La multiplicación del ganado en las praderas del Sur de América
Si bien la introducción del ganado bovino en el sur de América del Sur se remonta a mediados del siglo XVI la proliferación efectiva tuvo lugar a fines del siglo XVI y principios del siglo XVII.
En esa época las mayores concentraciones de ganado habían estado en la zona de Buenos Aires y en las actuales provincias de Santa Fe y Córdoba hasta Tucumán. Y solo a principios del siglo XVII se extenderían a la Banda Oriental.
Durante ese período, la producción ganadera tendía a utilizarse para surtir las explotaciones mineras de plata del Alto Perú en Potosí en donde había por el 1650 unos 160,000 habitantes. Tucumán era punto de origen de parte del charque consumido en Potosí, e incluso, hubo muchas expediciones de grandes tropas bonaerenses que atravesaron los casi dos mil quilómetros de distancia con el fin de comercializar sus ganados en el Alto Perú[1].
En esa época las mayores concentraciones de ganado habían estado en la zona de Buenos Aires y en las actuales provincias de Santa Fe y Córdoba hasta Tucumán. Y solo a principios del siglo XVII se extenderían a la Banda Oriental.
Durante ese período, la producción ganadera tendía a utilizarse para surtir las explotaciones mineras de plata del Alto Perú en Potosí en donde había por el 1650 unos 160,000 habitantes. Tucumán era punto de origen de parte del charque consumido en Potosí, e incluso, hubo muchas expediciones de grandes tropas bonaerenses que atravesaron los casi dos mil quilómetros de distancia con el fin de comercializar sus ganados en el Alto Perú[1].
Sin embargo la ganadería bonaerense tenía serios problemas. Uno de ellos era el clima adverso. En efecto, a pesar de que las praderas bonaerenses aparecen como muy aptas para el desarrollo ganadero, las lluvias manifestaron una gran irregularidad durante los siglos XVII y XVIII.
Durante estos siglos se experimentaron no menos de 75 años de sequía que llegaron a su máximo en 1791[2], cuando se tuvieron que importar ganados de la Banda Oriental para el abasto de Buenos Aires[3]. Otro factor que influía en la de desarrollo de la ganadería en Buenos Aires era la competencia por el ganado entre las diferentes parcialidades indígenas y los españoles de Buenos Aires. En efecto, en Buenos Aires, no eran sólo los pueblos pampas que "manejaban" el "ecosistema" ganadero. Desde hacía unos años se había producido una invasión gradual de pueblos araucanos con técnicas pastoriles, quien colaboraban o competían con los cazadores nativos[4], dificultando las tropeadas y actividades de las estancias de españoles y criollos. Como resultado de ello, en poco tiempo los ganados "cimarrones" fueron prácticamente eliminados.
Al igual que sucedería luego en la Banda Oriental, la implantación ganadera en Buenos Aires determinó la disminución sensible de los demás herbívoros, obligando a las comunidades indígenas a depender de los ganados cimarrones. Cuando éstos fueron mermando a fines del siglo XVII y durante prácticamente todo el siglo XVIII, los pueblos nativos de la Pampa se vieron obligados a atacar a los pastores y estancias para poder alimentarse. Ante el rechazo militar español, los pueblos autóctonos fueron gradualmente replegándose hacia las estepas patagónicas y puntanas. Los "malones" (ataques) indígenas prosiguieron por mucho tiempo después en las áreas pampeanas periféricas.
En la Banda Oriental, los pueblos nativos, principalmente charrúas y guenoas[i] (minuanes), se vieron favorecidos por un ecosistema de pasturas muy apropiado para la nueva especie que se introdujo.
La explotación del recurso por los colonizadores se limitó al principio, a las "cuereadas" de corambreros que operaban a cuenta de exportadores porteños a partir de la estancia Real del Colla (sitio donde se establecería en tiempos posteriores el pueblo del Rosario Oriental, actualmente la ciudad de Rosario del Colla) y en la posta de San Juan al norte de la actual ciudad de Colonia.
En el norte charrúas y guenoas sufrieron primero la competencia de los "camiluchos" misioneros que bajaban de Yapeyú en la margen occidental del Uruguay o de alguno de los siete pueblos misioneros orientales. Simultáneamente, comenzó a desarrollarse una comercialización creciente hacia las colonias portuguesas de territorio brasilero (generalmente, hacia los puertos de la zona de Laguna en el actual estado de Santa Catarina, para ser reembarcado a Sao Vicente o Rio de Janeiro). Dicho tráfico se aceleró enormemente a partir de la fundación y establecimiento efectivo de Colonia del Sacramento en 1680, de la población de Laguna en 1690 y de Porto dos Casais (futura Porto Alegre) en 1742-3.
En ese período la ganadería bonaerense tenía serios problemas. Uno de ellos era el clima adverso. En efecto, a pesar de que las praderas bonaerenses aparecen como muy aptas para el desarrollo ganadero, las lluvias manifestaron una gran irregularidad durante los siglos XVII y XVIII. Durante estos siglos se experimentaron no menos de 75 años de sequía que llegaron a su máximo en 1791[5], cuando se tuvieron que importar ganados de la Banda Oriental para el abasto de Buenos Aires[6]. Otro factor que influía en la de desarrollo de la ganadería en Buenos Aires era la competencia por el ganado entre las diferentes parcialidades indígenas y los españoles de Buenos Aires. En efecto, en Buenos Aires, no eran sólo los pueblos nativos pampeanos que "manejaban" el "ecosistema" ganadero. Desde hacía unos años se había producido una invasión gradual de pueblos mapuches con técnicas pastoriles, quien colaboraban o competían con los cazadores pampeanos[7], dificultando las tropeadas y actividades de las estancias de españoles y criollos. Como resultado de ello, en poco tiempo los ganados "cimarrones" fueron prácticamente eliminados.
