Las protestas en Chile y Ecuador envían un mensaje de
resistencia al mundo
Fuerte mensaje envían los pueblos de Ecuador y Chile a
los gobernantes del mundo. La movilización ciudadana está hoy más viva que
nunca y castigará a los traidores que buscan satisfacer la voracidad
de los mercados financieros internacionales con ataques a la economía popular.
El presidente de Chile, Sebastián Piñera, lo ha dicho
con toda claridad: Estamos en guerra contra un enemigo poderoso,
implacable, que no respeta a nada ni a nadie.
Estamos muy conscientes de que los autores de los disturbios
tienen un grado de organización, de logística propia de una
organización criminal. Pues eso que usted llama "enemigo", señor
presidente, y que teme porque cuenta con "un grado de
organización" tan alto y sofisticado no es otra cosa que el pueblo
chileno indignado por la fiel obediencia de su Gobierno a los
dictados de los organismos financieros internacionales.
Al declarar la guerra en contra de su propio pueblo, al
llamar "criminales" a la sociedad chilena, usted solo confirma
el fracaso de su Administración. Desde tiempos de Augusto
Pinochet, Chile ha sido un ejemplo del supuesto éxito del modelo
neoliberal, donde el crecimiento económico ocurre a costa del bienestar
del pueblo y genera cada vez más desigualdad.
Hoy, en Chile, el 1% más adinerado de la
población controla el 26 % de la riqueza nacional, mientras el 50 %
más humilde cuenta con solamente el 2 % de la riqueza del país, de
acuerdo con datos de la CEPAL.
Buscar aumentar los ingresos del Estado a partir de
mayores cobros para quienes viajan en metro en lugar de mayores impuestos
para los dueños del país implica un injusto saqueo a la economía
popular.
¡Enhorabuena por el pueblo chileno! Y una felicitación
en particular para los jóvenes y los estudiantes, quienes han dado una
muestra de enorme dignidad y conciencia al mundo al lograr la
revocación del tarifazo.
En Ecuador, la movilización popular también ha parado en
seco el intento del presidente Lenín Moreno de cobrarle la factura a
las clases populares por las deudas con el capital internacional.
Ahí fueron los pueblos indígenas quienes asumieron el
liderazgo de la protesta y obligaron al Gobierno a dar marcha atrás al
gasolinazo, que había aumentado en más del 100 % el precio del
combustible.
Pero no solo eso. El Gobierno de Moreno también ha
tenido que suspender su propuesta de reforma laboral, que pretendía
"flexibilizar" el mercado laboral, dejando miles de trabajadores
en la precariedad y la incertidumbre.
Estas políticas neoliberales fueron impuestas en
cumplimiento del enorme préstamo, por la cantidad de 4.200 millones de
dólares, que Ecuador firmó con el FMI en marzo de este año.
Tanto en Chile como en Ecuador, los gobiernos
reaccionaron a las protestas declarando toques de queda, sacando los
militares a las calles, censurando la prensa y reprimiendo a la
población.
Las escenas recuerdan los oscuros tiempos de las
dictaduras latinoamericanas durante los años 70 y 80. Pero la movilización
ciudadana ha sido más poderosa que las tanquetas y la banca y la victoria
ha sido para el pueblo.
El siguiente paso tendría que ser la transformación de
raíz del modelo económico en su conjunto para generar condiciones de
bienestar para todos y todas.
Pero ello no se logrará sin la solidaridad internacional. Es
esencial voltear nuestra mirada hacia América del Sur para asegurar que
estas victorias no sean temporales (simples 'llamaradas de petate', como
decimos en México), sino el inicio de una nueva ola progresista. en toda
América Latina.
John M. Ackerman
Referencia:
https://es.rt.com/73p1
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