Los Chanáes, pueblos canoeros del Sur de América
D.Antón
Los chanáes eran pueblos de pescadores y cazadores de mamíferos y otros animales
acuáticos y marginalmente agricultores. Se desplazaban en canoas hechas a
partir de troncos de árboles ahuecados y vivían en aldeas protegidas por
empalizadas en zonas no inundables del delta o la llanura aluvial del Paraná.
Tenían cultivos, donde plantaban maíz, porotos, zapallos, mandioca y otras
plantas subtropicales.
Los timbúes
Los chana- timbúes de acuerdo a Schmidl
Eran
naciones de carácter pacífico, que fueron rápidamente controladas por los
invasores, quienes procuraron organizar encomiendas o reducciones para una
mejor explotación de su trabajo. Las encomiendas fracasaron debido a las
mortandades y fugas, mientras que las reducciones, que perduraron algún tiempo,
también se fueron extinguiendo gradualmente por razones análogas.
Algunas
reducciones continuaron por un período mayor, como es el caso de Santo Domingo
de Soriano, que fuera constituída en la banda occidental del Uruguay durante el
siglo XVII, con chanáes traidos desde el Paraná, . En las décadas siguientes
las familias de Santo Domingo fueran trasladadas a la isla del Vizcaíno en la
margen oriental del Uruguay, y finalmente, ya en el siglo XVII, fue situada en
la ubicación actual, al sur de la desembocadura del río Negro.
Desde el
punto de vista étnico, los chanáes del Paraná estaban emparentados con otros pueblos
chanáes (también llamados arawak), localizados en el Paraguay medio (chaná-
guanáes), en el pie de monte andino de la actual provincia boliviana de Santa
Cruz (chanés), en el Chaco boreal (mojos y baures), en la Chapada dos Parecís
(parecís) y en otras zonas del continente.
Los timbúes
Los
timbúes eran una de las naciones chaná más numerosas del valle inferior del
Paraná. Su población era del orden de 15,000 individuos, tal vez más.
Habitaban
en ambas márgenes y en las islas del delta (que compartían con otros grupos:
guaraníes y charrúas).
Debido a
las características dominantemente acuáticas de la región deltaica y zonas
aledañas, su actividad principal era la pesca y la caza de mamíferos y aves
acuáticas.
Navegaban
los canales entre las islas con canoas construidas a partir de troncos de
árboles. Según Schmidl había por lo menos unas cuatrocientas canoas, que eran
propulsadas por unos 16 remeros cada una (lo cual equivale a más de 6,000
remeros en total)
Los suelos del delta y llanuras aluviales paranaenses son frecuentemente arenosos y por tanto no es posible desarrollar actividades agrícolas significativas. Por esa razón, los invasores encontraron pueblos que no practicaban el cultivo de la tierra en forma aparente.
Los suelos del delta y llanuras aluviales paranaenses son frecuentemente arenosos y por tanto no es posible desarrollar actividades agrícolas significativas. Por esa razón, los invasores encontraron pueblos que no practicaban el cultivo de la tierra en forma aparente.
Esto se
aplica a otros pueblos que habitaban la misma región, como los charrúas y
querandíes, y en menor grado a los guaraníes.
De todos
modos, los hallazgos arqueológicos recientes permitieron desenterrar una
industria alfarera que incluye abundantes platos grandes que indicarían «la
existencia de una economía basada en el cultivo de la mandioca».
