En
la década de 1910 debido a la Primera Guerra Mundial, el poder otomano de Turquía
se debilitó, se produjo una
gran rebelión arabe contra los turcos con el apoyo de tribus de beduinos, de
circasianos y cristianos.
La
revuelta fue encabezada por los Hashemitas, con la conducción de Sharif Hussein
de Meca, como una encarnación de un nuevo nacionalismo árabe alimentado por el
resentimiento contra las autoridades otomanas. Esta rebelión fue estimulada y
apoyada por los aliados en la I Guerra Mundial, especialmente Gran Bretaña y Francia.
La
gran revolución árabe ganó el control de la mayor parte de los territorios del
Hejaz y del Levante, incluyendo la región al este del río Jordán. Sin embargo
el gran país Pan-Árabe no logró reconocimiento internacional como estado
independiente.
El
acuerdo secreto Syjkes-Pikot de 1916, y la declaración de Balfour de 1917,
fueron vistos como traiciones a previos acuerdos en que los británicos se
comprometían a reconocer la independencia de un estado árabe unificado de Alepo
a Adén bajo control de los hashemitas (Correspondencia Mc Mahon- Hussein de
1915).
En
base a dichos acuerdos la región fue dividida y Abdullah I, segundo, hijo de
Sharif Hussein, “recibió” el territorio transjordano.
Abdullah
llegó por tren de Hejalz a Ma’an al sur de Jordania, donde fue recibido por líderes de
Transjordania. En 1921 Abdullah estableció el Emirato de Transjordania que pasó a ser un protectorado británico.
Ademas
de Transjordania, Gran Bretaña recibió el protectorado de Palestina, mientras
Francia lo recibió de Siria y Líbano.
En
1946, Jordania se convirtió oficialmente en un estado independiente
oficialmente denominado “Reino Hachemita de Transjordania”.
En
1948, durante la guerra árabe-israelí, Transjordania capturó Cisjordania y el
nombre del estado fue cambiado a El Reino Hashemita de Jordania en 1949.
Aspectos
geopolíticos
La
creación del Reino Hashemita de Jordania fue una maniobra geopolítica de las
potencias europeas, en particular Gran Bretaña y Francia, para mantener el
control económico y estratégico del Medio Oriente y del Mediterráneo oriental.
Al caer el imperio otomano, luego de la Primera Guerra Mundial, se
produjo la Gran Revuelta Árabe con el fin de unir a los países de cultura árabe, países árabes, otrora dominados por los otomanos. Gran Bretaña y Francia no podían
permitir un estado árabe fuerte y difícil de dominar, por eso, procuraron
mantener políticamente fragmentada la región, transformando las antiguas
provincias otomanas en protectorados.
Así, a través de mandatos de la Sociedad de las Naciones, Gran Bretaña recibió los protectorados de Palestina, Irak y Transjordania.
Así, a través de mandatos de la Sociedad de las Naciones, Gran Bretaña recibió los protectorados de Palestina, Irak y Transjordania.
En
el caso de Transjordania los británicos fueron a buscar un monarca que pudieran
manejar y que tuviera algún tipo de legitimidad.
Hay
que recordar que en la cultura musulmana los linajes son fundamentales, la
descendencia del Profeta Mahoma, de Abraham, la pertenencia a las tribus y
clanes más antiguos y reconocidas otorgan legitimidad política y religiosa, que
es aprovechada por las elites económicas y sociales de los países.
Amman, la capital de Jordania
Para ello los británicos encontraron un personaje ideal en Hussein bin Ali, a quien habían apoyado cuando obtuvo su título de sharif de La Meca, en ese entonces bajo dominio turco, y quien, en 1916, cuando la rebelión se extendió, se proclamo rey del Hejaz, con la complacencia imperial británica.
En su estrategia de dominación regional, Gran Bretaña impuso al segundo hijo del Rey Hussein del Hejaz, de nombre Abdulla bin Hussein, como Emir del protectorado británico de Transjordania.
Para ello los británicos encontraron un personaje ideal en Hussein bin Ali, a quien habían apoyado cuando obtuvo su título de sharif de La Meca, en ese entonces bajo dominio turco, y quien, en 1916, cuando la rebelión se extendió, se proclamo rey del Hejaz, con la complacencia imperial británica.
En su estrategia de dominación regional, Gran Bretaña impuso al segundo hijo del Rey Hussein del Hejaz, de nombre Abdulla bin Hussein, como Emir del protectorado británico de Transjordania.
