viernes, 25 de octubre de 2019

Jordania: la sobrevivencia de un país históricamente insostenible
En la década de 1910 debido a la Primera Guerra Mundial, el poder otomano de Turquía se debilitó, se produjo una gran rebelión arabe contra los turcos con el apoyo de tribus de beduinos, de circasianos y cristianos.
La revuelta fue encabezada por los Hashemitas, con la conducción de Sharif Hussein de Meca, como una encarnación de un nuevo nacionalismo árabe alimentado por el resentimiento contra las autoridades otomanas. Esta rebelión fue estimulada y apoyada por los aliados en la I Guerra Mundial, especialmente Gran Bretaña y Francia.
La gran revolución árabe ganó el control de la mayor parte de los territorios del Hejaz y del Levante, incluyendo la región al este del río Jordán. Sin embargo el gran país Pan-Árabe no logró reconocimiento internacional como estado independiente.
El acuerdo secreto Syjkes-Pikot de 1916, y la declaración de Balfour de 1917, fueron vistos como traiciones a previos acuerdos en que los británicos se comprometían a reconocer la independencia de un estado árabe unificado de Alepo a Adén bajo control de los hashemitas (Correspondencia Mc Mahon- Hussein de 1915).
En base a dichos acuerdos la región fue dividida y Abdullah I, segundo, hijo de Sharif Hussein, recibió el territorio transjordano.
Abdullah llegó por tren de Hejalz a Maan al sur de Jordania, donde fue recibido por líderes de Transjordania. En 1921 Abdullah estableció el Emirato de Transjordania que pasó a ser un protectorado británico.
Ademas de Transjordania, Gran Bretaña recibió el protectorado de Palestina, mientras Francia lo recibió de Siria y Líbano.
En 1946, Jordania se convirtió oficialmente en un estado independiente oficialmente denominado Reino Hachemita de Transjordania.
En 1948, durante la guerra árabe-israelí, Transjordania capturó Cisjordania y el nombre del estado fue cambiado a El Reino Hashemita de Jordania en 1949.
Aspectos geopolíticos
La creación del Reino Hashemita de Jordania fue una maniobra geopolítica de las potencias europeas, en particular Gran Bretaña y Francia, para mantener el control económico y estratégico del Medio Oriente y del Mediterráneo oriental. Al caer el imperio otomano, luego de la Primera Guerra Mundial, se produjo la Gran Revuelta Árabe con el fin de unir a los países de cultura árabe, países árabes, otrora dominados por los otomanos. Gran Bretaña y Francia no podían permitir un estado árabe fuerte y difícil de dominar, por eso, procuraron mantener políticamente fragmentada la región, transformando las antiguas provincias otomanas en protectorados.
Así, a través de mandatos de la Sociedad de las Naciones, Gran Bretaña recibió los protectorados de Palestina, Irak y Transjordania.
En el caso de Transjordania los británicos fueron a buscar un monarca que pudieran manejar y que tuviera algún tipo de legitimidad.
Hay que recordar que en la cultura musulmana los linajes son  fundamentales, la descendencia del Profeta Mahoma, de Abraham, la pertenencia a las tribus y clanes más antiguos y reconocidas otorgan legitimidad política y religiosa, que es aprovechada por las elites económicas y sociales de los países.


