La conquista criolla de los territorios chaqueños
Después del establecimiento de los estados criollos, particularmente la Argentina y el Paraguay, éstos sucedieron a los españoles y portugueses en sus campañas tendientes a controlar el Gran Chaco.
Sin embargo, a pesar de todos los intentos a principios de
la década de 1870, el Chaco aún estaba en mano de las naciones nativas. Wichis,
tobas, mocovìes, pilagàs todavìa habitaban sus territorios tradicionales.
El gobierno argentino se lanzó a la conquista de los
territorios de las naciones chaqueñas al sur del Pilcomayo a partir de 1870 con
las incursiones del Teniente Coronel Manuel Obligado y del Comandante Luis
Jorge Fontana[i].
El propósito declarado del gobierno era el de obtener
nuevas tierras para la colonización y supuestamente “civilizar a los
indígenas”.
La conquista se completó en 1884 con la campaña del General
Benjamín Victorica, orquestada en forma similar a la que había permitido la
conquista del país mapuche y pampa apenas cinco años antes.
Las tácticas utilizadas por las fuerzas armadas argentinas
contra los guerreros chaqueños no eran exclusivamente militares. Hay
referencias de viejos pobladores criollos de Formosa, referidos por Pierre
Clastres y por Alfred Métraux de que “el ejército argentino regalaba
“generosamente” a las comunidades nativas, ropas, sábanas, frazadas y
colchones, usados en los hospitales de las grandes ciudades argentinas, por los
enfermos de viruelas y otras enfermedades, para las cuales se sabe que la
población indígena es muy débil. Una forma barata de hacer la guerra
bacteriológica.”[ii]
Es de hacer notar que en esa época el presidente de la
república era Julio Argentino Roca, el mismo general que había comandado la
campaña de conquista en el sur.
De acuerdo al Gral Victorica los principales objetivos
militares se obtuvieron estableciendo “una línea militar por medio del
encadenamiento de fuertes que defiende un rico territorio de más de seis mil
leguas, y que obligará a 15 ó 20,000 brazos viriles, que estaban inútiles,
abandonados a la barbarie y el robo, a entregarse a los beneficios de la civilización”[iii].
Continuaba Victorica:
“Pienso que será provechoso para la civilización de estas
tribus favorecer su contacto con las colonias de la costa, donde no tardarán en
encontrar trabajo beneficiando las industrias que en ellas se desarrollan. No
dudo que estas tribus proporcionarán brazos baratos a la industria azucarera y
a los obrajes de madera como lo hacen algunas de ellas en las haciendas de
Salta y Jujuy, si bien considero indispensable también adoptar un sistema
adecuado para situarlos permanentemente en los puntos convenientes,
limitándoles los terrenos que deben ocupar con sus familias a efectos de ir
poco a poco modificando sus costumbres y civilizarlos”.[iv]
Los pueblos chaqueños organizados por el caudillo toba
Juanelrai se opusieron a la invasión enfrentándose al ejército argentino
comandado por el Capitán Villanueva en la batalla de Napalpí el 11 de julio de
1873.
Las montoneras toba peleaban con lanzas, macanas y
boleadoras contra un enemigo bien armado. Gradualmente la lucha se fue haciendo
insostenible para los luchadores chaqueños quienes debieron retirarse en
derrota dejando muchos cadáveres en el campo de batalla.
La resistencia continúa
Las resistencia de los pueblos chaqueños no terminó en 1884.
En 1898 y 1899 grupos armados toba y mocoví atacaron establecimientos de
campo en Florencia y La Palometa y dieron muerte al explorador español Enrique
Ibarreta. La intervención del ejército argentino no se hizo esperar. El
ataque se llevó a cabo en 1899 bajo las órdenes del General Lorenzo Vintter
quien operó con 5 regimientos y 1,500 hombres que despejó la zona asegurando
temporariamente la tranquilidad en el Chaco ocupado.
[i] Tomasini,
Alfredo, 1987, Contribución para una historia de los Mocoví del Chaco
Austral, Suplemento Antropológico, Vol.XXII no1, Junio 1987, Asunción,
Paraguay, p. 29-48.
[ii] Cita incluida
en la edición en español del trabajo de Alfred Métraux, 1996, p. 53, ref. de
pie de página nº 10.
[iii] Victorica
Benjamín, en Iñigo Carreras, N., 1979, “El papel del Estado en un proceso
de creación de condiciones para la constitución de un sistema productivo rural:
la violencia como potencia económica (El caso del Chaco Argentino 1884-1930),
Serie Estudios 35, Buenos Aires: CICSO y en Carrasco, M. y Briones,
C., 1996, “La tierra que nos quitaron”
[iv] Victorica
Benjamín, Iñigo Carreras, N., 1979 y Carrasco, M. y Briones, C.,
1996, obras citadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario