Aunque tú no los veas,
están allí.
Desde que llegas a Chontales, ellos te miran. La mayor
parte de los ídolos de piedra están muy
bien escondidos entre una multitud de bloques esparcidos a lo largo de la
sierra.
Son innumerables. Nadie sabe cuántos se encuentran aún
erguidos a través de la superficie áspera de las montañas. Sin embargo, si tú
quieres verlos a ellos, debes ir a Juigalpa. Juigalpa es la capital del
departamento de Chontales en la República de Nicaragua. Es una población de
algunas decenas de miles de habitantes situada en el pie de monte de la
cordillera de Amerrique. Fue fundada hace unos tres siglos y desde entonces se
ha transformado en el principal centro comercial del pais montañoso de
Chontales. Aunque es una ciudad relativamente pequeña, se trata de un sitio muy
concurriclo, con gente que transporta productos agrícolas o animales desde las
quintas y ranchos cercanos, o de personas provenientes de ciudades más lejanas,
como Matagalpa, Granada e incluso la capital del pais, la metropotitana ciudad
de Managua.
Gregorio Aguilar
Gregorio Aguilar era chontaleño y sabía muy bien donde
hallar los ídolos de piedra. Descubrió. su existencia en las montañas durante
su juventud. Desde entonces dedicó gran parte de su vida a recolectarlos e
instalarlos en un pequeño museo que logró construir con gran esfuerzo en el
corazón de la ciudad.
Gregorio viajó a través de la Sierra con sus estudiantes de
secundaria y algunos colegas, y durante poco más de una década se las ingenió
para hallar muchos objetos únicos, entre ellos unas cincuenta estatuas de
piedra. Algunos años más tarde, en uno de sus viajes habituales, cuando Aguilar
transportaba un gran ídolo que había sido encontrado hacía un tiempo, ocurrió
un accidente. De acuerdo a algunos testigos, Gregorio perdió el control de su
vehículo, éste volcó, y el ídolo de piedra le cayó encima. Murió
instantáneamente. Ese día, la ciudad de Juigalpa, que se preparaba para una
gran fiesta, se vistió de luto. Desde entonces, el nombre de Gregorio Aguilar
es pronunciado por los juigalpeños con el más profundo de los respetos. Treinta
años más tarde, el Museo de Juigalpa, bautizado Gregorio Aguilar, se ha
transformado en una atracción turística creciente y los ídolos de piedra son un
símbolo de la ciudad. Sin embargo, se conoce muy poco de las mujeres y hombres
de carne y hueso que esculpieron las figuras de piedra, del pueblo antiguo que
nos acompaña, de alguna manera, cuando recorremos las anfractuosidades de la
sierra.
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