Abdulla,
que había nacido en La Meca y nunca había vivido en el territorio de
Transjordania, tenía antededentes como combatiente en la rebelión árabe contra
los otomanos (combatiendo junto a Lawrence de Arabia), y además, eso los
ingleses lo sabían muy bien, a los ojos musulmanes, tenía la legitimidad de ser
Sharif (descendiente de Mahoma), y pertenecer a la tribu de los hashemitas de
tradiciones abrahámicas.
Durante
su reinado, bajo órdenes británicas primero, y como su personero extraoficial
después (cuando al país se le concedió la independencia), Abdulla actuó, en los
hechos, como defensor de los intereses del Reino Unido.
En
1946 Transjordania obtuvo la independencia y Abdulla pasó a ser monarca del
Reino Hashemita de Transjordania.
Como
señalábamos antes, dos años más tarde (1948), al producirse la guerra en
Palestina que terminó con la creación del Estado de Israel, Abdullah aprovechó la confusión para ocupar Cisjordania, que así pasó a formar parte del Reino, el
cual cambió su nombre a “Reino Hashemita de Jordania”.
La anexión formal tuvo lugar en 1950, experimentando la condena general de la opinión pública y la mayor parte de los gobiernos en el mundo árabe.
La anexión formal tuvo lugar en 1950, experimentando la condena general de la opinión pública y la mayor parte de los gobiernos en el mundo árabe.
En
1951 el Rey Abdulla fue asesinado y lo sucedió brevemente su hijo Talal I bin
Abdullah, quien debió abdicar por razones de salud (aparentemente por temas
psiquiátricos), tomando su lugar el joven nieto de Abdulla, con el nombre
Hussein bin al-Talat (a la sazón con 17 años de edad). Hussein continuó con las
políticas pro-occidentales de su abuelo manteniendo una relación relativamente
amistosa con Israel.
En
1967, en la Guerra de los Seis Días, Israel atacó sorpresivamente a Egipto en
su frontera meridional, e invadió al mismo tiempo Siria y Jordania, ocupando la
península de Sinaíi (que luego
sería reintegrada), Gaza, las alturas del Golán en Siria y Cisjordania. Las
alturas del Golán y toda la Cisjordania continúan ocupadas mientras que Gaza
está completamente bloqueada).
Después
de la guerra, Jordania volvió a las antiguas fronteras de Transjordania.
Cuando
murió el rey Hussein de Jordania en 1999 lo sucedió su hijo Abdulla, cuyo
nombre completo sería “Abdulla bin al-Hussein, bin al-Talat, bin al-Abdullah. bin
al-Hussein”
resumiendo la genealogía
monárquica del Reino Hashemita.
Las
políticas de los monarcas jordanos hoy como ayer siguen siendo
pro-occidentales, manteniendo buenas relaciones con Israel.
Claro que la situación de Jordania hoy día no es idílica. con 10 millones de
habitantes, en un territorio pequeño (89,000 km2), mayormente desértico, con 2,100,000 refugiados
palestinos (de los cuales 400,000 viven en campos de refugiados),
1,5 millones de refugiados sirios, y varias decenas de miles de refugiados irakíes
y libaneses.
Jordania
tiene enormes dificultades para mantener una población numerosa en un país con recursos
limitados.
Se
debe aclarar que en realidad que la mayor parte de la población jordana, es en
realidad palestina de origen, pero muchos palestinos de Jordania prefieren no
llamarse palestinos por razones obvias.
Por
ahora, se mantiene un equilibrio inestable, el Reino Hashemita de Jordania se
ha salvado de las guerras que han asolado a sus vecinos y ha procurado sacar
ventajas de algunas alianzas inconfesables,
pero
si algo enseña la historia del Medio Oriente es que tarde o temprano las aguas
vuelven a su curso.
La
gran Siria, que involucra a la desangrada Siria, al Líbano, a Palestina (mal
que le pese a Israel), y por supuesto a Jordania, volverá a ser lo que los luchadores del panarabismo
buscaron en la gran revolución de principios del siglo XX, un pais de
tolerancia y respeto a las diversidades que desafortunadamente se
han perdido entre las explosiones, muertes y ruinas provocadas por las guerras.
Reproducido de "Tierras de pocas lluvias y mucha sangre", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones.
Reproducido de "Tierras de pocas lluvias y mucha sangre", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones.
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