sábado, 17 de agosto de 2019

La dificultad de entender los ceros a la derecha

Se conoce en general la expresión “ceros a la izquierda” referida a alguna cosa o persona sin importancia.  Esto es porque, en el sistema decimal, de nada vale agregar ceros a la izquierda de las cifras porque el valor permanece idéntico.
Ello no pasa con los ceros a la derecha de los números enteros.   
Cada vez que se agrega  un cero a la derecha las cifras aumentan un orden de magnitud (o sea se multiplican por diez)
La mente humana está familiarizada con cifras que se escriben con dos o tres ceros a la derecha (centenas o millares). También es posible imaginar cifras con cuatro, cinco e incluso seis ceros. Por ejemplo decenas, cientos de miles o millones.
Se hace más complicado a medida que seguimos agregando ceros, por ejemplo diez, once, quince o veinte ceros.  En este último caso estaríamos hablando de centenares de trillones.  
Pues bien, en la naturaleza muchos fenómenos se explican con cifras de quince o veinte ceros.
Por ejemplo, los seres humanos tienen unos 20 a 50 billones (20,000,000,000,000 a 50,000,000,000,000) de células según diversas estimaciones.  En cada célula hay una macromolécula de ADN que contiene unos 3,500 millones (3,500,000,000) pares de bases en donde está contenida la información genética de cada individuo. Esto se aplica a todas las especies de organismos pluricelulares aunque en cada una de ellos varía tanto la cantidad de células, de pares de bases y de ceros. O sea que un organismo humano tiene por lo menos 70 miles de trillones de pares de bases (7 seguido por 22 ceros; 7 x 1022).
También podemos detenernos a observar las producciones diarias anuales o las reservas de hidrocarburos.  Por ejemplo, el yacimiento de petróleo Ghawar en Arabia Saudita produce 5 millones de barriles por día, o sea dos mil millones (2,000,000,000) de barriles por año y contiene unos 50 a 80,000 millones de barrlles. Medidos en litros son 2 billones de litros (2,000,000,000.000).
Si nos referimos a las edades de las rocas también nos encontramos con cifras de muchos ceros. Las formaciones geológicas de los escudos (brasileño, canadiense, etc) tienen edades que pueden llegar a los 2,000 millones o 3,000 millones (2,000,000,000 o 3,000,000,000) de años.  La edad de la Tierra se extendería a u nos 5,000 millones (5,000,000 de años)
Cuando nos referimos a fenómenos astronómicos la cantidad de ceros aumenta considerablemente.
Medida en kilómetros la distancia que separa nuestro sistema solar de las estrellas más cercanas es de unos 40 billones (40,000,000,000,000).
La distancia al centro de la Vía Láctea (nuestra galaxia) es de 1 trillón de kilómetros (1,000,000,000,000,000,000).
La distancia a la galaxia Andrómeda (que es una de las galaxias más cercanas) es de unos 30 trillones de kilómetros (30,000,000,000,000,000,000).
A las galaxias más lejanas esta distancia aumenta (por lo menos) a 10 cuatrillones de kilómetros (10,000,000,000,000,000,000,000,000).
Es claro que la mente humana tiene grandes dificultades para imaginar con las propias experiencias el significado sensorial de estas cifras, y solo pueden manejarse haciendo uso de métodos abstractos, como lo son las mátemáticas, y en particular mediante el uso de los ceros a la derecha.
De todas maneras, más allá de estas dificultades, llama la atención e incluso produce admiración que, a pesar de estas enormes dimensiones, la mente humana haya podido llegar a calcular aproximadamente estas cifras y a la vez poder estimar con un cierto grado de aproximación estas magnitudes casi inimaginables.

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