lunes, 3 de septiembre de 2018


La Argentina actual es un país mestizo
A pesar de las afirmaciones de los folletos turísticos que expresan con orgullo que la República Argentina está poblada por blancos y europeos, que hay muy pocos “indios”, y que los mestizos son minoría, la realidad es muy diferente.
La contribución de las naciones autóctonas a la composición étnica del país ha sido muy importante en la mayor parte de las provincias.
La región noroccidental (Salta, Jujuy, Santiago del Estero, La Rioja, Catamarca y Tucumán) ha recibido una influencia muy grande de las culturas nativas locales.
Cuando llegaron los españoles a esta zona de América, los quechua y los colla- aymara  constituían sociedades complejas, con una rica historia y tradiciones bien establecidas. Los colonizadores establecieron sistemas semi-esclavistas en que se obligaba a los individuos al trabajo forzado en las minas o al servicio de un “encomendero”.
En esas condiciones, se produjo un fuerte mestizaje, dando lugar a la aparición de una población criolla compuesta por mezclas variadas de nativos con los señores de origen español que controlaban sus vidas. Muchos mestizos adoptaron actitudes y comportamientos europeizantes y prefirieron conservar el apellido de sus padres españoles, porque ello significaba un mejor status en la sociedad colonial.
En los hechos, las principales familias “aristocráticas” del noroeste de Argentina están constituidos por troncos mestizos en donde la componente indígena es notoriamente dominante, genéticamente, frente a la europea. En el resto de la población la proporción genética aborigen es aún mayor.
En las provincias del noreste, Misiones, Corrientes, noreste de Formosa, el mestizaje tuvo lugar con la población autóctona guaraní. Los habitantes criollos de estas provincias están también fuertemente mestizados, no sólo desde el punto de vista biológico, sino también cultural. Es de hacer notar que en Corrientes, Misiones y este de Formosa el guaraní se habla habitualmente junto con el español, y que el Paraguay, país limítrofe con estas provincias es una nación totalmente bilingüe español- guaraní.
En las provincias del suroeste y centrales se destaca el mestizaje mapuche y pampa. En Neuquén, la Pampa, Río Negro, San Luis y Suroeste de Buenos Aires, las poblaciones y estados nativos mapuches y pampas fueron conquistados recién en las décadas de 1870 y 1880. Si bien originalmente, la mayor parte de las comunidades fueron desplazadas a tierras periféricas de baja productividad, en los años sucesivos generaron una corriente migratoria hacia los nuevos pueblos y ciudades constituyendo en la actualidad un importante aporte a la composición étnica de la población de los mismos.
Estas influencias fueron también importantes en Mendoza, San Juan y en las provincias centrales (Córdoba y Santa Fe). Incluso en las zonas más europeizadas, como el norte de Buenos Aires y Entre Ríos, los aportes étnicos nativos, aunque minoritarios, son también claramente visibles.
La región metropolitana de Buenos Aires, y en menor grado las áreas conurbadas de Rosario y Córdoba, fueron focos de destino de muchos inmigrantes a fines del siglo XIX, y primera mitad del siglo XX. Debido a la migración interna, que fue intensificada debido a los procesos de industrialización y urbanización promovidos durante el gobierno de Juan Domingo Perón y, en cierta medida, por los gobiernos que lo sucedieron, estas ciudades también recibieron un importante contingente proveniente de otras zonas del país.
Por esa razón, tanto Buenos Aires, como Rosario y Córdoba se enriquecieron con un porcentaje relativamente elevado de población mestiza, que llegó a las ciudades con su bagaje tradicional a cuestas  modificando en gran medida las culturas de dichos núcleos urbanos.
A estos mestizos de origen  local se agregaron durante las últimas décadas los provenientes de los países vecinos o cercanos: Paraguay, Bolivia, Perú y Chile. La contribución demográfica de los inmigrantes de estos países latinoamericanos fue muy importante. Los argentinos de ese origen representan un porcentaje importante de la población total, seguramente más del 10% a nivel nacional, alcanzando proporciones mayoritarias en ciertas provincias limítrofes (chilenos en el sur, bolivianos en el noroeste, paraguayos en el noreste). 
A pesar de que es posible establecer ciertos hechos muy generales, resulta difícil determinar el porcentaje preciso de mestizaje de   la  Argentina contemporánea, y aún más, definir en forma precisa como se distribuye a lo largo y a lo ancho del país.
De todas maneras, se puede afirmar con bastante seguridad que los mestizos de europeo y nativo americano representan la mayoría de la población de la República.

El estereotipo étnico oficial
Esta aseveración no coincide con las descripciones oficiales acerca de la composición étnica de la Argentina, supuestamente compuesta por una mayoría aplastante de población de origen europeo.
Ello se debe a que el país se formó a partir de la negación de todos sus elementos indígenas. Debido a la discriminación flagrante que existía y existe en la sociedad  colonial y criolla contra los nativos, la mayor parte de los mestizos de primera o segunda generación prefirieron “olvidarse” de sus antepasados indígenas, renegaron de la cultura autóctona, cambiaron sus apellidos imaginando o exagerando una historia familiar europea que justificara su carácter no-indio ante la sociedad.
El racismo “estructural” de la sociedad colonial continuó prácticamente incambiado en la sociedad republicana criolla.
En la actualidad, la auto-imagen europea está muy incorporada a la cultura argentina y es difícil lograr que se reconozca este hecho tan sencillo como obvio, el carácter mestizo del país.
Del libro "Los fantasmas de la memoria", D.Antón, Piriguazú Ediciones

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