La nación guenoa- minuán
Danilo Antón
Una de las naciones más
importantes del territorio uruguayo, tanto por lo numerosa, como por
la extensión del área que ocupaba ha sido identificada en las
crónicas con el nombre de guenoa, minuán, guinoaes, güenoa o
goanoás.
A partir de la existencia
de crónicas (mediados del siglo XVII) esta nación aparece
principalmente ocupando la región que se extiende desde el río
Ibicuy hasta el estuario hoy denominado “Río de la Plata” y
desde el río Uruguay hasta las costas atlánticas de la zona lacunar
de Los Patos y Merín.
En tiempos anteriores a
la invasión europea es probable que la ubicación de los guenoas
fuera diferente.
Existen indicios que
mostrarían que estos pueblos ocupaban en tiempos anteriores la
región litoral atlántica desde las grandes lagunas (de los Patos y
Merín) hasta la entrada del estuario hoy llamado platense. Es muy
probable que la cultura denominada de los “cerritos” fuera la
expresión arqueológica de la persistencia ancestral del pueblo
guenoa- minuán en el territorio costero- lacunar uruguayo-
riograndense.
La llegada de los
españoles y portugueses en el siglo XVI aportando enfermedades
contagiosas y provocando mortandades generalizadas debió influir en
una disminución demográfica considerable de la nación guenoa. Más
tarde, ya en el siglo XVII, al repetirse varias agresivas
expediciones de esclavos de los bandeirantes, continuó este
decrecimiento poblacional, acompañado de una migración masiva de
los sobrevivientes.
Este último fenómeno es descripto
ilustrativamente en varias referencias incluidas por Hemming, John en
su libro “Red gold”. Hemming expresa:
“La compra de
esclavos se estaba volviendo un tráfico crecientemente organizado en
Santa Catarina y alrededor de la Laguna de los Patos. Traficantes
nativos conocidos como “mus” actuaban como intermediarios. Un
jesuita que investigó el río Taquarí en 1635 encontró un “mu”
llamado Parapopi. Tenía una empalizada sobre el Taquarí cerca de la
confluencia con el río das Antas. “Este
hombre es un gran sinvergüenza que ha vendido toda esa nación...
Los portugueses le confían todo su rescate a él. Flotas de cautivos
miserables dejan sus hogares cada año, y son llevados por tierra por
los Tupí (los indios bandeirantes). Se dice que les lleva solo cinco
días alcanzar el mar desde allí. En 1635 el Gobernador de Sao
Vicente dio autorización a una enorme expedición marítima a la
Laguna (de los Patos). Era una redada
esclavista indisimulada. Por muchos años los portugueses habían
comprado esclavos pacíficamente in dicha zona a cambio de bienes de
comercio, e incluso el consejo de Sao Paulo fue escandalizado por
esta agresión desnuda. El consejo escribió que “esas
personas sólo llevaron pólvora, municiones y cadenas, que están
contra la Ley de su Majestad, siendo un acto de guerra. Más de 200
hombres fueron a Patos aunque por su parte los indios no habían dado
ningún motivo para ser molestados. Habían sido nuestros amigos y
amigos de nuestros ancestros por más de cien años...”.
Era escandaloso que el lugarteniente había permitido que “barco
tras barco lleno de hombres con pólvora, esposas y cadenas para
hacer guerra en los paganos de los Patos , que habían estado en paz
por muchos años, y algunos de ellos eran cristianos”.
Un jesuita portugués
visitó la base de la expedición en la Laguna. Vió quince
embarcaciones marítimas y muchas grandes canoas y escuchó que los
portugueses esperaban obtener 12,000 esclavos carijó. Los
esclavistas incluso molestaron a un jefe llamado “Papagayo” que
había sido uno de sus principales agentes... “benefactor
de los blancos... fue él quien los apoyó en todo y les dio comida
gratis....pero fue mantenido en su aldea principal como un cautivo en
una prisión.... con una guarda fuerte de mosqueteros portugueses
controlándolo.....De las 1200 almas que acostumbraba tener en su
aldea principal, donde vivía, solo quedaron 150; sus parientes más
próximos. E incluso querían llevar al jefe mismo como cautivo.”1
Hay varios testimonios
que confirman esta descripción.
