viernes, 12 de enero de 2018

Fragmento de "De todas partes vienen", novela histórica

Tenía tatuajes en la cara, tres rayas rojas en la frente y el pelo crecido y ensortijado, con una gran pluma de águila incrustada en la cabellera.
Todos los caciques se expresaban fluidamente en guaraní que desde hacía tiempo era la “lingua franca” en el valle del Uruguay. También Isa-istaut lo hablaba. En su estadía en el contiinente americano había aprendido a hablar no sólo el idioma guanoá, sino también la “lingua geral”, que era el dialecto guaraní hablado en Brasil y la campaña oriental, el portugués, que ya conocía desde Angola, y en los últimos años el español.
En pocos minutos recorrieron la distancia que los separaba del rancho grande de barro y paja que oficiaba de cuartel general de la Liga Federal.  En la habitación había unos pocos bancos, dos  o tres cabezas de vaca y una mesa desvencijada. José Artigas como era su costumbre estaba sentado en uno de los cráneos vacunos.
El Jefe levantó la cabeza al sentir acercarse a los invitados y cuando éstos hubieron llegado se puso de pie.  Se saludaron al estilo guanoá y charrúa poniéndose la mano en el pecho. En ese momento los oficiales y ayudantes presentes  pudieron notar que a todos los caciques les faltaban dedos en las manos. También a Isa-istaut que se había amputado un dedo cuando los españoles se llevaron su mujer e hijos.
Algunos caciques se sentaron. El resto permaneció de pie.
Escrutando el sitio donde estaba Isa-istaut notó que atrás del jefe, ocupándose de ordenar unos papeles, estaba su paisano, el ovimbundo “Ansina”.
Habló el General:
 “Hermanos, este es el momento de defender nuestras familias y la tierra en que vivimos.  Los imperios nos han esclavizado mucho tiempo.  Contamos con  ustedes que son los verdaderos hijos del país. No disponemos de muchas armas pero les facilitaremos algunas dentro de nuestras posibilidades y un mínimo razonable de municiones. Ahora nuestra gente les dará de comer, tabaco y yerba para que se sientan a gusto. Vayan con Dios y los espíritus”.
Se dirigió a un ayudante, “déle de comer a los hermanos”. Se levantó y se retiró.
(continúa)

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