Pedro Arapí y Pepe Artigas
Pedro Arapí
nació en el rancho de sus pedres, Juan y María, en 1758.
Desde chiquito aprendió los oficios de la vida en el campo.
Sabía montar, enlazar y carnear ganado, podía cruzar
tropas a través de ríos caudalosos. Sabía
construirse un “pirí” en unas pocas horas y un rancho de terrón o de palo
a pique en menos de una semana.
Cuando
pequeño su padre le había enseñado a fabricarse un arco con
varas de sauce y una lanza con una rama de lapacho.
Cuando se
fue haciendo hombre comenzó a largarse por su cuenta a
las estancias vecinas para ayudar en las tareas habituales,
doma de baguales, arreo de vacunos cimarrones, preparación de charque y
corambre e incluso, en situaciones de peligro, colaborar en la defensa de los
cascos.
Una vez, en
el pueblo de Víboras, defendiendo una estancia contra un ataque de charrúas, se
había visto obligado a utilizar armas de fuego que, con el paso del tiempo,
pudo aprender a manejar con precisión.
Especialmente
utilizaba trabucos, que eran armas que solían cargarse con una bala de plomo o
perdigones por la boca del cañón. Ésta era acampanada para facilitar la carga,
y además, si se usaban perdigones, dispersaba el disparo que por esa razón era
más destructivo a corta distancia.
Se
disparaba utilizando una llave de chispa con un martillo de pedernal
que golpeaba una pieza de acero generando las chispas
que encendían la pólvora. Pedro Arapí realizaba todas estas operaciones a la
perfección, con rapidez y eficiencia.
Su vida en
la zona del Hum habría de alterarse por una disputa que tuvo con un español de
Espinillo que lo maltrató de palabra. Pedro, que era orgulloso, no pudo
tolerarlo y lo retó a duelo criollo. El lance a cuchillo terminó con la muerte del
español.
Desde
entonces se vio obligado a alejarse de los parajesde Soriano
y sus alrededores integrándose a una partida de gauderios.
Éstos hombres, generalmente requeridos por las autoridades
coloniales, se movían en las grandes llanuras
de
pastizales de la Banda Oriental, donde se dedicaban a contrabandear
ganado hacia la frontera de Portugal, o a cuerearlos
en la costa para negociarlos con barcos extranjeros que llegaban con ese fin a
las costas del Atlántico sur.
Esta
gavilla de gauderíos, que luego se llamarían “gahuchos o gauchos” debía
mantenerse alejada de las guarniciones de Maldonado y Santa Teresa desde donde
operaban patrullas militares que se ocupaban de controlar las “vaquerías del mar”.
En varias ocasiones se habían visto obligados a enfrentarse a las partidas
militares que patrullaban los parajes costeros y serranos del este de la Banda
Oriental.
En esos
años, algunos gauderios más activos se habían apropiado
de varias armas abandonadas por las milicias locales en
enfrentamientos exitosos.
La
situación fue haciéndose más difícil desde que el ministro de la Real Hacienda
en Maldonado, Rafael Pérez del Puerto, había emprendido la tarea de poblar esas
zonas desiertas promoviendo la llegada de nuevos vecinos. Así se fundó Villa de
la Concepción de las Minas en 1881 y Nuestra Señora de los Remedios de Rocha en
1793.
Algunos
años más tarde, con el fin de defender su subsistencia, los gauderios, que
comenzaron a llamarse “gauchos”, de Arapí decidieron iniciar conversaciones con
las comunidades guanoás que también habitaban dicho territorio.
Fue en el
verano de 1795 que tuvieron lugar los primeros contactos.
Se reunieron con otras partidas de gauchos que también
arriaban y cuereaban ganado y con la toldería guanoá de
Isa-Astaut para aliarse contra el enemigo común.
En uno de
los grupos que participaron del encuentro
se
destacaba la presencia de un español criollo de nombre Pepe
Artigas, reconocido por su gran ascendencia entre los nómades de
la Banda.
La reunión
fue una verdadera aty.guasú. Tanto los guanoás como los
gauchos se entendían en el idioma guaraní misionero que era la lingua franca de
la campaña. Los grupos acamparon a orillas del río Olimar y allí permanecieron
por una semana.
Se pusieron
de acuerdo en que los guanoás se quedarían en la zona
contigua a la Laguna Merín hasta la costa, con pasaje
hacia el norte, y los gauchos acordaron transitar por los campos
abiertos entre Tacuarembó y el río Yaguarón.
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