Danilo Antón
Si bien han habido discusiones sobre la posible génesis biótica o abiótica del petróleo desde el siglo XIX, y todavía continúan, en las últimas décadas hubo prácticamente unanimidad de que el carbón era de origen biológico.
Sin embargo, hay autores, como Thomas Gold, que piensan que los hidrocarburos son de origen mineral. Es la teoría abiótica con la cual estamos de acuerdo en general. Esta teoría también se aplica al origen del carbón.
En muchos casos, los yacimientos de carbón presentan fósiles vegetales, a menudo bien conservados.
En ellos, pueden apreciarse los detalles menores de la morfología foliar, las enervaduras de las hojas, los tallos y muchos otros rasgos que tienen indudablemente un origen vegetal.
Sin embargo, a pesar de esas aparentes evidencias, Thomas Gold sostiene, con buenos argumentos, que el carbón también es de origen mineral.
De acuerdo a la teoría de Gold, los fluidos carbonosos ascendentes, crecientemente enriquecidos en carbono, impregnan las acumulaciones de depósitos vegetales fósiles dando lugar a su carbonización.
Se trataría de un proceso similar a la silicificación, donde diversos restos fósiles (por ejemplo, la madera fósil) son atravesados por los fluidos silíceos que sustituyen los átomos y moléculas originales de la madera produciendo su petrificación.
Las maderas silicificadas o xilópalos son relativamente comunes. Según Gold, un fenómeno del mismo tipo se produciría con el carbón.
Razona este autor que muchas capas carbonosas tienen hasta 10 metros de espesor con un contenido mineral de apenas 4%. La mayor parte del material está compuesto de carbono con algo de hidrógeno, oxígeno y azufre.
Si imaginamos un origen pantanoso para estas capas se requerirían acumulaciones de 300 metros de espesor con contenidosminerales de menos de 1%. Este tipo de pantanos no existen en la actualidad y «aunque hayan existido en algún momento, es improbable que las plantas pudieran crecer en tales circunstancias».
La teoría del origen abiogénico permite explicar la formación del carbón en forma mucho más lógica. Sería el resultado del ascenso de fluidos enriquecidos en carbono a través de capas que, en muchos casos, originalmente ya tenían bastante materia orgánica fosilizada. Concluye Gold que, en su opinión, los yacimientos carboníferos todavía se estarían formando en la actualidad.
Otros argumentos expuestos por este autor son los siguientes:
1) Si el carbón se produjera por la transformación de la materia orgánica, no se podrían conservar los detalles morfológicos de los restos vegetales. En muchos casos se pueden observar pedazos de madera perfectamente preservados, a veces sin ninguna carbonización, sin signos siquiera de haber comenzado un proceso de carbonización, rodeados de carbón casi puro. Deduce Gold que estos restos no fueron impregnados aún por el fluido carbonoso ascendente.
2) Los yacimientos de carbón se encuentran a menudo por encima de los yacimientos de petróleo, los que a su vez se superponen a yacimientos gasíferos. Esta sucesión estaría relacionada al enriquecimiento en carbono de los hidrocarburos en ascenso.
3) La continua emisión de metano que se observa en las minas de carbon, y que es uno de los principales problemas de su explotación, provoca incendios, explosiones y muertes por asfixia de los trabajadores.
De "¿Inagotables? Gas natural y petróleo", Danilo Antón, Piriguazúe Ediciones.
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