jueves, 19 de diciembre de 2019

El Caño Casiquiare
Un río anómalo que permite navegar entre dos grandes cuencas de América del Sur,  el Orinoco y el Amazonas
El Caño Casiquiare es un curso de aguas que es a la vez desaguadero y ocasionalmente tributario del río Orinoco en su cuenca alta. 
Tiene una longitud de unos 326 km y sirve de conexión entre el sistema del Orinoco con el Amazonas-Negro.  Tal conexión lo convierte en el mayor río conector de dos grandes sistemas fluviales en el mundo.
Por esa razón es posible navegar con embarcaciones de mediano calado entre ambas cuencas.
Normalmente el Casiquiare toma aguas del río Orinoco al suroeste de la altiplanicie del Duida, transportándolas, a través de su extensa penillanura de escaso desnivel en la que recibe varios afluentes y haciendo grandes meandros al río Negro, que a su vez desemboca en el río Amazonas.
El punto de origen (sobre el río Orinoco) se encuentra a una altura de unos 123 metros sobre el nivel del mar mientras que su confluencia con el río Negro está a unos 91 msnm. La comunicación entre el Orinoco y el Amazonas a través del Casiquiare, que era utilizada para comerciar por los indígenas locales (yanomanis, piaroas y otros).
Es una situación que puede terminar en la captura del río Orinoco, desviándolo hacia la cuenca del Amazonas. Cuando ello ocurra el río Orinoco perderá su cuenca alta,
Geológicamente se trata de una especie de derrame sobre un fondo rocoso cuya erosión es muy difícil por la resistencia de las rocas graníticas del sustrato.
La propia naturaleza del fondo rocoso del cauce tanto del Orinoco como del Casiquiare, a estabilizado la situación a lo largo de un tiempo muy largo: al ser el Casiquiare de menor caudal que el propio Orinoco, la profundidad es menor que la de este último río, lo cual ha dado origen a que no exista un derrame completo todavía. El río Casiquiare es un río caudaloso y bastante ancho (200 a 500 metros) aunque con escasa correntada. Debido a ello es fácilmente navegable con lanchas que se utilizan para comunicar diversos puntos de sus orillas.
En alguno de mis viajes a la cuenca alta del río Orinoco, tuve oportunidad de recorrerlo en una embarcación a motor (que localmente se denominan “voladoras”) y llama poderosamente la atención este extraño fenómeno hidrológico que, por su magnitud, es único en el mundo. Allí pude observar la presencia de varias aldeas indígenas que utilizan los ríos para aprovisionarse de agua y alimentos y comerciar.
Los  pueblos nativos que habitan la zona de la confluencia del Casiquiare con el Orinoco con el Casiquiare son los yanomani, un pueblo relativamente numeroso (aproximadamente unos 35,000 en unas 300 aldeas), que ha conservado gran parte de sus tradiciones a pesar de la incursión de misiones religiosas. 
La más importante era (ya se han retirado gracias a medidas tomadas por el Presidente Hugo Chávez)  la llamada “Nuevas Tribus” de origen norteamericano que ha invertido recursos y esfuerzos para convertir a los yanomami a sus creencias procurando sacarlos del “paganismo”.  A partir de la toma del poder del gobierno bolivariano, estos grupos religiosos fueron expulsados y por lo tanto está nación ha podido dedicarse a recuperar su legado cultural amenazado .
En los últimos años, debido a las condiciones económicas y sociales difíciles que sobrelleva el gobierno de Venezuela, debido al bloqueo y otras circunstancias políticas y sociales, la región que habitan los yanomami, que se encuentra en la frontera entre Venezuela y Brasil, ha experimentado la irrupción de personas ajenas a su territorio que han perturbado la tranquilidad de sus aldeas. 
Por otra parte, desde la toma del poder del nuevo gobierno de Brasil, Jair Bolsonaro, sus territorios protegidos por la Fundación Nacional del Indio (FUNAI) se han visto amenazadas debido que ya no es más la FUNAI que es responsable de la identificación y demarcación de tierras indígenas sino el Ministerio de Agricultura que mucho más susceptible de ser influido por terratenientes y corporaciones agropecuarias y agroforestales. Por otra parte, se ha observado una manifiesta indiferencia ante la invasión de más de 20,000 garimpeiros (pequeños mineros) en la reserva yanomami en Brasil cuya superficie que se extiende por 37,300 km2 aparece como altamente vulnerable.

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