viernes, 18 de mayo de 2018

La coca

La coca no es una droga, es comida. 
La coca, conocida científicamente como Erithroxylon coca  es una planta medicinal y ceremonial de las culturas andinas.
Es un arbusto de mediana altura que crece en las laderas bajas de la cordillera,  en climas húmedos y cálidos.
Desde tiempos muy antiguos se utilizaron las hojas con múltiples fines medicinales y rituales. Se las masticaba, se las ingería y se las preparaba en infusión. Debido a su valor medicinal y efectos psicoactivos los pueblos quechuas la consideraron sagrada consumiendo la planta en situaciones ceremoniales y religiosas.
Las hojas de coca son en realidad un complemento dietético esencial en las condiciones sociales y ecológicas de los Andes. Contienen una proporción considerable de los requerimientos de vitaminas y minerales. También son represoras del hambre, lo cual facilita la vida en los ambientes de montaña y selva donde la disponibilidad de proteinas puede verse limitada por factores locales o estacionales. Otra propiedad de la coca, relacionada con su contenido en alcaloides es su efecto estimulante, que también facilita la realización de esfuerzos en las condiciones de bajo contenido en oxígeno de las alturas montañosas.
La infusión de hojas de coca o “mate de coca”  también es utilizada en Perú y Bolivia para combatir el mal de altura o “soroche”,  y como digestivo. Las características medicinales de la coca la asemejan en cierto grado al boldo de los mapuches.
Durante la colonia, las autoridades españolas aprovecharon las características estimulantes y supresores del apetito de la coca para facilitar el trabajo forzado en las condiciones difíciles de las minas de plata. Su comercio proporcionó suculentos ingresos a las autoridades coloniales. En el año 1583 entraron a las minas del Alto Perú un millón de quilos de hojas de coca.

Los alcaloides de la coca

La coca contiene numerosos alcaloides que le confieren sus propiedades terapéuticas reconocidas.
El más conocido es la cocaína que posee efectos estimulantes y digestivos. Otros alcaloides contenidos en la coca incluyen la atropina, la egnomina, la pecticina, la papaína, higrina, globulina, quinolina, conina, cocamina, reserpina, benzoina, inulina y pyridina. Sus propiedades son descriptas en el cuadro 3.2.

La cocaína

La cocaína se parece estructuralmente a los alcaloides de las solanáceas (ver solanáceas) como la belladona, el beleño, la mandrágora y las daturas. Su fórmula habitual es clorhidrato de cocaína, y aparentemente, su efecto se debe a que impide la reabsorción de ciertos trasmisores que han sido liberados por otros medios.  Por vía nasal la dosis mínima activa es de unos 20-30 mg y la letal es normalmente de 1 a 1.5 gramos. Tiene una alta tolerancia y hay personas que han ingerido 4 a 5 gramos diarios sin efectos mortales.
Este alcaloide fue aislado por primera vez en 1859 por el investigador florentino Paolo Mantegaza y el austríaco Karl Cherence de Austria.
En aquellos tiempos se la consideraba como una sustancia de efectos casi milagrosos.
Fue en esa época que el Dr Frances Angelo Mariani observó en Potosí, Bolivia, a los nativos mascando coca y al regresar a Francia fabricó un producto que llamó el Vino Mariani, para su comercialización, y con gran éxito.
A fines del siglo XIX, la coca y la cocaína adquirieron gran popularidad y prestigio en los estamentos profesionales e intelectuales europeos.
El propio Sigmond Freud lo explicitó claramente:
En el momento actual es imposible evaluar con certidumbre hasta que punto la coca puede llegar a aumentar los poderes mentales humanos.
Tengo la impresión que el uso prolongado de coca puede conducir a una mejoría duradera si las inhibiciones manifestadas antes de que se consuma se deben tan sólo a causas físicas o agotamiento. Por supuesto, el efecto instantáneo de una dosis de coca no puede ser comparada con la de una inyección de morfina; pero desde el punto de vista positivo, no hay peligro de daño general al cuerpo como es el caso con el uso crónico de morfina.10 .
Luego, el propio Freud se desdeciría de tales afirmaciones.
El entusiasmo que generaron la coca y la cocaína dio lugar a su uso en medicina y a la preparación de varios elixires que lograron gran aceptación.
Se extendió el hábito en la población y se ampliaron los mercados.
Sobre todo como resultado de la imposición de la ideología prohibicionista, y en menor grado por su carácter adictivo y potencialmente nocivo (en dosis elevadas y administración prolongada), comenzó a desarrollarse una corriente para su ilegalización en los Estados Unidos.
Ya en 1906, este alcaloide, al igual que la heroína de la amapola, había sido prohibida en los Estados Unidos a través de la Poor Food and Drug Act.
Ese fue el comienzo de un proceso que habría de continuar durante todo el siglo. A pesar de su carácter ilegal, el consumo de la cocaína se fue difundiendo gradualmente. Debido a ello, se promovió el cultivo de la coca en sus zonas de origen, así como la instalación de laboratorios clandestinos para la preparación de la pasta de cocaína y redes de transporte para su distribución.

Los derivados de la coca

La coca se procesa pisando las hojas con keroseno y macerando luego la mezcla seca en ácido sulfúrico diluido lográndose un primer producto comúnmente denominado «pasta base de coca» (PBC). La pasta base se purifica lavándola, sobre todo con éter, ácido clorhídrico yh acetona, hasta la obtención de clorhidrato de cocaína.
La cocaína es un tropano, emparentado a los alcaloides de las solanáceas (belladona, beleño, mandrágora, etc). En su forma habitual no se altera con los cambios de temperatura o la luz, aunque requiere ambientes secos.
Es una sustancia que prresenta una tolerancia relativamente elevada y genera escasa adicción . Por la vía nasal la dosis activa mínima es de unos 20 a 30 miligramos11, mientras que la dosis letal es de 1 a 1.5 gramos.
La cocaína administrada por esa vía tiene efectos estimulantes fuertes. Genera «una actividad permanente y sin cansancio, locuacidad y brillantez en la vida social, yo exaltado y megaloma nía a toda prueba, actitudes preferidas por el ejecutivo y el buscador de riesgos que nos vende como  modelo la publicidad conemporánea.»12
Referencias:
Pueblos, Drogas y Serpientes, D.Antòn, Piriguazú Ediciones
MacKenna, 1993,  pag. 209