Danilo Antón
Periódicamente el Uruguay atraviesa
períodos de sequía que tienen que ser prevenidos para asegurar la
continuidad de la producción y la persistencia de los manantiales
naturales y niveles fréaticos y piezométricos.
Para combatir la sequía existen una
serie de medidas que se pueden adoptar, de las cuales en nuestro país
varias ya se encuentran en ejecución. Entre ellas se puede mencionar
la existencia de represas, algunas que se utilizan específicamente
para riego, como es el caso de la represa de India Muerta, otras para
el abastecimiento de agua, como la de Cuñapirú o la Cuenca del
Santa Lucía en Minas.
Además, existen tajamares que son
pequeñas represas que se instalan en diversos sitios del territorio.
Su fin es retener el agua en superficie, formando pequeños lagos que
son utilizados cuando hay escasez de agua. Si se trata de sequías
muy extensas en el tiempo, estos tajamares se secan, por lo que no
son la mejor solución al problema.
La tercera opción de reserva de agua,
segura y complementaria de las anteriores, es el manejo de las
cuencas hidrogeológicas o de los acuíferos.
En Uruguay, existen acuíferos
regionales, como el Acuífero Guaraní, el Acuífero Raigón y el
Acuífero Litoral, los cuales debido a su tamaño no se ven afectados
por las sequías.
Además, existen cerca de un centenar
de pequeños acuíferos que incluyen algunos periféricos de los
acuíferos regionales. El objetivo es identificar estos pequeños
acuíferos que alimentan a los manantiales, para asegurar que siempre
cuenten con agua. Estos acuíferos, si no cuentan con recarga
suficiente pueden bajar sus niveles de agua y provocar que
manantiales y cañadas se sequen.
Es necesario asegurar la recarga de los
acuíferos, influyendo para que el agua que se infiltra sea mayor al
agua que corre y evitar que se pierda en el mar. Para lograr este
objetivo se propone instalar tajamares de recarga, pequeñas represas
de agua, las cuales se diferencian de los tajamares de almacenamiento
en que los últimos sólo reservan agua en la superficie, con la
desventaja que se trata de agua que fácilmente se evapora y
contamina.
En cambio, los tajamares de recarga
promueven la infiltración y nutren a los acuíferos. Para permitir
la infiltración del agua, es necesario ubicar el tajamar en la
ladera de la cuchilla orientada hacia los manantiales de cañadas y
arroyos
Asimismo, otra ventaja de los tajamares
de recarga, es que son mucho más pequeños y fáciles de construir
que los tajamares de almacenamiento. No es necesaria una gran
inversión, medios técnicos o personal capacitado para su
construcción. Su construcción es similar a la de los tajamares de
almacenamiento, la diferencia radica en su ubicación y su tamaño.
En nuestro país aún no se instaló
este procedimiento de recarga artificial como mecanismo contra la
sequía, pero en varias partes del mundo ha sido utilizado
exitosamente.
Antes de construir estos tajamares es
necesario realizar un relevamiento de acuíferos. Actualmente están
identificadas zonas donde existen pequeños acuíferos, como la zona
de basalto, el basamento cristalino y formaciones sedimentarias en
Cerro Largo y Rivera. Hasta ahora se conocen estas "familias de
acuíferos locales" pero es necesario ubicar localmente cada uno
de ellos, trabajar un área y construir los tajamares de recarga.
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