Dubai, desde la pesca de perlas a la extravagancia de proyectos faraónicos
Formas de esclavitud y explotación de trabajadores a través del tiempo
D.Antón
Los pescadores de perlas
Los pescadores de perlas
En
el siglo XIV el viajero y narrador marroquí Ibn
Batuta, que recorrió las ciudades y
territorios de Shiraz,
los oasis de Al Hasa y
Al Qatif,
la isla de Bahrein
(que en tiempos antiguos también fue conocida como Awal),
el Estrecho de Hormuz y
Omán, ratificó la existencia de esta próspera actividad en las
zonas litorales del Golfo.
Cuando
arribaron los navegantes portugueses en el siglo XVI estableciendo
varios fuertes (en Bahrein,
Al Qatif,
isla de Hormuz y
Muscat), y
más tarde, cuando la zona entró en la esfera de influencia
británica, la extracción perlífera continuó siendo el principal
soporte económico de los pueblos costeros de la región. En el siglo
XVII y hasta el siglo XIX los bancos de perlas se continuaron
explotando en las islas de Bahrein y Dalmah (cerca de Abu Dhabi), en
Abu Musa, en Hormuz y en el archipiélago Lavan-Kish.
Debido
a la extracción excesiva de ostras90
en la zona intermareal menos profunda, fue necesario extender el
buceo extractivo a las aguas de mayor profundidad (más de 10 metros)
con el consiguiente riesgo para los buceadores..
El
buceo se hacía desde pequeños botes de madera (llamados “dhow”).
Hasta principios del siglo .XIX los buzos eran habitualmente esclavos
obligados a realizar 50 a 60 sumersiones por día. Para sumergirse se
dejaban hundir con piedras pesadas recogiendo la mayor cantidad de
ostras antes de volver a la superficie91.
La utilización de esclavos para la extracción de perlas en las
costas del Golfo Pérsico continuó hasta el siglo XX. En 1930
todavía había varios miles de esclavos en los Estados de la Tregua
(actualmente Emiratos Árabes Unidos), en Qatar, en Omán y en
Bahrein.
El
Golfo en el siglo XXI
Las cosas han
cambiado en los emiratos del Golfo desde los tiempos de los
buceadores de perlas. La causa fue la afluencia de recursos
financieros debido a la explotación de los yacimientos de
hidrocarburos locales.
Las
pequeñas aldeas de pescadores tradicionales, que apenas tenían unos
centenares o unos pocos miles de personas, se transformaron en
modernas urbes con cientos de miles e incluso millones de habitantes.
El Emirato de Dubai, que era una minúscula comunidad a principios
del siglo XX, tiene hoy 2,300,000 habitantes en una superficie de
4,100 km2,
Abu Dhabi posee una población de 870,000, Sharjah 700,000 y Bahrein
700,000, muy superior a las escasas dimensiones de dichos poblados en
tiempos pasados. Las ciudades de hoy son urbes construidas con
abundantes recursos, gran desarrollo edilicio y audaces proyectos que
requirieron grandes inversiones.
El
caso de Dubai es sintomático. En este emirato se encuentra el
edificio más alto del mundo (Borj
Khalifa con 828 metros), el Centro
Comercial más grande del planeta (Dubai
Mall), la fuente más caudalosa (Dubai
Fountain), extensas islas artificiales
(Palm Jumeirah y World Islands), el “único” hotel siete
estrellas que existe (Burj el Arab),
así como un metro y numerosas avenidas, canales y puentes.
Uno se pregunta
como se ha podido llegar a esa extravagancia despilfarradora a partir
de aquel modestísimo comienzo. La respuesta reside en el hecho de
que Dubai se encuentra en el corazón de la región de producción
petrolera más importante del mundo. Su posición geopolítica y
geográfica le ha permitido concentrar los excedentes financieros
recaudados por los países vecinos y los propios mediante hábiles
estrategias de marketing a nivel regional y mundial.
Sin llegar al
extremo de Dubai, otros emiratos y ciudades del Golfo también han
establecido proyectos urbanísticos, comerciales e industriales
especialmente onerosos.
Para poder
llevar a cabo estos proyectos la región ha podido contar con
abundante mano de obra barata proveniente de países densamente
poblados y pobres de Africa y Asia, como India, Pakistán y
Filipinas.
A pesar de esa
aparente riqueza, los trabajadores que construyeron y trabajan en
Dubai, Abu Dhabi, Kuwait y otras ciudades del Golfo se encuentran a
menudo en condiciones de semi-esclavitud. Con contratos de larga
duración, condiciones de trabajo muy duras, con parte de sus
remuneraciones y sus pasaportes retenidos se transforman en rehenes
virtuales de una situación de la que no pueden escapar. En el Golfo
Pérsico la esclavitud ha adoptado nuevas formas pero no se ha
extinguido totalmente.
De "Crónicas de la Peripecia Humana", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones.
Blog in English: daniloanton-en.blogspot.com
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