Los chana- timbúes de acuerdo a Schmidl
Schmidl
relata en forma ilustrativa la partida del grupo expedicionario desde Buenos
Aires, su viaje de más de 400 kms (84 leguas) aguas arriba por el río, así como
los principales rasgos de la nación chaná-timbú paranaense y la recepción que
le ofrecieron los timbúes al llegar:
«Nuestro
capitán Juan Ayolas mandó convocar los cuatrocientos hombres de la tropa y los
embarcó en los buques, y viajó aguas arriba por el río Paraná. También viajó
con nosotros nuestro supremo capitán general don Pedro Mendoza; y estuvimos en
viaje durante dos meses, pues hay ochenta y cuatro, leguas desde donde habíamos
dejado los cuatro buques hasta el lugar donde habitan los Timbús. Estos llevan
en ambos lados de la nariz una estrellita, hecha de una piedra blanca y azul, y
son gente de cuerpo grande y fornido.... La fuerza de los indios es mucha, como
sabréis por mí más adelante, y no comen otra cosa que carne y pescado: en toda
su vida no han comido otra comida. Se calcula que esta nación tiene como quince
mil hombres, más bien más que menos; tienen canoas, iguales a esas que allá en
Alemania se llaman barquitos, y usan los pescadores. Estas canoas se hacen con
un árbol y tienen un ancho de tres pies en el fondo y un largo de ochenta pies.
Pueden viajar en ellas cualquiera sea el tiempo hasta diez y seis hombres y
todos deben remar; tienen remos como los que usan los pescadores en Alemania,
salvo que no son reforzados con hierro en la punta de abajo.
Cuando
llegamos con nuestros buques a cuatro leguas de su pueblo, nos divisaron y
vinieron a nuestro encuentro como en cuatrocientas canoas, y en cada una había
diez y seis hombres, y se nos acercaron pacíficamente. Nuestro capitán regaló
entonces al indio principal de los Timbús, que se llamaba Cheraguazú, una
camisa y un birrete rojo, un hacha y otras cosas más de rescate. El tal
Cheraguazú nos condujo a su pueblo, y nos dieron carne y pescado hasta
hartarnos; si este viaje hubiera durado diez días más, todos nos hubiéramos
muerto de hambre. Así y todo murieron, durante ese viaje, cincuenta de los
cuatrocientos hombres».
Los
beguás
Los
beguás o mbeguás eran probablemente pueblos chanás que habitaban las islas y
orillas del Paraná inferior, aguas abajo delos timbúes, extendiéndose hacia el
estuario platense e incluso hasta la costa atlántica.
La
presencia de beguás ha sido constatada en la zona de
Hay una
descripción de Roger Barlow, expedicionario con Gaboto, de 1528, que señalaba
que «sobre la costa de Santa Lucía y hasta San Salvador hay ciertas
generaciones de indios llamados biguais y charnais que viven de la caza y de la
pesca y no se comen unos a otros.»30
Dos años
después (1530) se conservan declaraciones de Juan de Valdivieso, de la armada
de Sebastián Gaboto en donde se señala que se encontraron «dos canoas de indios
de la nación de los beguales e vinieron a bordo de dicha nave capitana» y al
preguntarle un intérprete de dicha nación de donde venían indicaron el Cabo
Santa María (probablemente Punta del Este actual). 31
De
acuerdo a esta información, los beguás se trasladaban habitualmente por vía
marítima de un punto a otro de sus dominios tradicionales. Es probable que
otros pueblos procediesen de la misma forma, y aunque no existen suficientes
datos para asegurarlo es razonable imaginar que este tipo de transporte y
comunicación sería habitual.
Los
corondás
Los
corondás eran una nación localizada unos veinte kilómetros aguas arriba del
país timbú, en las cercanías de la laguna del mismo nombre, unos pocos
kilómetros aguas arriba de la desembocadura del río Carcarañá . De acuerdo a
las descripciones, eran muy semejantes a los timbú, tnato desde punto de vista
de sus costumbres como de su lengua. La descripción de Schmidl es bastante
elocuente.
«Zarpamos de ese puerto,
que se llama Buena Esperanza, con ocho bergantines, y después de un día de
navegación, o sea cuatro leguas de camino, llegamos a una nación que se llama
Corondá; también viven de pescado y carne y son aproximadamente doce mil
hombres adultos, de los que pueden guerrear, y en todo son iguales a los
Timbús. También tienen dos estrellitas a ambos lados de la nariz; también son
personas garbosas y las mujeres feas, con arañazos azulados en la cara, tanto
jóvenes como viejas y tapan las vergüenzas con un trapo de algodón; tienen
estos indios muchos cueros curtidos de nutria y muchísimas canoas. Y ellos
compartieron con nosotros su escasez de carne y pescado y cueros y otras cosas
más; nosotros también del mismo modo les dimos cuentas de vidrio, rosarios,
espejos, peines, cuchillos y otras cosas, y quedamos con ellos durante dos
días. También nos dieron dos indios Carios que tenían cautivos, por su habla y
para que nos enseñara en el camino.»
