jueves, 27 de diciembre de 2018


La Virgen del Guadalupe en realidad es Tonantzin, la antigua deidad de los mexicas (aztecas)

La Virgen de Guadalupe, que se ha transfomado en la patrona religiosa católica de México es en realidad una adaptación que hicieron los españoles de la antigua deidad mexica Tonantzin (también llamada Coatlicue).
Sobre las ruinas de los templos de Tonantzin los invasores construyeron las iglesias de la Virgen de Guadalupe. Gradualmente los nativos se fueron acostumbrando a las nuevas imágenes hasta la actualidad donde pocos mexicanos recuerdan los profundos orígenes de su dimensión espiritual.
Coatlicue era ‘la que tiene su falda de serpientes’ en la mitología mexica es la representacion de la fertilidad. También recibía el nombre de Tonāntzin 'nuestra (to-) madre (nān-) venerada (-tzin)  
Era venerada como la madre de los dioses y estaba representada como una mujer usando una falda de serpientes. Tiene los pechos caídos, que simbolizan la fertilidad y un collar de manos y corazones humanos que representan la vida. La imagen más conocida se encuentra en el Museo Nacional de Antropología de la ciudad de México. Es una estatua monumental. En ella, además de la falda de serpientes, se pueden ver serpientes por todo el monumento. La cabeza está constituida por dos serpientes que se encuentran, símbolo de la dualidad que al crearse dio inicio a todo el universo.  Era madre de los Centzon Hui tznahuac, los “cuatrocientos surianos”, que eran los dioses de las estrellas del sur (lo que denominamos la Cruz del Sur y la constelación del Centauro, que son visibles desde la ciudad de México en los meses de abril y mayo). También era madre de Coyolxauhqui, que regía a sus hermanos del cielo del sur. Coyolxauhqui es representada a menudo como una diosa lunar que fuera descuartizada en imagen por el guerrero pueblo de los mexica, poniendo en su lugar a un dios armado y violento, Huitzilopochtli, que también era hijo de Coatlicue. Para los mexicas, Huitzilopochtli (representado paradójicamente como un colibrí) era el dios del sol y de la voluntad, patrón de la guerra, de las tácticas bélicas, de las batallas y del fuego,
Los españoles aprovecharon la creencia de los mexicas en Tonantzin para introducir el culto de la Virgen María, en particular la Virgen de Guadalupe (que era un culto de Extremadura, de donde provenía Hernán Cortés).
Estos orígenes los relata ilustrativamente Bernardino de Sahagún 1)
Los mexicas “ tenían un templo dedicado a la madre de los dioses, que ellos llaman Tonantzin, que quiere decir nuestra madre. Allí hacían muchos sacrificios en honra de esta diosa, y venían a ella de muy lejanas tierras, de más de veinte leguas de todas las comarcas de México, y traían muchas ofrendas: venían hombres y mujeres y mozos y mozas a estas fiestas. Era grande el concurso de gente en estos días y todos decían 'vamos a la fiesta de Tonantzin';
Y continúa Sahagún: “ahora que está ahí edificada la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe, también la llaman Tonantzin, tomando ocasión de los predicadores que también la llaman Tonantzin. ...y vienen ahora a visitar a esta Tonantzin de muy lejos, tan lejos como de antes, la cual devoción también es sospechosa, porque en todas partes hay muchas iglesias de Nuestra Señora, y no van a ellas, y vienen de lejanas tierras a esta Tonantzin como antiguamente."
Fray Bernardino de Sahagún, Historia general de las cosas de la Nueva España, 1540-1585

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