martes, 27 de agosto de 2019

Brasil, genocidio y degradación ambiental
Danilo Antón

Antes de la invasión y conquista portuguesa el actual territorio de Brasil estaba poblado por varios centenares de naciones indígenas con una población total estimada de más de 20 millones de habitantes.
La muerte, esclavización, trabajo forzado, enfermedades infecciosas, el desplazamiento y la ocupación de las tierras llevó a una disminución dramática de ese número de personas. Durante los siguientes siglos el proceso de eliminación demográfica no cesó y aún en pleno siglo XXI continúa afectando la existencia física y cultural de las naciones sobrevivientes.
En la actualidad (2019) hay más de un centenar de etnias nativas diferenciadas, muchas de ellas en grave peligro de extinción con una población estimada de algo más de 1 millón de habitantes en sus territorios tradicionales y otros 3 o 4 millones viviendo fuera de sus reservas.
Algunos grupos étnicos son particularmente resilientes y han resistido los continuos embates de los intereses empresariales agropecuarios y mineros, así como la complicidad de los poderes políticos federales y estaduales.
Esta situación se ha agravado con la toma del poder de los grupos de extrema derecha que buscan modificar o impedir la demarcación de las reservas indígenas y la protección ambiental de muchos territorios valiosos desde el punto de vista ecológico y ambiental. Las políticas anti-indígenas que se han acentuado con el gobierno de Jair Bolsonaro ya existían anteriormente pero en la actualidad se intensificaron fuertemente.
La ocupación y explotación de las tierras indígenas y otras zonas de alta biodiversidad se lleva a cabo mediante la destrucción de los bosques tropicales (mediante tala y especialmente quema) dando lugar a numerosos incendios que año a año producen una destrucción acumulativa de ecosistemas y productividad de los suelos. Esta situación dificulta o impide la regeneración de la cobertura vegetal selvática desarrollándose procesos erosivos y contaminantes en las cuencas..
Una vez que los tierras han sido ocupadas por las corporaciones agropecuarias y mineras, o simplemente colonos individuales, se logra impedir la implantación de nuevos brotes arbóreos a través de sucesivas quemas, generalmente anuales, que pueden alcanzar varias decenas de miles en incendios detectables a partir de imágenes satelitales.
Los incendios continúan aumentando dando lugar a cambios climáticos locales y regionales con efectos nocivos en la salud y la calidad de vida de las poblaciones.
Hay que destacar que muchas organizaciones indígenas e indigenistas nacionales e internacionales están combatiendo estas políticas genocidas del sistema político-económico de Brasil y, en cierto modo, han retardado o impedido las acciones depredadores en el territorio.
Los principales pueblos nativos que han logrado sobrevivir con un número relativamente importante de habitantes son los siguientes.
1) Guarani (todos) 270,000 

(incluyendo los Kaiwá o Pai Tavytera, los Ñandeva o Ava Chiripá, los M’byá, Los Ava Guaraní o chiriguanos, y los Izoceños o Guarayos y los Ava Guayakíes).

2) Ticuna 70,000

3) Yanomami  35,000

4) Pai Tavytera o Kaa'wa, 40,000

5) Ñandeva o Pai Tavyterá, 25,000

6) Kaingang  30,000

7) Mbya guaraní 28,000

8) Xavantes 16,000

9) Potiguara 12,000

10) Pataxó 11,800

11) Kayapo  10,000
12) Terena 20,000

13) Sateré-Mawé  14,000

14) Xakriabá  10,000

15) Xucurú-Kariri 8,500

16) Karajá  3,000

17) Tupinambá de Olivença 3,000,

18) Tupiniquim 2,630, 

19)  Parecis  2,200

20) Bororo 1,500

21) Kadiweu   1,500

Y otras 100 naciones con poblaciones de menos de 1,500 habitantes.


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