lunes, 14 de agosto de 2017


Las rebeliones de los quilombos americanos

Al igual que los charrúas y minuanes y otros pueblos nativos del Sur en sus tolderías, los africanos esclavizados y trasplantados a la fuerza al continente americano también buscaron permanentemente medios para sustraerse de la situación oprobiosa a que los sujetaba el sistema colonial esclavista. Las rebeliones de esclavos y libertos fueron un elemento permanente en todos los lugares de América en donde había poblaciones africanas numerosas.
En América del Sur, las mayores concentraciones de esclavos africanos se dieron en las colonias portuguesas del Brasil. Como resultado de la utilización forzada de mano de obra nativa, acompañada de una enorme mortandad y fugas hacia el interior de numerosos personas y grupos, la población indígena local disminuyó rápidamente. Esta descenso demográfico fue tan dramático que al cabo de menos de medio siglo, la costa nordestina del Brasil había sido prácticamente vaciada de sus poblaciones originarias. Para paliar esa «escasez» de esclavos, los portugueses intensificaron el infame comercio de esclavos desde las costas africanas. A partir del siglo XVI y durante los tres siglos siguientes, los barcos portugueses y de otras nacionalidades involucradas en este comercio, trajeron varios millones de esclavos de África para trabajar en sus plantaciones americanas.
Las rebeliones africanas se dieron desde los primeros años de la colonia. Como resultado de éstas surgieron decenas de comunidades independientes de esclavos escapados y sus descendientes, a las que habitualmente se llamó «quilombos». Algunas eran muy grandes con poblaciones de varias decenas de miles de habitantes, como fue el caso del Quilombo de Palmares, alrededor del río Macacos y la Serra da Barriga en el actual estado de Alagoas en Brasil. 
Otras eran muy pequeñas con apenas unas pocas decenas de integrantes. Las mayores dieron lugar a enfrentamientos armados con las autoridades coloniales. En algunos casos estas luchas duraron varios años. En Palmares los sublevados pudieron resistir casi un siglo antes de ser derrotados. En otros países del continente, como en la costa occidental del actual territorio colombiano, las comunidades rebeldes eran llamadas «palenques». }
En la zona caribeña, los grupos afro- rebeldes fueron denominados «cimarrones», voz derivada del arawak «cimarrón» que significa «flecha volando», De esta expresión  salió la adaptación francesa «marron», que en inglés fue retomada como «maroon» y en castellano terminó como sinónimo del color "castaño".  

La lucha contra los «maroons» (cimarrones) jamaiquinos duró mucho tiempo, y aún hoy se encuentran varias comunidades de ese origen en el interior de la isla. 
Los cimarrones haitianos por su parte, lograron derrotar a varios ejércitos invasores y finalmente mantuvieron su independencia, en una situación que continúa hasta nuestros días. En definitiva, los maroons de Haití lograron mantener su independencia hasta nuestros días, con lo que se puede decir que Haití fue el único quilombo triunfante.

Los quilombos uruguayos

En el Uruguay las poblaciones africanas eran menos numerosas que en Brasil o en las costas e islas caribeñas. Por esa razón las rebeliones fueron más bien expresiones de rebeldía individual o de grupos relativamente pequeños. Sin embargo, en varias ocasiones dichos movimientos tuvieron una magnitud mayor dando lugar a enfrentamientos armados con las autoridades coloniales.
En 1793 se produjo la fuga de tres esclavos desde el Solís Chico (ref. Oscar Montaño, p.143) dos de los cuales fueron «casualmente» capturados. Uno fue apresado en un lugar llamado «Paso de los Minuanes» sobre el río Negro y el otro «en las estancias del Cordovés», ambos en pleno país charrúa. Posteriormente fueron regresados a su condición de esclavitud. El tercero vino a Montevideo para encontrarse con otro negro baqueano que hablaba guaraní, de nombre Francisco con quien se escaparon hacia el Yaguarón. Montaño menciona la población de Kilombo sobre el río Yaguarón donde se instaló una «toldería» de negros fugados que habría de durar varios años. Recordamos que algunos años más tarde, en 1812, fue precisamente en las cercanías del río Yaguarón que se estableció el Quilombo de Tres Árboles que habría de hostigar a las fuerzas portuguesas al tiempo que las fuerzas artiguistas se retiraban a la Banda Occidental del río Uruguay. En dicho quilombo se reporta una fuerza de varios cientos de rebeldes (probablemente incluyendo un gran número de africanos) y de infieles (charrúas, minuanes, etc) enfrentando juntos a los portugueses, en el momento en que Artigas debió retirarse circunstancialmente de la Banda Oriental. El Quilombo de Tres Árboles representa el caso más gráfico de la alianza rebelde afro-charrúa y gaucha que se dió en varias oportunidades a lo largo de las últimas décadas del siglo XVIII y primeras del siglo XIX. Durante el período artiguista, africanos y charrúas lucharon juntos integrados a la confederación multiétnica de la Liga Federal. 

La incorporación de los negros al ejército artiguista fue completa. Además de los batallones de «pardos» , había africanos o descendientes de africanos en todos los cuerpos de las fuerzas orientales que respondían al Protector. Los charrúas, en cambio, mantuvieron su identidad grupal, tanto en la batalla como al momento de levantar sus tolderías, que eran ubicadas normalmente a cierta distancia del campamento central de las fuerzas criollas. (continúa)
De "Los Pueblos del Jaguar", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones.


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