Fragmento de "De todas partes vienen", novela histórica
Tenía tatuajes en la cara, tres rayas rojas en la frente y el pelo crecido y ensortijado, con una gran pluma de águila incrustada en la cabellera.
Tenía tatuajes en la cara, tres rayas rojas en la frente y el pelo crecido y ensortijado, con una gran pluma de águila incrustada en la cabellera.
Todos los
caciques se expresaban fluidamente en guaraní que desde hacía tiempo era la “lingua
franca” en el valle del Uruguay. También Isa-istaut lo hablaba. En su estadía
en el contiinente americano había aprendido a hablar no sólo el idioma guanoá,
sino también la “lingua geral”, que era el dialecto guaraní hablado en Brasil y
la campaña oriental, el portugués, que ya conocía desde Angola, y en los
últimos años el español.
En pocos minutos
recorrieron la distancia que los separaba del rancho grande de barro y paja que
oficiaba de cuartel general de la Liga Federal.
En la habitación había unos pocos bancos, dos o tres cabezas de vaca y una mesa
desvencijada. José Artigas como era su costumbre estaba sentado en uno de los
cráneos vacunos.
El Jefe levantó
la cabeza al sentir acercarse a los invitados y cuando éstos hubieron llegado
se puso de pie. Se saludaron al estilo guanoá
y charrúa poniéndose la mano en el pecho. En ese momento los oficiales y
ayudantes presentes pudieron notar que a
todos los caciques les faltaban dedos en las manos. También a Isa-istaut que se
había amputado un dedo cuando los españoles se llevaron su mujer e hijos.
Algunos caciques
se sentaron. El resto permaneció de pie.
Escrutando el
sitio donde estaba Isa-istaut notó que atrás del jefe, ocupándose de ordenar
unos papeles, estaba su paisano, el ovimbundo “Ansina”.
Habló el
General:
“Hermanos, este es el momento de defender
nuestras familias y la tierra en que vivimos.
Los imperios nos han esclavizado mucho tiempo. Contamos con
ustedes que son los verdaderos hijos del país. No disponemos de muchas
armas pero les facilitaremos algunas dentro de nuestras posibilidades y un
mínimo razonable de municiones. Ahora nuestra gente les dará de comer, tabaco y
yerba para que se sientan a gusto. Vayan con Dios y los espíritus”.
Se dirigió a un
ayudante, “déle de comer a los hermanos”. Se levantó y se retiró.
(continúa)
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