Paradigmas geológicos que se resisten a ser cambiados
Danilo Antón
El paradigma de la ciencia normal definido por Thomas S.
Kuhn es el conjunto de teorías, reglas, procedimientos y
conocimientos que impregnan una sociedad determinada en un momento
concreto de su historia. En la actualidad se refiere al “modelo”
científico adoptado en forma generalizada en la sociedad globalizada
contemporánea.
El tema de la evolución planetaria, actualmente
restringida a la generalmente aceptada “teoría de la tectónica de
placas”, con un planeta de volumen constante complementada con la
hipótesis del origen biológico (“fósil”) del petróleo
constituyen ámbitos paradigmáticos establecidos que se resisten a
ser modificados a pesar de los numerosos datos que deberían inducir
a su revisión radical y profunda.
En esta sociedad “globalizada” se supondría que la
construcción científica oficial funcionaría a través de la
acumulación de datos científicos que permitirían “avanzar” en
el conocimiento, en particular lograr un mayor detalle en la
aplicación concreta de los modelos científicos aceptados.
Desafortunadamente, no existe ningún método en este
paradigma oficial (ni en ningún otro paradigma dominante) que
permita descartar “todo el modelo” para poder aceptar otras
teorías y aplicar otras reglas o procedimientos que terminen
modificándolo radicalmente.
Por esa razón, en el campo de la geología planetaria,
resulta muy difícil replantear la validez de muchos conceptos cuya
vigencia está siendo desmentida cotidianamente por la realidad.
La dificultad de cambiar el paradigma oficial estriba en
que esta modificación también altera las relaciones de poder.
A nivel político, quienes detentan «el poder
paradigmático», son los mismos que controlan los mecanismos
decisorios.
Desde el punto de vista económico ellos son los que se
benefician de las decisiones que se toman basadas en los postulados
aceptados oficialmente
En la esfera académica son las personas que defienden
su prestigio y la seguridad económica que dan las posiciones
profesionales o universitarias que ocupan y que eventualmente se
verían amenazadas por un posible cambio de paradigma (Lovelock,
1988).
No
tenemos dudas que tarde o temprano el cambio paradigmático se
producirá. Cuando la masa crítica de investigadores y científicos
y el apoyo de la opinión pública sea suficiente, cuando pasen las
décadas y se disponga de nuevos datos confirmando la nueva visión
acerca de la historia y dinámica de
nuestro planeta, las estructuras del poder cederán y el nuevo
paradigma basado en los datos de la realidad será aceptado
oficialmente.
En ese momento se crearán las condiciones para
replantear las estrategias políticas y económicas que permitan
desarrollar y establecer un nuevo enfoque de las relaciones humanas
con los recursos y ambientes del planeta.
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