El transporte de esclavos
Un testigo de los tratos que se le daban a los esclavos en Sevilla fue Fray Tomás Mercado quien señalaba: «Los tratan cruelísimamente en el camino cuanto al vestido, comida y bebida. Piensan que ahorran trayéndolos desnudos, matándolos de sed y de hambre, y cierto se engañan, que antes pierden. Embarcar en una nave que a veces no es carraca, cuatrocientos y quinientos de ellos, do el mesmo olor basta matar los más, como en efecto muchos mueren: que maravilla no es mermar a veinte por ciento; y porque nadie piense digo exageraciones, no ha cuatro meses que los mercaderes de gradas sacaron para Nueva España de Cabo Verde en una nao quinientos, y en una sola noche amanecieron muertos ciento veinte, porque los metieron como a lechones, y aún peor debajo de cubierta a todos do su mesmo huelgo y hediondez (que bastaba a corromper los aires y sacarlos a todos de la vida) los mató, y fuera justo castigo de Dios murieran aquellos hombres bestiales que los llevan a su cargo; y no paró en esto el negocio que antes de llegar a México murieron cuasi trescientos. Contar lo que pasa en el tratamiento de los que viven sería un nunca acabar.»61
La mayor parte de los esclavos portugueses estaban destinados a las costas del Brasil y al Caribe, para utilizarlos como trabajadores forzados en las plantaciones azucareras, las mismas en donde pocos años antes habían perecido millones de indígenas americanos. Los esclavos ingleses fueron transportados en su mayor parte a las plantaciones de América del Norte, Jamaica, Trinidad y Barbados y en mucho menor grado al río de la Plata. El destino de los esclavos franceses fueron las colonias del Caribe: Haiti, Martinica, Guadalupe y otras colonias francesas en el continente.
Proveniencia de la inmigración forzada
Los africanos recién llegados al continente americano gradualmente fueron incorporados a las comunidades afro-americanas ya existentes. Los adultos recordaban sus patrias originales, sus religiones y sus costumbres y se encargaron de enseñar a los niños las viejas tradiciones y creencias. Debido a la heterogeneidad de las culturas de los inmigrantes africanos y a las políticas deliberadas para evitar su consolidación social se perdieron muchos elementos. Al final, de a poco, inexorablemente, los remanentes de las culturas originales se fueron fundiendo con las sociedades criollas y nativas desarrollándose culturas nuevas. Así surgieron nuevas dialectos (como el creole en Haiti, el pidgin english de Jamaica, el papiamento en Curacao y el bozal en Montevideo) y religiones (candomblé en Bahia, macumba en Rio de Janeiro, candombe en Montevideo, espiritismo en la zona de Barlovento, Venezuela, y las santerías cubanas.
La resistencia de los africanos en América adoptó multiples formas. Las rebeliones fueron numerosas y algunas de ellas duraron varias décadas. Se desarrollaron mocambos y quilombos a lo largo y a lo ancho del territorio colonial brasilero, palenques en el valle del río Magdalena, comunidades de cimarrones en Cuba y Santo Domingo y poblaciones maroons en Jamaica, Surinam y las colonias inglesas de América del Norte. En muchos casos, se unieron a los núcleos rebeldes nativos para enfrentar con mayor posibilidad de éxito al invasor: había esclavos africanos fugados en la rebelión seminola en los Everglades en 1837, en las tolderías charrúas y pampas en las praderas del sur, en los Aquilombos@ tupi de Brasil y en el campamento multiétnico de Purificación
Quilombos y mocambos en Brasil
En Brasil las comunidades rebeldes de africanos fugados se llamaban quilombos o mocambos. La primera registrada ocurrió en 1575 cerca de Bahia. Algunos años más tarde negros rebeldes de Guinea habían ocupado las montañas cercanas en Jaguaripe, mientras que en 1601 hay referencias a otro Quilombo organizado en Itapicum, seguido 6 años después por una rebelión de hausas (también en Bahía). Durante el siglo diecisierte hubieron varios quilombos que crearon dificultades a las autoridades coloniales: en Rio Vermelho en 1629, en Palmares de 1630 a 1697, en Itapicurú en 1636, en Rio Real en 1640 y en Cairú en 1663.
En el siglo dieciocho hubieron numerosos intentos rebeldes, en Camamú en 1723, en Buraco de Tatu (Bahía) durando desde 1743 hasta 1763, el de Santo Amaro en Ipitanga en 1741, el de Itapoa en 1763 y el de Cachoeira en 1797.
Cuando la expansión portuguesa hacia el interior de los que se llamaría más tarde Minas Gerais, en la zona de Passanha, la tierra estaba ocupado por los Malali quienes vivían desde hacía unos años con grupos cimarrones negros. Comenta un cronista (St Hillaire) “Parecen más mulatos que indios”
Del mismo modo estaban mestizados con africanos los Caribocas. Señalaba el propio StHillair que su Dios era invocado bajo el nombre de Ñandiñan, y que las mujeres fumaban para alejar las tormentas. Durante el siglo dieciocho, en Minas se registraron un gran número de quilombos de los que se conocen un puñado: en Ambrosio, en Zundu, en Gareca, en Calaboca (o cerca de Zapucahy), en Rio das Mortes. Sobre los fines del siglo se formaron quilombos fuertes en Mato Grosso (el Quilombo de Carlotta en 1770, el Quilombo de Piolho en 1795 formado por mestizos caborés descendientes de cabixés y negros. En otras zonas de Brasil también abundaron las comunidades cimarronas: cerca de Sao Jose en Maranhao(1772), en Sao Paulo, cerca del río Tieté e incluso en el siglo diecinueve en Linhares en 1810, en Corcovado (Rio de Janeiro) en 1829, en Cahuca, muy cerca de Recife en 1828 y en muchos otros lugares hasta que se produjo la abolición de la esclavitud sobre el fin del siglo. De todos los quilombos antes mencionados, ninguno tuvo la magnitud y trascendencia y duración de la llamada “Federación de Palmares”.
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