Del libro "Etnografìa del Chaco" de Alfred Métraux
La familia lingüística wichí
La familia
lingüística mataco-macán (wichí) se extendía en un sólido bloque a través del
Chaco, desde los Andes hasta casi el río Paraguay, a lo largo del Pilconayo
hasta su curso inferior, y a lo largo del Bermejo hasta aproximadamente el
meridiano 61°.
Las tribus
principales de esta familia son: los mataco mismos, los choroti (yofuaha), los
ashluslay (chulupt, que no deben confundirse con los chunupt de habla vilela) y
los macá .
Los mataco (wichi)
El hábitat
de los mataco reales (mataguayo) ha permanecido prácticamente inalterado desde
el siglo XVIII, cuando fue posible determinar por primera vez los límites con
cierta precisión. En 1767, los poblados mataco más occidentales estaban
esparcidos a lo largo del Alto Bermejo, del San Francisco y del Burruay. Algunas familias mataco se habían asentado en
Caiza, y en las misiones de Rosario de las Salinas, Nuestra Señora de las
Angustias, Centa y San Ignacio de Ledesma. Desde Salinas al Pilcomayo, los
límites de la zona bordeaban los `primeros contrafuertes andinos; había, como
hay todavía hoy en día, poblados mataco a lo largo del río Itiyuro, cerca de
los chané. Los mataco del Pilcomayo se extendían hasta el territorio de los toba,
en la región del Estero Patiño. Sobre el Bermejo estaba concentrado un gran número
de bandas y su territorio comenzaba más arriba de la confluencia del San
Francisco y del Bermejo, y terminaba en Esquina Grande. Segun Camaño y Bazán
(1931, 333), terminaba en La Encrucijada, más abajo de la confluencia del Bermejo con el Jujuy,
sobre la margen derecha d Bermejo. Pero sobre la ribera izquierda había
tolderías mataco diseminadas río abajo hasta la Misión toba de San Bernardo
(25° 30') (15 Los mataco ocupaban el ángulo formado por la ribera izquierda d
Bermejo y el río del Valle. En 1881, su territorio es definido por Fontan del
modo siguiente:
"Desde los Campos de Agusirenda o Angostura
del Itiyuro, 120 leguas bajando el río Bermejo, y desde Orán o Laguna Verde
hasta el Pilcomayo. Sus poblados principales estaban ubicados a lo largo del
Bermejo, del Teuco, del Yegua y del Quemada".
Una lista
de bandas mataco es proporcionada por Lozano (1941, 81), pero sus nombres no
sugieren los de las bandas modernas, que se denominan según animales, objetos o
rasgos de carácter. Los subgrupos de Lozano (parcialidades) recibieron sus
nombres probablemente e homenaje a caciques influyentes. Durante el siglo XIX,
los mataco del Noroeste, que habitaban a lo largo de los pies de la cordillera
de los Andes, entre la cordillera de Pirapó, el Pilcomayo, el Piquirenda y el
Itiyuro, eran denominados por lo general Nocten (Octenai).
El término
Vejós (probablemente el mismo que Hueshuos), que ha reemplazado al Mataguayo,
hoy obsoleto, es un apodo peyorativo aplicado a losMataco de la región de Oran
y Embarcación. Los Mataco, que poseen numerosos poblados sobre la ribera
derecha del Pilcomayo, desde el paralelo 23 hasta Puerto Irigoyen (Fortín
Linares), son llamados guisnay (gisnai). Los grupos del interior son denominados
también "montaraces".
Historia de
los mataco
Los mataco
fueron descubiertos en 1628 por la expedición de Ledesma, que condujo a la
fundación de Guadalcázar. El P. Gaspar Osorio los visitó en ese mismo año, y
calculó su número en unos 30,000.
En 1635, unos misionarios jesuitas vivieron
por cierto tiempo con la mataco en un poblado cerca del Bermejo, en la
esperanza de inducirlos a formar una misión, pero los mataco mostraron poca
inclinación a [234] convertirse en cristianos y hasta planearon el asesinato de
los religiosos, que al final retornaron a Jujuy. Durante la segunda mitad del
siglo XVII, los m mataco, anteriormente considerados como una tribu pacífica,
se inquietaron y comenzaron a avanzar sobre la frontera española. Probablemente
recibían presión por la espalda, por parte de otras tribus mataco (guisnay o choroti),
que a su vez habían sido empujados hacia el Oeste por alguna tribu guaicurú.