En una consulta do
Conselho Ultramarino de Portugal, Frey Manuel de Santa María y el
Padre Luiz Pessoa expresan que las campañas del sur de los dominios
portugueses “estaban despobladas de gentío, por haber, los
moradores de San Vicente, haber ido a sacar el gentío que las
poblaba y sólo en el dicho Río Grande hay algún gentío que
confina con los charrúas....y están tan lejos que no hay quien
quiera ir a poblarlas”...”en aquellas partes en la ribera
del mar no hay ya gentío, sino algunos pocos en la Laguna de los
Patos donde nuestros portugueses van a hacer sus compras de
indios.”2
En el mismo sentido se
agrega el testimonio de un español fugado de Brasil a causa de los
malos tratos luego de la ruptura del 1640 entre ambos países. Este
testigo“oyó decir que habían llevado a Río Grande, cien
leguas de este gran Río de la Plata, un navío cargado de indios a
Río de Janeiro, y que habían venido de Santos y Sao Pablo como
otros dos navíos a llevar más indios, y esto era muy público en
toda la costa, y así mismo lo era en el puerto de la Cananea”
3
Según Bracco, Diego, 20044 ,
la sociedad paulista tendió a orientar su energía expedicionaria
(léase expediciones de captura de esclavos) “hacia el sur y
hacia el oeste”. Manifiesta Bracco en lamisma obra que “Uno
de esos grandes movimientos de expansión se dirigió hacia el
sureste. Allí inicialmente había poblaciones indígenas con una
densidad relativamente alta y que por lo tanto constituían un botín
interesante para quienes procuraban esclavos. Los paulistas habrían
recorrido la costa y se habrían internado en embarcaciones menores
por la cuenca de la Laguna de los Patos. Habrían establecido
característicos sistemas de “rescate”, fomentando guerra
interétnica y obtenido muchas “piezas” a cambio de útiles de
tecnología europea. El descenso numérico que estas actividades
habrían causado en las poblaciones preexistentes se habría visto
compensado por el numeroso contingente que la Compañía de Jesús
estableció en la sierra del Tape en la década de 1630.”
La décadas de 1630 y
1640 fueron críticas desde el punto de vista demográfico, cultural
y político para la región oriental del Uruguay. Además de las
incursiones a la región atlántica de Patos ya mencionada (1635), en
donde varios miles de personas fueron apresadas para venderlas en
los mercados de esclavos de Sao Paulo, Sao Paulo y Rio de Janeiro,
(probablemente “patos” y guenoas), los bandeirantes atacaron las
misiones jesuíticas de la Sierra del Tape en el centro del
territorio del actual estado de Rio Grande do Sul, Brasil. El
resultado de estos ataques fue la destrucción total de dichas
misiones, y la esclavización de miles de pobladores de las mismas,
mayoritariamente guaraníes, pero también incluyendo otros grupos
étnicos, especialmente guenoas.
Aparecen
los guenoas
Es a partir de este
período de expediciones bandeirantes que comienzan a aparecer en los
registros históricos ciertos pueblos nativos que no habían sido
mencionados en documentos anteriores.
Estas naciones habían
sido mencionadas sin nombre en un informe preparado en Buenos Aires
en 1634 a pedido del Gobernador Pedro Esteban Dávila donde se
transcribe una relación del gobernador Francisco de Céspedes en la
década de 1620. En esta relación el Gobernador de Céspedes, había
enviado:
“a llamar con los
mismos charrúas a los indios de la sierra de Maldonado, los cuales,
en oyendo su nombre, el cacique mayor despachó otro menor...”
para “...que viniese con algunos indim{enez ios recorriendo la
costa por si algún navío diese en ella como ha sucedido otras
veces.... vigiando la costa para dar aviso si viniesen velas.”5
De acuerdo a la
información obtenida en documentos de los años siguientes, los
“indios de la Sierra de Maldonado” serían precisamente aquellos
pueblos que luego se conocerían como guenoas o minuanes. En este
documento se comprueba también que la nación guenoa- minuán tenía
cacicazgos jerárquicos demostrando una cierta complejidad política.
