Si bien el satélite de La Tierra está a su misma distancia del sol y recibe una cantidad comparable de radiación solar, hay algunas diferencias que influyen en la temperatura de la superficie.
Un factor que tiene influencia es la inexistencia de una atmósfera lunar, mientras que en La Tierra, hay una atmósfera relativamente densa. Al no tener atmósfera la Luna, las variaciones de temperatura entre el día y la noche son rápidas y extremas. Pero seguramente el factor más influyente es la duración del día lunar que se extiende por más de 29.5 días. Eso quiere decir que el sol está sobre el horizonte durante 14.7 días terrestres y, correlativamente, la noche dura otro tanto.
Más de 14 días de brillo solar provoca muy fuertes calentamientos en la superficie que puede llegar a experimentar temperaturas muy elevadas de 130-140 grados centígrados.. Por el contrario en la noche, se produce un fuerte enfriamiento, llevando la temperatura a 140-150 grados centígrados bajo cero. En esas condiciones, se hace muy difícil el funcionamiento de bases habitadas sin tomar fuertes precauciones y por supuesto el costo y los riesgos de la instalación de un asentamiento humano se eleva considerablemente. Durante las misiones Apolo se escogió el período inmediatamente posterior al amanecer (no hay que olvidar que en la Luna hay un amanecer cada 29 días (aproximadamente) antes que las temperaturas subieran demasiado. Una opción que se plantea es establecer las bases cerca de la zona polar donde la variación térmica es algo menor y en su proximidad existen algunos cráteres profundos que no reciben nunca la luz del sol y contienen hielo que podría ser fundido para utilizar el agua.
Un factor que tiene influencia es la inexistencia de una atmósfera lunar, mientras que en La Tierra, hay una atmósfera relativamente densa. Al no tener atmósfera la Luna, las variaciones de temperatura entre el día y la noche son rápidas y extremas. Pero seguramente el factor más influyente es la duración del día lunar que se extiende por más de 29.5 días. Eso quiere decir que el sol está sobre el horizonte durante 14.7 días terrestres y, correlativamente, la noche dura otro tanto.
Más de 14 días de brillo solar provoca muy fuertes calentamientos en la superficie que puede llegar a experimentar temperaturas muy elevadas de 130-140 grados centígrados.. Por el contrario en la noche, se produce un fuerte enfriamiento, llevando la temperatura a 140-150 grados centígrados bajo cero. En esas condiciones, se hace muy difícil el funcionamiento de bases habitadas sin tomar fuertes precauciones y por supuesto el costo y los riesgos de la instalación de un asentamiento humano se eleva considerablemente. Durante las misiones Apolo se escogió el período inmediatamente posterior al amanecer (no hay que olvidar que en la Luna hay un amanecer cada 29 días (aproximadamente) antes que las temperaturas subieran demasiado. Una opción que se plantea es establecer las bases cerca de la zona polar donde la variación térmica es algo menor y en su proximidad existen algunos cráteres profundos que no reciben nunca la luz del sol y contienen hielo que podría ser fundido para utilizar el agua.
Otra opción podría ser utilizar las “tubos de lava”. Estos son verdaderos túneles, a veces muy extensos, que se formaron cuando se depositaron las lavas volcánicas hace tres o cuatro mil millones de años. La lava se solidificó en la superficie y siguió fluyendo en profundidad formando los túneles. En algunos de estos túneles (que pueden tener varios kilómetros de longitud y tal vez un ancho de varios cientos de metros) los techos se han derrumbado y se observan pozos anchos y profundos que permitirían refugiarse para evitar los contrastes térmicos exagerados. Además ayudaría a protegerse de la radiación solar, de los rayos cósmicos y las caidas de meteoritos. No sabemos que hay dentro de dichos túneles pero en mi opinión, siguiendo las teorías de Thomas Gold, pienso que se han podido acumular gases provenientes del interior de la Luna que sufre procesos de degasificación desde su formación.
En particular los gases emitidos (algunos de los cuales probablemente están congelados debido a las bajas temperaturas) pueden ser nitrógeno, metano, agua, dióxido de carbono, y tal vez oxígeno. Si así fuera, esta composición podría aportar recursos necesarios para un futuro establecimiento de los seres humanos más allá de la Tierra. Habrá quien piensa que tal vez no valga la pena invertir enormes recursos en una aventura de colonización de este tipo. Tal vez no hay ninguna razón válida para hacerlo. O tal vez sí la haya. Depende de nuestro enfoque existencial como especie. Si aceptamos este desafío tal vez estaremos comenzando una nueva era en la civilización cuyo desenlace es difícil imaginar.
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