Reflexiones acerca de la guerra en Irak y la aparición del Estado Islámico (ISIS)
La situación en el norte de Iraq es extremadamente compleja. Al noreste predomina la población de origen kurdo.
El Kurdistán iraquì está constituido por unos 8 millones de habitantes en 78,000 km2, con capital en la ciudad de Erbil que posee 1.5 millones de habitantes. La mayoría de esta población es bilingüe en idiomas kurdo y árabe. También se hablan el arameo (neo-arameo asirio), el turkomano y el armenio por sus respectivas comunidades.
El Islam de afiliación sunita es la principal religión con escasa expresión de los musulmanes shiitas (que son mayoría en el sur de Iraq). Existen otros grupos religiosos de diversa importancia. Los asirios de lengua aramea (unas 80,000 personas) son cristianos, los yezidis, que étnicamente son kurdos pero no son musulmanes (estimados en unos 500,000) tienen su propia religión que se emparenta con el antiguo zoroastrismo persa.
Para hacer más compleja la situación se sabe que en el Kurdistán iraquí existen vastos yacimientos de hidrocarburos (por lo menos 45,000 millones de barriles) que lo hacen la sexta reserva petrolífera del mundo. Varias compañías han firmado acuerdos con el gobierno kurdo (generalmente con oposición de Bagdad) entre ellas Exxon, Total, Chevron, Talisman, GenEnergy, Hunt Oil, Gulf Keystone Petroleum y Marathon Oil. La extracción efectiva bajo control kurdo comenzó en el año 2007. Debido a su poder económico y posición geopolítica el estado kurdo (que no es reconocido internacionalmente) en los hechos está funcionando como tal.
El sector noroccidental de Iraq (fuera del Kurdistán) está constituido por zonas montañosas y áridas, y es atravesado por el río Tigris cuyos sedimentos dan lugar a las principales tierras agrícolas. La población de esta zona es predominantemente sunita con pequeñas minorías shiitas, asirio-cristianas y yazidis. La principal ciudad de esta zona es Mosul con más de 1.5 millones de habitantes.
Las sucesivas guerras en Iraq, la invasión de los EEUU, el derrocamiento y la muerte de Saddam Hussein, dieron lugar a una profunda inestabilidad política desencadenando contradicciones que estaban controladas durante la dictadura d Hussein.
Los kurdos aprovecharon la situación creando una zona controlada (con el apoyo de los EEUU e intereses petroleros) que prácticamente se ha transformado en un estado independiente.
Por otro lado la continua intervención militar, política y cultural de las potencias occidentales en Medio Oriente llevó a una reacción enérgica de los sectores radicales del Islam, en particular los iraquís y los sirios sunitas, que los llevó a conectarse con los grupos violentistas de Al Qaeda. De esta alianza surgió un movimiento ultra-radical que busca construir un estado islámico (que llaman “califato”) el E.I, en el norte de Iraq y Siria Este grupo es extremadamente fundamentalista, cargado de un proselitismo autoritario que busca convertir por las buenas o por las malas a los grupos no-islámicos. Estas comunidades (principalmente asirio-cristianas y yasidís) que han logrado conservar sus religiones por muchos siglos no se convierten al Islam fácilmente. En los hechos la estrategia de forzar la conversión llevó a medidas de extrema crueldad con estas poblaciones. No se conocen los detalles de estos atropellos y hay imágenes perturbadoras que han aparecido en los medios. Aùn restando las exageraciones que pueda haber, es claro que EI está violando sistemáticamente los derechos humanos de los asirio-cristianos y yasidís y probablemente de las comunidades kurdas en el territorio que controlan. La única fuerza capaz de detener este avance del EI parece ser el ejército kurdo de los peshmergas. Con el apoyo de EEUU y países europeos occidentales los kurdos han recuperado parte de las àreas previamente bajo poder del EI. La complejidad de la situación hace difícil pronunciarse en forma definitiva. Sin embargo no cabe duda que hay dos causas étnico-religiosas que merecen respeto: la sobrevivencia de los grupos minoritarios religiosos y el derecho de los kurdos de tener su propio estado. Para que ello ocurra las comunidades kurdas se han comprometido íntegramente en la lucha autonomista. En particular, se hacen notar las brigadas femeninas peshmergas que combaten a la par de los hombres defendiendo los derechos de su pueblo. Este hecho, en sociedades violentamente patriarcales, muestra un aspecto social, político y militar que llama la atención y permite abrigar esperanzas de que en el futuro esta situación discriminatoria puede empezar a cambiar. El Estado Islámico, por el contrario, representa la reacción desaforada, discriminadora y fundamentalista a los cambios culturales y políticos que se han dado en la región iraquí.
En los hechos el sectarismo extremo del Estado Islámico ha logrado unir los protagonistas políticos en su contra. El ejército iraquí, los peshmergas kurdos, el ejército Sirio, los EEUU, Turquía, Irán y Rusia, se han unido en los hechos para eliminar este núcleo de subversión ultra-fundamentalista del EI. Todas estas fuerzas habrán de debilitar y finalmente destruir este auto-denominado califato.
Con este desenlace, prácticamente inevitable, no se habrán resuelto los problemas y conflictos de la region sirio-iraquí. Muy por el contrario, al desaparecer el EI las fuerzas en pugna comenzarán a luchar por el control territorial y lamentablemente, es probable que la guerra continúe.
En esta complejidad política, religiosa y cultural no caben las interpretaciones maniqueas simples y esquemáticas. Solo podemos esperar que el desarrollo de la situación lleve a que los diferentes pueblos de Irak y Siria sean respetados en sus culturas y religiones más allá de los intereses geopolíticos y económicos en juego.
De "Pueblos de Pocas Lluvias y Mucha Sangre", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones.
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