Cientos de
naciones, que ocupaban vastos territorios, que utilizaban la tierra con eficacia
y respeto, fueron diezmadas, desaparecidas destruidas...
Los sobrevivientes de
la Gran Matanza se esconden en sitios remotos y disimulan su condición
esparcidos en varios miles de pequeñas comunidades.
No tienen derecho a
conservar su identidad, son invadidos continuamente por nuevos misioneros de
las más variadas religiones y sectas, cargados de mensajes de alienación
difundidos con abundantes recursos.
En las sociedades criollas se los
desprecia, se les niega su derecho a gobernarse, aún a nivel estrictamente
local.
Se ahogan sus idiomas, se ridiculizan las ceremonias, se les obliga a
cambiar sus modos de ser, sus sistemas productivos, sus prácticas sociales, sus
vestimentas, sus nombres.
De las miles de naciones que había en América en el
siglo XV, apenas sobrevivieron unas pocas, también amenazadas de extinción
próxima.
El genocidio continúa.
Nací
vanamente
En vano
salí de la Casa de Tlalteotl
el Señor de
la Tierra
desnudo y
paupérrimo
soy un
desdichado...!
Mejor no
hubiera nacido
ni venido a
la Tierra1
A medida
que las antiguas culturas desaparecen, se pierden sus sistemas de
relacionamiento con el ambiente, su profundo respeto por las plantas, por los
animales, por las aguas, por los cerros de piedra... Los espíritus que cuidan
los elementos de la naturaleza, los caa iya, los qwani, los curupí, los
guardianes del monte, las salamancas que vigi-lan las aguas, la ñuke-mapu que
atiende la naturaleza y sus cultivos, han sido olvidados, subestimados,
caracterizados como supercherías de pueblos primitivos y atrasados. Mientras
tanto las talas de bosques continúan, los incendios se extienden hasta los
últimos confines de la tierra, los ríos se cargan de sedimentos y venenos, el
aire se ha vuelto tóxico y hasta la radiación solar se ha hecho peligrosa.
Estos
entuertos son el resultado de una forma de ocupar el territo-rio inmoral y
dañina. ¿Quienes son los pueblos atrasados, bárbaros, primitivos?
La paz...
se adentra en las almas de los seres humanos
cuando se
dan cuenta de su carácter único;
con el
Universo y todos sus poderes, cuando
comprenden que en el centro del Universo existe Wakan-Tanka
y que este
centro está en realidad en todas partes,
dentro de
cada uno de nosotros2.
Hoy apenas
podemos darnos cuenta hasta que punto hemos llegado. Los estados criollos se
han estabilizado, legitimados globalmente, sin que nadie ose discutir sus
soberanías.
Las naciones americanas contemporáneas son simplemente herederas
de aquella historia de atropellos.
España, Portugal, Inglaterra, Francia y
Holanda invadieron tierras ajenas y luego establecieron sistemas basados en
ese legado de violencia.
Introdujeron la propiedad de la tierra, pero no se la
permitieron a los pueblos nativos que hacía milenios que la poblaban. En
cambio, se dedicaron a repartirla entre ellos mismos, desplazando a sus
legítimos ocupantes o simplemente forzándolos a permanecer como mano de obra
esclava en las nuevas encomiendas, plantaciones, haciendas y minas. La mayoría
de los propietarios actuales de las tierras americanas basan su derecho en
este origen fraudulento.
Muchas de estas naciones disfrutaban de una amplia
libertad individual desconocida en Europa. En pocas décadas la dominación
foránea habría de terminar con ella.
Nosotros
nacemos hermanos libres y unidos, cada uno es tan se-ñor como el otro, mientras
que ustedes son todos siervos de un solo hombre. Yo soy el amo de mi cuerpo, dispongo
de mí mismo, hago lo que deseo, soy el primero y el último de mi nación....
sujeto tan sólo al Gran Espíritu.3
En muchas
partes de América sobreviven comunidades herederas de las antiguas culturas. En
las zonas más frías del continente, iluminadas por las auroras nocturnas; en
los desiertos áridos, en comunión con el abuelo de la tierra; en las faldas de
los volcanes, sosteniendo un diálogo existencial con las entrañas del planeta;
en las selvas tropicales, recreando visiones de luces; y en los bosques del
Sur, construyendo escalones a los confines de la sabiduría.. Para los
americanos de hoy, que crecimos sin saber muchas cosas, es tiempo de
aprendizaje. De a poco, podremos recuperar los conocimientos olvidados. Y al
conocerlos, compartirlos y difundirlos. Para que se sepa que este continente,
América, la Amerrique anciana, tiene historias de dignidad, ricas y profundas.
Una historia que nos acompaña en el corazón de los hermanos que fueron testigos
de los Viejos Tiempos.del Paraíso. Ellos se sienten solos. Aquellos, que,
tienen, como dijera Artigas4, el principal derecho. Este libro quiere invitar a
todos a acompañarlos.
Referencias
1 Poema a la Brevedad de la Vida, Canto XXXVI,
Los Cantos de Nezahualcóyotl.
2 Alce
Negro citado porJoseph Epes Brown, referido por Ed McGaa, Eagle Man en el
Rainbow Tree, página 161.
3
Explicación que le diera un hurón al Baron de Lahon tan, referida por
Weatherford, Jack, Indian Givers, p.123.
4 José
Gervasio Arugas, jefe de la alianza m ultiétnica de los pueblos del sur de
Amé-rica que enfrentara a las potencias europeas y a sus sucesores criollos
(ver Cap.10).
Parte de la Introducción al libro "Amerrique, los Huérfanos del Paraíso", D.Antón, Piriguazú Ediciones
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