Una expedición española, organizada en 1671 bajo la conducción de Amusategui,
subyugó a las bandas mataco más amenazadoras. A estos conflictos siguió un
período de paz, y, durante la primera mitad del siglo XVIII, muchas bandas
Mataco comenzaron a trabajar, como lo hacen en la actualidad, para los blancos
de Salta y Jujuy, como obrajeros o en las plantaciones de azúcar. En 1756, la
Misión de San Ignacio fue fundada sobre el río Ledesma para los toba y los mataco.
Los franciscanos, que pronto sucedieron a los jesuitas, no fueron capaces de
evitar el conflicto entre ambas tribus, y en 1779 formaron una nueva Misión,
Nuestra Señora de las Angustias de Centra, exclusivamente para los mataco. Sin
embargo, esta Misión decayó rápidamente después de la fundación de Oran en
1794, cuyos habitantes habían jurado exterminar a los indios. Con el propósito
de salvar a los neófitos, los franciscanos trasladaron parte de ellos a las efímeras
misiones de Zaldua (1800) y río Seco (1802 a 1806) sobre el río Bermejo. En
1810, había solo 221 vejós en la Misión de Centa. En la fecha de la expedición
de Francisco Gavino Arias al Chaco (1781), cerca de 1.000 mataco sobre el río
Bermejo eran cristianos, y muchos se asentaron en San Bernardo con los toba. En
el transcurso del siglo XIX, los mataco del Bermejo cayeron bajo la dominación
de los colonos, cuyos malos tratos motivaron el ataque a Colonia Rivadavia, en
1863. Esta rebelión se utilizó como excusa para justificar una masacre de mataco,
que dejó a solo 3.000 sobrevivientes en esta región en 1872. Hoy en día los mataco
son aún numerosos en la zona de Embarca-011, a lo largo del Pilcomayo, desde el
río Itiyuro hasta Puerto Irigoyen, y alrededor de la estación de ferrocarril de
Las Lomitas. Muchas bandas se encuentran
concentradas en las misiones protestantes de El Algarrobal, en Ei Yuto, San
Patricio y San Andrés. Algunos ocupan una reserva propia ribera del Pilcomayo y
otras bandas se hallan en colonias estatales.
Muchos mataco
se ganan la vida como peones de obraje, y todos ellos migran anualmente a las
plantaciones azucareras de Jujuy y Salta, se fusionan rápidamente con la
población mestiza del Chaco, y su aculturación es facilitada en gran escala por
su afán de asimilación. Su número se estimaba, al final del siglo XIX, en cerca
de 20.000 individuos. Agoyá, Tayni y Teuta. Según el P. Gaspar Osorio (Lozano,
1941, 172), los Agoyá, los Tayni (Taynoa, Tauni), los Teuta y los Mataco, a
quienes visitó en 1682 en la región del Alto Bermejo, hablaban dialectos
relacionados. Sobre la base de esta manifestación, Camaño y Bazán (1931, 333)
los clasifica en la familia mataco, a pesar de las aseveraciones contrarias de
Lozano (1941, 81). Según el P. Osorio, el número de los agoyá ascendía a 1.500
personas; el de los teuta, 4.500, y el de los tayni a 20.000. Lozano (1941,
80-81) detalla 183 "pueblos" tayni y 47 teuta, No es probable que
tribus tan numerosas se hayan desvanecido en forma tan súbita en los siglos
XVIII y XIX, para ser reemplazados por los mataco; debe suponerse, por lo
tanto, que eran subgrupos mataco que más tarde se conocieron bajo otros nombres
o simplemente por mataco,
Nota: en la actualidad los mataco (wichi) son unos 60,000 y viven sobre todo en las provincias argentinas de Salta, Formosa y Chaco, y algunos grupos menores en el Paraguay.
Nota: en la actualidad los mataco (wichi) son unos 60,000 y viven sobre todo en las provincias argentinas de Salta, Formosa y Chaco, y algunos grupos menores en el Paraguay.
De Alfred
Métraux, “Etnografía del Chaco” (publicado originalmente en 1946 en el libro
Handbook of South American Indians) traducido por Frank Samson y publicado en 1996
en Asunción, Paraguay, por la Editorial El Lector.
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