2018: Posibles novedades en el panorama político de América Latina
El año 2018 parece ser
el año en que los gobiernos considerados progresistas en América Latina se
encuentran en un proceso de retroceso.
La destitución del gobierno
de izquierda de Fernando Lugo en
Paraguay por medio de un golpe parlamentario en 2012, fue seguida algunos años
más tarde por el derrocamiento de Dilma
Roussef en Brasil en agosto de 2016 por
medio de otro golpe parlamentario. Dos años más tarde, también en Brasil, el candidato
presidencial de las elecciones de 2018, el expresidente Luiz inacio Lula Da
Silva, fue arrestado por un supuesto acto de corrupción, cuya veracidad por lo
menos ofrece muchas dudas. Esta medida judicial parece inscribirse en una
avanzada conservadora sobre las fuerzas consideradas progresistas de la
República Federativa de Brasil
En mayo del año 2017,
otro gobierno, también de izquierda, el de Rafael Correa en Ecuador, fue
sucedido por un presidente que parece haber modificado radicalmente las
políticas de su predecesor (a pesar de que Correa había sido instrumental en su
elección).
El caso de Nicaragua,
que está sufriendo también una situación de inestabilidad que puede terminar en
un cambio de gobierno, es algo diferente. Uno de los líderes de la revolución sandinista que triunfara en 1979, Daniel
Ortega, que había sido desplazado del poder por la vía electoral en 1990, volvió
a la presidencia desarrollando políticas contradictorias, con posiciones de
izquierda en lo internacional y conservadores y autoritarias en lo nacional.
Ortega instauró un régimen acusado de corrupción y nepotismo, que se volvió
crecientemente impopular y cuya estabilidad está en tela de juicio.
Otro gobierno que se autocalificaba
como progresista, esta vez en la República Argentina, era el de Cristina
Fernández de Kirchmer, quien también sufrió varias acusaciones de corrupción.
Estas derivaron en varios episodios mediáticos escandalosos que culminaron en su desplazamiento electoral. El
gobierno de Cristina Fernández fue sustituido por un gobierno de centro-derecha
(Mauricio Macri) que actualmente procura sobrevivir en un ambiente de creciente
inestabilidad política.
Del mismo modo, el
gobierno social-demócrata de Michele Bachelet en Chile fue desplazado por la
presidencia del derechista Sebastián Piñera, completando el abanico de gobiernos de
izquierda o progresistas que perdieron el poder en los últimos años.
Por su parte uno de los
gobiernos de izquierda más radicales del continente, el de la República
Boliviariana de Venezuela, el de Nicolás Maduro, también sobrevive en una
profunda crisis económica y social. Si bien ganó las últimas elecciones se
generan dudas acerca de su sostenibilidad política en el mediano o largo plazo..
Cuando parecía que ya
no había lugar en América Latina para opciones de tipo popular o de izquierda (desde la derecha las consideran “populistas”),
aparecen dos candidaturas de izquierda, progresistas, bien definidas en los dos
países hispano-americanos con mayor población, México y Colombia.)
En México lidera ampliamente
las encuestas para las elecciones de julio de este año (2018) el candidato del
Movimiento de Renovación Nacional (MORENA). Andrés Manuel López Obrador, veterano
político de la izquierda mexicana, que abiertamente postula una profunda
reforma del régimen político, social y económico, pregonando actitudes éticas a
nivel del gobierno y proponiendo un
ataque frontal a la corrupción que ha imperado en el país por muchas décadas.
En Colombia, es el
candidato del Movimiento Progresista y ex-alcalde de Bogotá. Gustavo Petro, que
también sorpresivamente sube en las encuestas, incluso en algunas regiones que
eran antiguamente feudos conservadores. Gustavo Petro fue combatiente del
movimiento guerrillero M19 durante 13 años (del 1977 al 1990) incluyendo
períodos en que prisionero y torturado. Desde su liberación continuó su
participación política y en sucesivos cargos públicos, incluyendo una exitosa
gestión en la Alcaldía de Bogotá y ahora su reciente candidatura presidencial
que avanza con mucha aceptación popular
Los posibles gobiernos
de López Obrador y Gustavo Petro podrán cambian la geografía política del
continente. Esperemos que fructifiquen
para el bien los pueblos mexicano y colombiano y que puedan servir de apoyo y
ejemplo a las luchas del resto de los países del continente.
1 comentario:
Muy buena reflexión
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