y principales líderes se encontraban en Afganistán bajo la protección del gobierno talibán.

Si bien no podemos saber a ciencia cierta cual fue la participación de esta organización fundamentalista en los eventos, lo que resulta claro es que los Estados Unidos se  embarcaron en una guerra difícil, y de larga duración.

Los combatientes afganos, y en particular los pashtunes, que conforman la mayor parte del ejército de los talibanes, son soldados endurecidos por la guerra, con mucha capacidad de resistencia y gran convicción religiosa..

Este conflicto que ya lleva casi 20 años y cuyo resultado se avizora próximo, es una cuenta más en el rosario de las guerras afganas y ha jugado un importante rol en la geopolítica de este mundo globalizado que parece  basarse en la irracionalidad de la violencia.

Los talibanes: un ejército de místicos
El carácter religioso de este conflicto para los talibanes y militantes de Al Qaeda, por lo menos a nivel de declaraciones, ha sido expresado públicamente por el propio Bin Laden quien en un video reciente manifestó:
“Se trata, en esencia, de una guerra religiosa... los pueblos de Oriente son musulmanes y los de Occidente son los cruzados... Se trata de la cruzada más feroz contra el Islam desde Mahoma.”

Fajar ur Rehman, un periodista que logró visitar territorio afgano luego del comienzo de los bombardeos de EEUU, señalaba que los únicos aterrorizados por los ataques son los pobladores civiles afganos.

Comentaba Rehman que a los combatientes talibán los bombardeos no les preocupan.

“Con un turbante, unas sandalias, algunos frutos secos, té verde y un kalashnikov, se sienten invencibles. La muerte combatiendo a los “infieles”, que ellos consideran un martirio, es su único sueño...sólo temen a Dios.”

“Todo lo que quieren es que se terminen los bombardeos, pero no porque los teman, sino porque esperan la pronta llegada de tropas norteamericanas sobre suelo afgano para desafiarlas en su terreno. Es el combate que esperan... los talibanes bailaban y cantaban al son de las bombas norteamericanas cuando los periodistas invitados llegaron, de noche y bajo las bombas, a Jalalabad.”

“Se sienten invencibles en su terreno. Hay que haberles visto caminar sobre las piedras, entre el polvo para comprender...”

“Nunca he visto a gentes tan seguras de sí mismas en los momentos críticos.”

La Alianza del Norte

Se podría resumir la guerra civil afgana como el enfrentamiento de los pueblos sunitas del norte (tayikos y uzbekos) aliados con los shiitas (hazaras orientales), contra una coalición fundamentalista de pashtunes y religiosos wahabis.

Los grupos que constituyen la Alianza son la Sociedad Islámica (Jamiat-I Islami), compuesta mayoritariamente por tayikos, el Frente Nacional (Jubesh-I Milli) de los uzbekos, y el Partido de la Unidad (Hizb-I Wahdat), constituido casi exclusivamente por hazaras shiitas.

Del otro lado están los talibanes, que son predominantemente pashtunes, y varios grupos fundamentalistas militantes entre las cuales se destaca la organización Al-Qaeda.

Cada bando controla la zona de su dominio étnico. Los sectores septentrionales del país donde se encuentran afirmadas las fuerzas de la alianza, están habitadas por poblaciones de tayikos y uzbekos.

El resto del país, predominantemente pashtun, es controlado por los talibanes, con una composición mayoritaria de esta etnia.

El aislamiento de la Alianza en sus feudos del Norte, y las dificultades que sus fuerzas experimentan para avanzar hacia el sur y suroeste, aparecen como una lógica consecuencia de esta distribución geográfica.

Para que la Alianza tenga posibilidades de extender su dominio al resto del país se requerirá el apoyo de grupos o líderes representativos de los pashtunes.