Los
quiloazas
Los
quiloazas habitaban en la zona fluvial del Paraná pocos kilómetros antes de
llegar a la desembocadura del río Salado sobre la margen oriental del Paraná.
Hablaban una misma lengua que los timbúes y corondás y tenían un género de vida
comparable. Según Schmidl su número era muy grande (del orden de 100,000
habitantes o más).
Su
descripción es ilustrativa.
«De ahí
navegamos hasta llegar a una nación que se llama Quiloazas, que son alrededor
de cuarenta mil hombres de guerra y comen pescado y carne; llevan también dos
estrellitas en la nariz como los dichos Timbús y Corondás; las tres naciones
hablan una misma lengua. Desde los antes nombrados Corondás hasta los Quiloazas
hay treinta leguas de camino y éstos viven en una laguna que tiene unas seis
leguas de largo y unas cuatro de ancho. Con ellos quedamos cuatro días: también
participamos su escasez, haciendo nosotros lo mismo. Estos indios habita en la
orilla izquierda del Paraná.»
7
Los
calchines
Eran los
pueblos chanáes que habitaban en la desembocadura del río Salado sobre la banda
occidental del río Paraná, a la altura de la actual ciudad de Santa Fe.
Por los
datos existentes era una nación con fuerte parentesco con los otros pueblos
chanáes del sur.
Los
mocoretás
Los
mocoretás habitaban en el tramo del río Paraná aguas arriba de la deembocadura
del río Guaquiraro. Al igual que todos los pueblos chanáes mencionados
anteriormente vivían sobre todo dela pesca y la caza de mamíferos y otros
animales acuáticos.
Eran bastante
numerosos y de ellos dió una descripción vívida el cronista Schmidl.
«De allí
navegamos durante diez y seis días sin que encontráramos ni viéramos gente
alguna. En esto vinimos a dar a un pequeño río, que corre hacia el interior del
país, donde encontramos reunida mucha gente que se llaman Mocoretá;. éstos no
tienen para comer otra cosa que pescado y carne, sobre todo pescado. Estos
indios son alrededor de diez y ocho mil guerreros; también tienen muchísimas
canoas. Los Mocoretás nos recibieron muy bien a su manera y nos dieron la carne
y pescado que precisábamos durante los cuatro días que con ellos nos quedamos.
Habitan en la otra orilla del Paraná, o sea en la orilla derecha, y hablan otra
lengua; pero también llevan dos estrellitas en la nariz y son gente de cuerpo
bien formado; las mujeres son feas como las antes mencionadas. Desde los
Quiloazas hasta los Mocoretás hay sesenta y cuatro leguas de camino. Mientras
estábamos con esos Mocoretás, casualmente encontramos en tierra una gran
serpiente, larga como de veinticinco pies, gruesa como un hombre y salpicada de
negro y amarillo, a la que matarnos de un tiro de arcabuz. Cuando los indios la
vieron se maravillaron mucho, pues nunca habían visto una serpiente de tal
tamaño; y esta serpiente hacía mucho mal a los indios, pues cuando se bañaban
estaba ésta en el río y enrollaba su cola alrededor del indio y lo llevaba bajo
el agua y lo comía, sin que la pudieran ver, de modo que los indios no sabían
cómo podía suceder que la serpiente se comiera a los indios. Yo mismo he medido
la tal serpiente a lo largo y a lo ancho, de manera que bien sé lo que digo.
Los Mocoretás tomaron ese animal, lo cortaron a pedazos, que llevaron a sus
casas y se lo comieron asado y cocido».
De
"Las Primeras Naciones del Sur", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones.
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