martes, 17 de julio de 2018



El peyote, un arma para la defensa de los derechos culturales de los pueblos nativos

Así como el ololiuhqui fue consagrado desde tiempos muy antiguos como una planta visionaria por los pueblos mexicanos y otomianos, el peyote o peyotl (Lophophora williamsii) representó el lazo vegetal más importante con lo sagrado para los pueblos nativos de las zonas áridas y semiáridas mexicanas.
Es un pequeño cactus que ha sido consumido desde tiempos inmemoriales para generar estados ampliados de conciencia, y para tomar decisiones, tanto a nivel individual como social.
Entre los huicholes se le conoce como hícuri o xicori. Los cora de las montañas de Tepic lo denominan huatari, y los tepehuane de Durango, kamaba. Los pueblos otomí de la meseta mexicana, beyo, y los apaches mescaleros, ho o hos.
Su área de ocurrencia se extiende a lo largo de los valles y mesetas semiáridas y elevadas del centro-norte de México (Valle del río Grande, montañas Tamaulpecan, río del Mezquital, Sierras de Durango y Nayarit, etc) al sur de los Estados Unidos (Texas, Nuevo México). En general, está adaptado a los suelos calcáreos y arcillosos de las formaciones cretáceas, en la región antes mencionada.
La planta tiene características muy particulares, es pequeña (normalmente
unos pocos centímetros de diámetro), forma redondeada y carece de ramas u hojas.
Su flor es de color rosado blancuzco, en la que se desarrolla un fruto rosáceorojizo de forma maciza y alargada.
El peyote contiene nueve alcaloides de la serie de la isoquinilina, algunos
con efecto de tipo estricnina (tóxico), y otros del tipo de la morfina (sedante). Los efectos combinados de todos estos compuestos contenidos en el peyote
son complejos, y dependen tanto del invididuo que los ingiere, como del contexto en que se consume y del tamaño de la dosis.
La planta fue descripta por Shagun en 1560, como un cactus “narcótico
que usaban ritualmente los chichimecas. Jacinto de la Serna mencionó al peyote en 1626 y la primera descripción botánica fue realizada en 1638 por Francisco Hernández, un naturalista español, denominándolo Peyotl Zacatensis. Este investigador señalaba que los pueblos nativos dividían al peyote en dos tipos: los machos y las hembras.
Los huicholes los clasifican en dos variedades, una más activa y amarga, con mamelones más pequeños y abundantes en la superficie, al que llaman Tzinouritehua-
hicouri o Peyote de los Dioses, y otra, de efecto más débil, que denominan
Rhaitoumuanitarihua-hicouri o Peyote de las Diosas).
De acuerdo a Rouhier, citado por Weston La Barre, 1970, este último sería
la fase juvenil del primero.
Los huicholes tienen una Diosa tutelar del peyote que llaman Hatzimouika,
mientras que para los tarahumaras, el Dios del peyote es varón, hikuli walula saliami.
De acuerdo a las tradiciones tarahumaras, el peyote es una planta que canta.
La forma de encontrarla es precisamente escuchar su canto. Luego sigue cantando mientras la llevan en los morrales. El peyote también se expresa durante las ceremonias, en ellas la planta también entona canciones.
Un testimonio de un nativo lipan:
"El peyote es bastante difícil de encontrar cuando se le busca…una persona que no está habituada no lo reconoce a pesar de que esté en el medio de un cúmulo de peyote. Una vez que ve uno, otro aparece y así continúa hasta que aparecen todos como estrellas. Si usted tiene problemas para encontrarlos haga lo siguiente: cuando encuentre uno sólo cómaselo. Cuando haga efecto, que se ponga un poco mareado, escuchará un ruido como del viento en una cierta dirección. Vaya hacia allí….del lugar donde proviene el sonido, encontrará muchas plantas de peyote 
Usted puede obtener poder visitando el campo de peyote en Texas, y diciéndole que quiere ayudar a curar a la gente y obtener medicina. Allí hay que regar tabaco. A la mañana siguiente, cuando aparece la Estrella de la Mañana, la persona debe volver al campo donde puso el tabaco y cuando se acerque escuchará un cascabel sonando. Si encuentra una serpiente allí, debe agarrarla (pues ella está enrollada encima de la medicina), sacarla, y toma un botón de peyote de ese lugar. Luego va a otro cúmulo y toma otro botón… Tal vez, en el lugar donde agarra el cuarto botón, otra vez encuentre a la serpiente y debe removerla. "
El primer efecto de la ingestión del peyote es estimulante, tanto mental como físico. Ayuda a sobrellevar los esfuerzos físicos extenuantes, como las carreras y danzas ceremoniales.
Algunas personas experimentan estados eufóricos, y otras entran en situaciones depresivas. En casi todos los casos, actúa como un supresor del sueño.
Las sesiones ceremoniales de peyote suelen hacerse por las noches, y en ellas los participantes pueden permanecer 10 a 12 horas sin dormir.
Fisiológicamente produce visiones de colores, así como percepciones olfativas y auditivas inusuales. Muchos observadores han notado un aumento de la acuidad visual y, tal vez por la mayor sensibilidad, una cierta fotofobia (molestias causadas por la luz).
Se le consume en conjunción con una dieta de alimentos dulces, maíz remojado en agua azucarada, frutas y carnes dulces y golosinas. Por el contrario, se le considera incompatible con el alcohol o la sal.
Normalmente, el peyote es consumido en grupo. Un nativo oto señalaba a
Weston La Barre que:                                                    
el peyote no funciona fuera de las reuniones, lo sé porque lo he probado”.
Se usa además habitualmente para obtener visiones, para adivinar el futuro
y como ayuda para la toma de decisiones".
Dentro de ese marco, el peyote ha sido utilizado como un recurso de liberación espiritual y de unidad social por los pueblos nativos de América del Norte desde el momento de su conquista por los invasores europeos y criollos. Además de proporcionar un elemento de identidad, permitía crear una hermandad de aquellos que lo consumen, y bajo la protección de su espíritu: el Abuelo Peyote.
A fines del siglo XIX y sobre todo durante todo el siglo XX, su uso se extendió en muchas reservas de los Estados Unidos y Canadá y en las comunidades nativas del norte y centro de México.
Si bien su consumo está controlado o ilegal en EEUU y México, el peyote
continúa siendo consumido en el marco espiritual de las ceremonias de los pueblos nativos para los cuales se ha transformado en un referente en la lucha de los pueblos nativos por el ejercicio de derechos a su cultura y prácticas espirituales ancestrales.

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