jueves, 19 de abril de 2018

De todas partes vienen
(continúa la historia de Pedro Arapí)


Pedro Arapí finalmente se incorporó a uno de las grupos de hombres que no se guiaban por las leyes de los imperios. Esta gavilla de "gauderíos", que luego se llamarían “gahuchos o gauchos” debía mantenerse alejada de las guarniciones de Maldonado y Santa Teresa desde donde operaban patrullas militares que se ocupaban de controlar las “vaquerías del mar”. En varias ocasiones se habían visto obligados a enfrentarse a las partidas militares que patrullaban los parajes costeros y serranos del este oriental.
En esos años algunos gauderios más activos se habían apropiado de varias armas abandonadas por las milicias locales en enfrentamientos exitosos.
La situación fue haciéndose más difícil desde que el ministro de la Real Hacienda en Maldonado, Rafael Pérez del Puerto, había emprendido la tarea de poblar esas zonas desiertas promoviendo la llegada de nuevos vecinos. Así se fundó Villa de la Concepción de las Minas en 1781 y Nuestra Señora de los Remedios de Rocha en 1793.
Algunos años más tarde, con el fin de defender su subsistencia, los gauderios, que comenzaron a llamarse “gauchos”, de Arapí decidieron iniciar conversaciones con las comunidades guanoás que también habitaban dicho territorio.
Fue en el verano de 1795 que  tuvieron lugar los primeros contactos. Se reunieron con otras partidas de gauchos que también arriaban y cuereaban ganado  y con la toldería guanoá de Isa-Astaut para aliarse contra el enemigo común.  En uno de los grupos que participaron del encuentro se destacaba la presencia de un español criollo de nombre Pepe Artigas, reconocido por su gran ascendencia entre los nómades de la Banda.
La reunión fue una verdadera aty.guasú.  Tanto los guanoás como los gauchos se entendían en el idioma guaraní misionero que era la lingua franca  de la campaña. Los grupos acamparon a orillas del río Olimar y allí permanecieron por una semana.
Se pusieron de acuerdo en que los guanoás se quedarían en la zona contigua a la Laguna Merín hasta la costa con pasaje hacia el norte y los gauchos acordaron transitar por los campos abiertos entre Tacuarembó y el Yaguarón.

Martín Hinojosa, el hijo menor de Deolinda Arapí, que había nacido poco después de la derrota artiguista, creció en un ambiente de guerra que no cesó ni siquiera cuando la República Oriental se declaró independiente. Cuando cumplió 20 años ya había comenzado a dedicarse exitosamente al comercio de cueros transportándolos desde el Salto hasta Arroyo de la China de donde se embarcaban a Buenos Aires.
Martín Hinojosa se casó en 1850 y fue a vivir a Arroyo de la China que cambiaría el nombre a Concepción del Uruguay. Allí  tuvo siete hijos vivos, tres varones y cuatro hembras.
Juan Hinojosa el mayor de los hijos de Martín se estableció en  la costa uruguaya a la altura de Fray Bentos que en esa época empezaba a desarrollar su industria de procesamiento de carnes.
Pocos años después Juan se había hecho propietario de un próspero comercio en Fray Bentos.  Formó una familia numerosa con una entrerriana de Gualeguay llamada Lucila Luján
y tuvo cinco hijas mujeres.
Luisa Hinojosa, la hija tercera de Juan y Lucila se casó en el año 1910 con un estanciero inglés de apellido Jackson por el año 1910. Sus hijos se dedicaron a la cría de ganado y uno de ellos a la política llegando a ser diputado nacional en 1950.   
De todas partes vienen, novela histórica, D.A., Piriguazú Ediciones

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