Una de las personalidades más prestigiosas de origen pashtún que se oponía a los talibanes era Abdul Haq, que fue ejecutado por el régimen de Kabul. Otro líder importante pashtún de la oposición fue Gulbuddin Hekmaytar, pero su punto de vista radical fundamentalista se acercaba más a la posición de los talibanes que a los de la Alianza, particularmente en momentos en que el país se encuentra en guerra con naciones no islámicas.

Otra personalidad histórica pashtún que en un momento estuvo considerado como una opción para un futuro gobierno pashtún no-talibán, es el antiguo rey Zahir (que había sido derrocado en 1973 y que falleció en el año 2007)  

En definitiva, parecería que las posibilidades de obtener el derrocamiento del régimen talibán y la implantación de un gobierno pro-occidental solo eran posibles a través deuna intervención militar general con ocupación del territorio.

El hecho que sea el gobierno de los Estados Unidos, un país dominantemente cristiano, principal representante de la cultura occidental considerada decadente y enemiga del Islam por los islamistas radicales, no favoreció el éxito de la ocupación.

Otro elemento que dificultó la coherencia de una posible alianza anti-talibán fue la importancia económica que tienen los cultivos de opio y la producción y tráfico de heroína en las zonas controladas por la Alianza. Esta coalición ha estado financiada en gran medida por los fondos aportados por la exportación de la heroína y en menor grado del hachís. La posición talibán, por el contrario, ha sido restringir e incluso prohibir la plantación de amapola y la producción de opio y heroína.

Esto es contradictorio con las estrategias explícitas de los EEUU en materia de combate al tráfico de sustancias ilegales, volviendo aún más difícil el establecimiento de acuerdos duraderos.

Las dificultades de la guerra terrestre en las montañas de Afganistán

Las fuerzas especiales y regulares de los Estados Unidos hace ya casi 20 años que están en el terreno en Afganistán.

No han tenido éxito en "pacificar" el país, y seguramente se retirarán antes que ello ocurra.
Una larga lista de ejércitos cayeron derrotados en los quebrados relieves afganos. La cultura violenta y cerrada ante el extranjero constituye un obstáculo muy difícil de salvar para el invasor. Se trata de pueblos guerreros y celosos defensores de su independencia y religión.

Tal vez el elemento más importante que obra a favor de los combatientes talibanes es el conocimiento de un terreno extremadamente abrupto y complejo desde el punto de vista geomorfológico.

Fuera de los valles y ciertas mesetas amplias donde el tránsito es más fácil, el relieve del país es fuertemente quebrado, con cañones, profundas gargantas, a veces casi verticales, pendientes abruptas y abundantes abigarramientos de peñascos que ofrecen abrigos y refugios difíciles de discernir para las fuerzas de reconocimiento aéreo que no sea oriundas del lugar.

A ello se agregan los intrincados sistemas de cavernas que abundan en las zonas calcáreas o kársticas, cuya configuración es imposible de detectar desde la superficie y que ofrecen refugios prácticamente inexpugnable para los combatientes talibanes.

Además de estos sistemas subterráneos naturales, existen cientos de quilómetros de túneles artificiales, sobre todo en los valles, que pueden cumplir una función similar.

Las fuerzas de los talibanes y de la organización Al Qaeda se han guarecido en la extensísima red de grutas y karez de Afganistán y por esa razón será muy difícil derrotarlos.

Se trata de un ejército decidido que tiene todo el tiempo del mundo, contra un enemigo poderoso urgido de resultados positivos a corto plazo.

Hasta ahora la situación queda reducida a la ocupación de las principales ciudades, y las fuerzas de los EEUU y aliados, sufren emboscadas o ataques sorpresivos provenientes de las bases de las guerrillas en las aldeas y en sus abrigos bajo tierra.

Una guerra de este tipo, dado el desencadenamiento de los acontecimientos, ha desgastado la estrategia del imperio obligando tarde o temprano a su retirada del país. Lo único que falta saber es cuanta gente va a morir antes que ello suceda.

Más artículos sobre este tema en el siguiente link:
https://daniloanton.blogspot.com/search/label/Afganist%C3%A1n



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