En ese sentido vale la pena referirse a la carta del Padre Miguel
Ximénez de 1731 donde también se habla de un cacique principal de
la nación guenoa al que se llama Quireymbá 6
Continúa la relación de
Don Francisco de Céspedes explicando el desenlace de la
convocatoria:
“No se contentó
con venir con los indios que se le ordenó y trajo consigo todos sus
vasallos que son más de mil almas , y vino corriendo por la
costa.... y en esta ocasión dieron sobre él, habiéndose apartado
de los demás a pescar y cazar con algunos indios, la nación
valomar, y les mataron muchos indios, y con ellos el cacique que
había venido a esta dicha ciudad (Buenos Aires) con la
embajada y les cautivaron sus mujeres e hijos y llevaron a sus
tierras, a donde hay nueva que los tienen por esclavos.”7
Es probable que los
pueblos allí descriptos podrían ser sobrevivientes de los ataques
de los bandeirantes a las misiones de la Sierra de los Tapes y a las
poblaciones originales de la región lacustre de la costa atlántica.
Estas últimas naciones, conocidas por los arqueólogos como pueblos
“constructores de cerritos”, que estuvieron por miles de años en
sus territorios ancestrales, coincidirían con las naciones que las
crónicas posteriores denominarían guenoas o minuanes.
Una opinión en ese
sentido expresa Bracco, 20048 ,
“Las reducciones de las sierras de los tapes fueron a su vez
atacadas por los bandeirantes y los sobrevivientes se replegaron al
oeste hacia el río Uruguay y hacia el Sur. Los guaraníes quedaron
en las cercanías de las misiones del río Uruguay (p.ej. Yapeyú) y
los “otros” se volvieron definitivamente “pastores” de
ganados cimarrones en las praderas orientales. En este ambiente la
documentación jesuítica empieza a hablar de otras naciones, en
especial de una nación hasta entonces
innominada en dichas zonas acotada por los tierras portuguesas, las
misiones jesuíticas, los dominios de Buenos Aires al suroeste y los
charrúas al oeste-suroeste: los guenoas.”
De acuerdo a Bracco, no
hay documentación ni arqueológica acerca del arribo reciente de la
nación guenoa- minuán al territorio de la Banda Oriental del
Uruguay: “Esa nación fue denominada “guenoa” por los
jesuitas y “minuana” por españoles y portugueses...tenían
sistema de mando jerarquizado que se extendía por un territorio de
cientos de miles de km2...manejaban el ganado, cuya propiedad
individual reconocían, actuando como pastores de ganado”9
En resumen, consideramos
que los antepasados de los guenoas- minuanes ocuparon la región
atlántico- lacustre del actual territorio uruguayo y de Rio Grande
do Sul desde tiempos muy remotos, tal vez 4,000 o 5,000 años. Si
así fuera, su llegada sería contemporánea e incluso anterior a las
migraciones de los chaná-arawak.
A partir de ciertas
semejanzas lingüísticas no se puede descartar que los guenoas,
denominados guanoás por el Padre Francisco García en 1683
tengan parentesco con los pueblos chaná- arawak que son denominados
guanás en su territorio ancestral cerca de la confluencia del
río Apa con el río Paraguay.
Otros elementos de
culturales y de vocabulario (p.ej. la numeración) permitirían
relacionar a los guenoas con los pueblos ancestrales charrúas, y tal
vez al tronco chaqueño wichi-nivaclé-maka.
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