lunes, 10 de febrero de 2020

La agonía de los axé  (fragmento)
La literatura etnográfica no silencia el destino de los axé, sino que lo describe con indicaciones detalladas y concretas.  Se los cazó a los axé como si fuesen fieras, se los mató normalmente de un tiro luego del primer vistazo; pero también a veces se los dejó vivos (sobre todo a las criaturas) para utilizarlas como mano de obra auxiliar.
A las criaturas cautivas, se las trató a veces cariñosamente. EI secuestro parece ser una de las finalidades principales de los asaltos por sorpresa a los aché, pero no siempre se comprende muy bien para qué se pensaba utilizar a los secuestrados.
Las criaturas prisioneras morían normalmente antes de alcanzar la edad de 15 anos, mientras que los adultos capturados frecuentemente escapaban nuevamente al monte si no habían muerto antes. Por lo que se refiere al secuestro de menores parece haber sido importante el gusto de mantener a los pequeños aché como una especie de monitos domésticos "No era delito matar guayakíes", resume Mayntzhusen; y su acusación podía ser  Numerosos son los casos documentados; sólo la parte visible del iceberg. "Un día de 1898, el administrador de la estancia ve una columna de humo que se eleva en el monte. Se dirige sobre e! lugar y descubre una mujer con dos criaturas: sin ninguna provocación y siguiendo la costumbre en el Paraguay, de la gente que se llama civilizada, de matar a los guayakí donde se los encuentra, hiere a la mujer que, sin embargo, escapa. Una de las dos criaturas, un niño de cerca de 8 años, porque un aislamiento tal sólo puede significar que el niño, tal como lo informa orgullosamente Vellard, ha sido puesto fuera de todo contacto con personas de habla guarani- en una zona rural de la Región Oriental del Paraguay; Vellard, 1935: "mon jeune Guayakí. . . a été entiérement isolé du contact des Paraguayens, pendant les deux mois nécessaires pour établir le vocabulaire". "Des sa capture, j'ai séparé mon petit guayakí des péons paraguayens".
EI Sr. Endilch consiguió su cráneo y los restos del esqueleto los envía al Museo Etnográfico de Leipzig. . . La otra de las dos criaturas, una niñita de 4 o 5 años, es llevada a San Bernardino donde se ·la cría ... aquí ella experimentó los primeros benefícios de la civilizacíón crístíana".
Al principio de los años 30 dei siglo XX, el acompañante paraguayo de un viajante europeo ve entre los árboles a una mujer axé y luego la mata a tiros. El europeo castiga al paraguayo. Este, que no comprende la razón del castigo, trata de reconciliarse con su patrón, obsequiándole un bolso que ha confeccionado con la piel de los senos de la mujer Axé. Maynthusen era testigo de relatos de cazadores que se pavoneaban "de haber matado una Guayakí hembra para apoderarse de su cría".  
En 1925, en la revista "Zeitschrift für Ethnologie", publica que en las ciudades del sur del Paraguay oriental se venden las criaturas axé prisioneras al precio de una vaca con su novillo, mientras que más al norte se acostumbra liquidar totalmente a los axé encontrados en el monte.
Cita un ejemplo del cual fue informado por la carta de un sacerdote católico.
Yerbateros atacaron un grupo de Axé, mataron un cierto número de ellos, y se apoderaron de algunas criaturas, mientras otros de los atacados escapaban heridos.
EI Padre Vogt ha "visto a varios de estos índios en Villa Encarnación que han sido apresados en una expe·dición punitiva cerca de Jesús".  Relata también un caso cerca de 1902, cuando mujeres Guaraní descubrieron un muchacho axé de unos 15 ó 16 afíos, por los alrededores de su rancho. "Por medio de señales le hicieron entender que las siguiera a sus chozas. Lo hizo, y con las más variadas distracciones, lo entretuvieron hasta que regresaron los hombres y aprisionaron al guayakí curioso. Lo llevaron ... hasta Asunción".  Vellard en 1932, presenció cómo hombres mbyá trajeron como botín, después de un ataque efectuado contra un campamento axé: "Un recipiente lleno de miel, un coatí y una niña guayakí, pobre pequeña de 2 ó 3 años que habían amordazado con hojas secas después de haberla atado de pies y manos. .”
Habían querido tomar las mujeres para violarlas . pero éstas huyeron; llevaron, pues, la criatura, con la intención de venderla; varios estancieros de la región han comprado de esta manera a criaturas Guayakí. . . Estas criaturas se pagan al precio de 200 a 300 pesos paraguayos". Veillard asistió personalmenle a un ataque contra un campamento axé en el cual se capturó a un joven axé: "Antes que ellos se hayan rehecho de sus sorpresas, estuvimos en m·edio de ellos (los axé). Los del cobertizo huyeron llevando sus armas con ellos. . . los índios que estaban cerca dei árbol no habían podido escaparse; de improviso, sonaron disparos. Para evitar las balas, mis peones se apartaron, arrastrando consigo el muchachito guayakí. Los últimos guayakí se aprovecharon de eso para escaparse, pero uno de ellos gemía sobre el suelo, solo sobrevivió algunos instantes ... EI inventario del campamento se hizo rápidamente: solo había 30 objetos ... ;- las armas habían sido llevadas; como no podíamos cargar con el cadáver, me contenté con medirla. EI muchachito guayakí nos miró con sus ojos asombrados, sin ningún grito, sin ninguna lágrima; obedecía a nuestros signos sin decir palabra".  Es un detalle interesante que los índios guaraní vecinos de los axé colaboraban evidentemente en la persecución de éstos. La reacci6n de los axé contra su exterminio fue siempre relativamente moderada; aunque los axé frecuentemente se atrevían a penetrar en la zona de los blancos con el afán de robar ganado y mercaderías, flechando incluso el ganado, no conocemos ni un solo relato según el cual los axé hayan atacado a blancos a no ser que éstos constituyeran una amenaza inmediata para ellos, quienes entonces sólo defendían su piel; estamos lejos de la actitud agresiva de ciertos índios chaqueños que, por su lado, procedían al contra-ataque. También las agresiones de los axé contra el ganado de los blancos, parecen haber sido determinadas, las más de las veces, más por la necesidad y el hambre que por un deseo de venganza. La acción más agresiva de la cual se habla frecuentemente, es del incendio de campamentos de yerbateros, con la consiguiente pérdida de la hierba - pero ni entonces dañaban las vidas humanas. De distinto modo fue cuando los axé se encontraban sorprendidos por blancas que habían penetrado hasta el corazón de sus montes. Muchos blancos fueron heridos porque los axé; temiendo por su propia vida, preferían tirar los primeros.
Autores: Bartomeu Melià, Luigi Miraglia, Mark y Christine Münzel 
Todo el ensayo en el siguiente link:
http://etnolinguistica.wdfiles.com/local--files/biblio%3Amelia-1973-agonia/MeliaMiragliaMuenzel_1973_LaAgoniaAcheGuayaki.pdf

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