La
panspermia
Francis
Crick obtuvo un Premio Nobel por ser co-descubridor de la estructura
de la molécula de la vida, una larguísima y compleja doble hélice
que fue denominada ácido desoxiribonucleico o ADN3 .
En
su libro “La vida misma, su origen y naturaleza”, Crick
argumentaba que la vida no pudo haber surgido de una sopa terrestre
primitiva.
En
primer lugar, porque la molécula de ADN no puede ensamblarse sola,
requiere proteinas especiales para hacerlo. Y en segundo lugar,
porque no parece posible que las proteinas puedan formarse por
casualidad.
Todas
las proteinas están hechas de tan sólo 20 aminoácidos
específicos. Cada una de ellas contiene doscientos aminoácidos que
son combinaciones variables de la veintena de compuestos antes
mencionados.
De
acuerdo a Crick, las probabilidades de que se formara una proteina
cualquiera por azar son de apenas una en 10160,
cantidad mucho mayor que TODOS los átomos del universo conocido
(1080).
Es
como si un remolino que agitase un depósito de chatarra,
“casualmente” construyera un jet B-747 listo para volar…
Este
autor concluye que la complejidad que existe en las estructuras
celulares no puede ser debida al azar. Las moléculas iniciales de la
vida debieron provenir del espacio.
Esta
teoría que ha sido llamada “panspermia”, había sido propuesta
por Svante Arrhenius4
a principios del siglo XX, y desarrollada por Fred Hoyle y Chandra
Wickramasinghe durante las últimas décadas3 .
Piensan
Hoyle y Wickramasinghe que la vida se habría originado en el momento
de la formación de las galaxias, tal vez de la nuestra (“la Vía
Láctea”) o del conjunto de las galaxias del universo conocido, y a
partir de ese momento se habría difundido contenida y transportada
en los pequeños cuerpos cometarios “sembrando” los planetas que
tenían las condiciones apropiadas6 .
La Tierra recibió sus primeras semillas devida
hace casi 4,000 millones de años, evolucionando en diferentes
direcciones de acuerdo a las condiciones de los ambientes
encontrados. Según Wickramasinghe (1974), el polvo interestelar es
esencialmente orgánico y existe vida de tipo bacteriano por doquier.
Estos
organismos y materia orgánica estarían llegando a la atmósfera
terrestre en forma regular, modificando y enriqueciendo el stock
genético planetario.
Ello
explicaría la presencia de compuestos orgánicos detectados al
quemarse algunos meteoritos a 80 quilómetros de altura7 ,
y el reciente hallazgo de bacterias vivas a 16,000 de altitud8 .
Este
último autor y Fred Hoyle interpretan como de origen orgánico la
coloración rojiza de ciertos satélites planetarios cuya superficie
está cubierta de hielo (p.ej. Europa, Calisto y Charon9 ),
y de otros astros ubicados en el llamado cinturón de Kuiper10 .
De acuerdo a ambos astrónomos, el interior de estos planetoides
(cuya temperatura exterior es inferior a –200° C), estaría
“entibiado” por los procesos de desintegración radioactiva de
sus minerales, permitiendo la existencia de agua líquida en su
interior, y por ende, de procesos biológicos. Piensan estos autores
que la vida puede sobrevivir la congelación profunda por mucho
tiempo, tal vez decenas o cientos de millones de años.
Extraido de "Pueblos, Drogas y Serpientes", Danilo Antón, Piriguazu Ediciones
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