Capítulo
9
¡Ponéte la
túnica que ya son las 7 y tengo que ir a trabajar! dijo la madre a Ruben mientras terminaba de
calentar la leche de la mañana. Sin muchas ganas el niño obedeció a su mamá.
Una vez ajustada
la moña azul finalmente Ruben salió para la cercana escuela sin
ningún apuro.
Ramona De Luzía
vivía sola en un pequeño apartamento del Barrio Palermo de Montevideo con su
hijo desde que el padre había partido con destino incierto. El niño conservó el
apellido de su madre.
Por referencias
familiares, Ramona sabía que un antepasado suyo, algo así como un
tatara-tatarabuelo, que había nacido como esclavo, había sido un héroe en
épocas pasadas. Había pasado mucho tiempo pero varias generaciones atrás era él
quien había llegado con su familia a ese mismo barrio
Ramona trabajaba
como enfermera en una clínica de la Unión y no estaría en casa para recibir a
su hijo cuando volviera del colegio. Durante cuatro horas el niño habría de
permanecer en la casa de una vecina que lo cuidaba hasta su llegada a cambio de
unos pocos pesos.
.
A la misma hora, cerca del pueblo de Paso de la
Cruz en el Departamento de Río Negro, salía Sebastiana de su casa en el Palmar
Grande, en una yegua rosilla que le
quedaba reservada para ir a la escuela en tiempos de clase. Sebastiana era la
más pequjeña de cuatro hijos de la familia Perdomo y la única que quedaba en la
escuela luego que sus dos hermanos mayores comenzaran a trabajar en una forestal
cercana. La otra hermana estaba estudiando en el liceo de Young, quedándose en
la casa de unos primos.
Sebastiana
montaba a caballo. Ella no lo sabía pero su tatarabuela Rosalía Cambeiro, a
quien apodaban “la gallega” era quien había decidido instalarse en los
alrededores de Algorta hacía mucho tiempo. Su
abuela, que también se llamaba Rosalía, le había enseñado a montar. Se
bajó del caballo, lo ató a un poste que oficiaba de palenque, se acomodó la
túnica, rehizo el nudo de la moña azul y se dispuso a comenzar el nuevo año
escolar. .
En una escuela del Barrio Artigas entre las calles Instrucciones del Año XIII y Andresito,en la ciudad de Salto, comienzan nuevamente el año escolar. Túnicas y moñas azules se arremolinaban a la entrada del colegio.
Gonzalo
Ciprieste y su hemana menor Lurdes llegaban corriendo justo a tiempo en el
momento que sonaba la campana indicando la entrada a clase. Gonzalo y Lurdes
eran hijos de Martina y Julián un matrimonio del interior del departamento que
hacía un par de años que se había mudado a la capital departamental. Tanto
Martína como Julián sabían que provenían de una estirpe india y estaban
orgullosos de ello. Si hubieran conocido sus antepasaados habrían sabido que
pertenecían al linaje guaraní de los Arapí, que poblaban el país desde hacía
mas de dos siglos, cuando en el campo oriental no habían llegado los europeos..
Anteriormente
Julián trabajaba en una plantación de naranjas cerca de Villa Constitución. Ya
en la ciudad estaba aprovechando su habilidad defendiéndose tanto en carpintería como herrería y había logrado
algunas changas más o menos permanentes. Su esposa, Martina, preparaba comidas
para afuera y comenzaba a establecer una pequeña clientela..
(continúa)
Reproducido de la novela histórica "De todas partes vienen". D.Antón, Piriguazú Ediciones.
Reproducido de la novela histórica "De todas partes vienen". D.Antón, Piriguazú Ediciones.
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