                                      Amman, la capital de Jordania
Para ello los británicos encontraron un personaje ideal en Hussein bin Ali, a quien habían apoyado cuando obtuvo su título de sharif de La Meca, en ese entonces bajo dominio turco, y quien, en 1916, cuando la rebelión se extendió, se proclamo rey del Hejaz, con la complacencia imperial británica. 
En su estrategia de dominación regional, Gran Bretaña impuso al segundo hijo del Rey Hussein del Hejaz, de nombre Abdulla bin Hussein, como Emir del protectorado británico de Transjordania.
Abdulla, que había nacido en La Meca y nunca había vivido en el territorio de Transjordania, tenía antededentes como combatiente en la rebelión árabe contra los otomanos (combatiendo junto a Lawrence de Arabia), y además, eso los ingleses lo sabían muy bien, a los ojos musulmanes, tenía la legitimidad de ser Sharif (descendiente de Mahoma), y pertenecer a la tribu de los hashemitas de tradiciones abrahámicas.
Durante su reinado, bajo órdenes británicas primero, y como su personero extraoficial después (cuando al país se le concedió la independencia), Abdulla actuó, en los hechos, como defensor de los intereses del Reino Unido.
En 1946 Transjordania obtuvo la independencia y Abdulla pasó a ser monarca del Reino Hashemita de Transjordania.
Como señalábamos antes, dos años más tarde (1948), al producirse la guerra en Palestina que terminó con la creación del Estado de Israel, Abdullah aprovechó la confusión para ocupar Cisjordania, que así pasó a formar parte del Reino, el cual cambió su nombre a Reino Hashemita de Jordania
La anexión formal tuvo lugar en 1950, experimentando la condena general de la opinión pública y la mayor parte de los gobiernos en el mundo árabe.

En 1951 el Rey Abdulla fue asesinado y lo sucedió brevemente su hijo Talal I bin Abdullah, quien debió abdicar por razones de salud (aparentemente por temas psiquiátricos), tomando su lugar el joven nieto de Abdulla, con el nombre Hussein bin al-Talat (a la sazón con 17 años de edad). Hussein continuó con las políticas pro-occidentales de su abuelo manteniendo una relación relativamente amistosa con Israel.
En 1967, en la Guerra de los Seis Días, Israel atacó sorpresivamente a Egipto en su frontera meridional, e invadió al mismo tiempo Siria y Jordania, ocupando la península de Sinaíi (que luego sería reintegrada), Gaza, las alturas del Golán en Siria y Cisjordania. Las alturas del Golán y toda la Cisjordania continúan ocupadas mientras que Gaza está completamente bloqueada).
Después de la guerra, Jordania volvió a las antiguas fronteras de Transjordania.
Cuando murió el rey Hussein de Jordania en 1999 lo sucedió su hijo Abdulla, cuyo nombre completo sería Abdulla bin al-Hussein, bin al-Talat, bin al-Abdullah. bin al-Hussein resumiendo la genealogía monárquica del Reino Hashemita.
Las políticas de los monarcas jordanos hoy como ayer siguen siendo pro-occidentales, manteniendo buenas relaciones con Israel.
Claro que la situación de Jordania hoy día no es idílica. con 10 millones de habitantes, en un territorio pequeño (89,000 km2), mayormente desértico, con 2,100,000 refugiados palestinos (de los cuales 400,000 viven en campos de refugiados), 1,5 millones de refugiados sirios, y varias decenas de miles de refugiados irakíes y libaneses.
Jordania tiene enormes dificultades para mantener una población numerosa en un país con recursos limitados.
Se debe aclarar que en realidad que la mayor parte de la población jordana, es en realidad palestina de origen, pero muchos palestinos de Jordania prefieren no llamarse palestinos por razones obvias.
Por ahora, se mantiene un equilibrio inestable, el Reino Hashemita de Jordania se ha salvado de las guerras que han asolado a sus vecinos y ha procurado sacar ventajas de algunas alianzas inconfesables,
pero si algo enseña la historia del Medio Oriente es que tarde o temprano las aguas vuelven a su curso.
La gran Siria, que involucra a la desangrada Siria, al Líbano, a Palestina (mal que le pese a Israel), y por supuesto a Jordania, volverá a ser lo que los luchadores del panarabismo buscaron en la gran revolución de principios del siglo XX, un pais de tolerancia y respeto a las diversidades que desafortunadamente se han perdido entre las explosiones, muertes y ruinas provocadas por las guerras.
Reproducido de  "Tierras de pocas lluvias y mucha sangre", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones.

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