Al igual que sucedería luego en la Banda Oriental, la implantación ganadera en Buenos Aires determinó la disminución sensible de los demás herbívoros, obligando a los pueblos nativos de la Pampa a depender de los ganados cimarrones. Cuando éstos fueron mermando a fines del siglo XVII y durante prácticamente todo el siglo XVIII, los pueblos indígenas locales se vieron obligados a atacar a los pastores y estancias para poder alimentarse. Ante el rechazo militar español, los pueblos pampeanos fueron gradualmente replegándose hacia las estepas patagónicas y puntanas. Los "malones" (ataques) pampas prosiguieron por mucho tiempo después en las áreas pampeanas periféricas.
En la Banda Oriental, la competencia por el ganado se limitó al principio, al consumo de las comunidades indígenas y a las "cuereadas" de corambreros que operaban a cuenta de exportadores porteños a partir de la estancia Real del Colla (sitio donde se establecería en tiempos posteriores el pueblo del Rosario Oriental, actualmente la ciudad de Rosario del Colla) y en la posta de San Juan al norte de la actual ciudad de Colonia.
En el norte los pueblos nativos (principalmente los guenoas) sufrieron primero la competencia de los "camiluchos" misioneros que bajaban de Yapeyú en la margen occidental del Uruguay o de alguno de los siete pueblos misioneros orientales. Simultáneamente, comenzó a desarrollarse una comercialización creciente hacia las colonias portuguesas de territorio brasilero (generalmente, hacia los puertos de la zona de Laguna en el actual estado de Santa Catarina, para ser reembarcado a Sao Vicente o Rio de Janeiro). Dicho tráfico se aceleró enormemente a partir de la fundación y establecimiento efectivo de Colonia del Sacramento en 1680, de la población de Laguna en 1690 y de Porto dos Casais (futura Porto Alegre) en 1742-3.
A principios del siglo XVIII, el comercio de ganado se dirigía radialmente en varias direcciones. Hacia el norte, rumbo a las misiones jesuíticas, hacia el este, hacia los dominios portugueses de Laguna, hacia el suroeste rumbo al enclave portugués de Colonia del Sacramento, hacia el sur-suroeste rumbo a la gran estancia española del sur en el Colla y esporádicamente hacia el este-sureste (actual Departamento de Rocha) rumbo a los establecimientos europeos (franceses, holandeses, entre otros) que cada tanto se establecían en las ensenadas de eso que los europeos denominaban la "tierra de nadie" con fines comerciales.
Charruas y guenoas participaron activamente en ese comercio. Hay constancia de que los minuanes fueron los principales abastecedores de ganado a Colonia, y de que también transportaron tropas a las tierras portuguesas del este.
Con el tiempo, la extracción del ganado oriental dió lugar a
la aparición de un tipo humano no muy numeroso, pero muy activo e itinerante:
el "changador", constituído por una mezcla étnica indiscutible de
charrúas, guenoas, tapes[8], criollos de origen español
o portugués, mestizos de varias layas, negros escapados de los dominios de
Portugal y de España y mestizos de diversas layas. El changador, cuyo número en
toda la Banda Oriental tal vez no excedería del millar, era un individuo que
vivía fuera de la ley, y que de a poco fue aumentando su número con mujeres
raptadas en las tolderías y a las estancias cercanas. Los changadores
adoptaron muchas costumbres de las naciones aborígenes pero no se mezclaron más
que marginalmente con éstos. A partir de los changadores habría de aparecer a
fines del siglo XVIII en la Banda Oriental un nuevo personaje que aportaría una
nueva fisionomía cultural a los campos y praderas del país: el gaucho.
(adaptado del libro Uruguaypirí, D.Antón)
[3] Hay referencias de sequías en Buenos Aires en los años 1611, 1614, 1620, 1621, 1625, 1627, 1630, 1638, 1644, 1648, 1654, 1657, 1659, 1661, 1664, 1674, 1675 y 1677, de 1681 al 1683, de 1691 al 1693, en 1698, en 1699, en las dos primeras décadas del siglo XVIII, en los años 1722, 1725, 1726 y 1729, en las décadas de 1730 y 1740, de 1753 a 1759, en los años 1760, 1764, 1766, 1767 y 1768 y durante las tres últimas décadas del siglo.
[6] Hay referencias de sequías en Buenos Aires en los años 1611, 1614, 1620, 1621, 1625, 1627, 1630, 1638, 1644, 1648, 1654, 1657, 1659, 1661, 1664, 1674, 1675 y 1677, de 1681 al 1683, de 1691 al 1693, en 1698, en 1699, en las dos primeras décadas del siglo XVIII, en los años 1722, 1725, 1726 y 1729, en las décadas de 1730 y 1740, de 1753 a 1759, en los años 1760, 1764, 1766, 1767 y 1768 y durante las tres últimas décadas del siglo.
[8] En general usaremos las palabras "tapes" o "guaraníes" como sinónimos. La palabra "tape" se refiere a los indios guaraníes misioneros, y en particular a los oriundos de la sierra de Tape. La palabra "guaraní" tiene una connotación más global incluyendo no solo los "tapes" sino también otras agrupaciones del mismo origen étnico de otras zonas del continente.
[i] En general, se considera que guenoas y minuanes son la misma nación indígena que eran denominados guenoas por los jesuitas y minuanes por los españoles de Buenos Aires y Montevideo..
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