miércoles, 18 de noviembre de 2015

La nación  guenoa- minuán

Danilo Antón

Una de las naciones más importantes del territorio uruguayo, tanto por lo numerosa, como por la extensión del área que ocupaba ha sido identificada en las crónicas con el nombre de guenoa, minuán, guinoaes, güenoa o goanoás.
A partir de la existencia de crónicas (mediados del siglo XVII) esta nación aparece principalmente ocupando la región que se extiende desde el río Ibicuy hasta el estuario hoy denominado “Río de la Plata” y desde el río Uruguay hasta las costas atlánticas de la zona lacunar de Los Patos y Merín.
En tiempos anteriores a la invasión europea es probable que la ubicación de los guenoas fuera diferente.
Existen indicios que mostrarían que estos pueblos ocupaban en tiempos anteriores la región litoral atlántica desde las grandes lagunas (de los Patos y Merín) hasta la entrada del estuario hoy llamado platense. Es muy probable que la cultura denominada de los “cerritos” fuera la expresión arqueológica de la persistencia ancestral del pueblo guenoa- minuán en el territorio costero- lacunar uruguayo- riograndense.
La llegada de los españoles y portugueses en el siglo XVI aportando enfermedades contagiosas y provocando mortandades generalizadas debió influir en una disminución demográfica considerable de la nación guenoa. Más tarde, ya en el siglo XVII, al repetirse varias agresivas expediciones de esclavos de los bandeirantes, continuó este decrecimiento poblacional, acompañado de una migración masiva de los sobrevivientes.
Este último fenómeno es descripto ilustrativamente en varias referencias incluidas por Hemming, John en su libro “Red gold”. Hemming expresa:
La compra de esclavos se estaba volviendo un tráfico crecientemente organizado en Santa Catarina y alrededor de la Laguna de los Patos. Traficantes nativos conocidos como “mus” actuaban como intermediarios. Un jesuita que investigó el río Taquarí en 1635 encontró un “mu” llamado Parapopi. Tenía una empalizada sobre el Taquarí cerca de la confluencia con el río das Antas. “Este hombre es un gran sinvergüenza que ha vendido toda esa nación... Los portugueses le confían todo su rescate a él. Flotas de cautivos miserables dejan sus hogares cada año, y son llevados por tierra por los Tupí (los indios bandeirantes). Se dice que les lleva solo cinco días alcanzar el mar desde allí. En 1635 el Gobernador de Sao Vicente dio autorización a una enorme expedición marítima a la Laguna (de los Patos). Era una redada esclavista indisimulada. Por muchos años los portugueses habían comprado esclavos pacíficamente in dicha zona a cambio de bienes de comercio, e incluso el consejo de Sao Paulo fue escandalizado por esta agresión desnuda. El consejo escribió que “esas personas sólo llevaron pólvora, municiones y cadenas, que están contra la Ley de su Majestad, siendo un acto de guerra. Más de 200 hombres fueron a Patos aunque por su parte los indios no habían dado ningún motivo para ser molestados. Habían sido nuestros amigos y amigos de nuestros ancestros por más de cien años...”. Era escandaloso que el lugarteniente había permitido que “barco tras barco lleno de hombres con pólvora, esposas y cadenas para hacer guerra en los paganos de los Patos , que habían estado en paz por muchos años, y algunos de ellos eran cristianos”.
Un jesuita portugués visitó la base de la expedición en la Laguna. Vió quince embarcaciones marítimas y muchas grandes canoas y escuchó que los portugueses esperaban obtener 12,000 esclavos carijó. Los esclavistas incluso molestaron a un jefe llamado “Papagayo” que había sido uno de sus principales agentes... “benefactor de los blancos... fue él quien los apoyó en todo y les dio comida gratis....pero fue mantenido en su aldea principal como un cautivo en una prisión.... con una guarda fuerte de mosqueteros portugueses controlándolo.....De las 1200 almas que acostumbraba tener en su aldea principal, donde vivía, solo quedaron 150; sus parientes más próximos. E incluso querían llevar al jefe mismo como cautivo.”1 

Hay varios testimonios que confirman esta descripción.
En una consulta do Conselho Ultramarino de Portugal, Frey Manuel de Santa María y el Padre Luiz Pessoa expresan que las campañas del sur de los dominios portugueses “estaban despobladas de gentío, por haber, los moradores de San Vicente, haber ido a sacar el gentío que las poblaba y sólo en el dicho Río Grande hay algún gentío que confina con los charrúas....y están tan lejos que no hay quien quiera ir a poblarlas”...”en aquellas partes en la ribera del mar no hay ya gentío, sino algunos pocos en la Laguna de los Patos donde nuestros portugueses van a hacer sus compras de indios.
En el mismo sentido se agrega el testimonio de un español fugado de Brasil a causa de los malos tratos luego de la ruptura del 1640 entre ambos países. Este testigo“oyó decir que habían llevado a Río Grande, cien leguas de este gran Río de la Plata, un navío cargado de indios a Río de Janeiro, y que habían venido de Santos y Sao Pablo como otros dos navíos a llevar más indios, y esto era muy público en toda la costa, y así mismo lo era en el puerto de la Cananea
Según Bracco, Diego, 2004, la sociedad paulista tendió a orientar su energía expedicionaria (léase expediciones de captura de esclavos) “hacia el sur y hacia el oeste”. Manifiesta Bracco en lamisma obra que “Uno de esos grandes movimientos de expansión se dirigió hacia el sureste. Allí inicialmente había poblaciones indígenas con una densidad relativamente alta y que por lo tanto constituían un botín interesante para quienes procuraban esclavos. Los paulistas habrían recorrido la costa y se habrían internado en embarcaciones menores por la cuenca de la Laguna de los Patos. Habrían establecido característicos sistemas de “rescate”, fomentando guerra interétnica y obtenido muchas “piezas” a cambio de útiles de tecnología europea. El descenso numérico que estas actividades habrían causado en las poblaciones preexistentes se habría visto compensado por el numeroso contingente que la Compañía de Jesús estableció en la sierra del Tape en la década de 1630.”

La décadas de 1630 y 1640 fueron críticas desde el punto de vista demográfico, cultural y político para la región oriental del Uruguay. Además de las incursiones a la región atlántica de Patos ya mencionada (1635), en donde varios miles de personas fueron apresadas para venderlas en los mercados de esclavos de Sao Paulo, Sao Paulo y Rio de Janeiro, (probablemente “patos” y guenoas), los bandeirantes atacaron las misiones jesuíticas de la Sierra del Tape en el centro del territorio del actual estado de Rio Grande do Sul, Brasil. El resultado de estos ataques fue la destrucción total de dichas misiones, y la esclavización de miles de pobladores de las mismas, mayoritariamente guaraníes, pero también incluyendo otros grupos étnicos, especialmente guenoas.

Aparecen los guenoas
Es a partir de este período de expediciones bandeirantes que comienzan a aparecer en los registros históricos ciertos pueblos nativos que no habían sido mencionados en documentos anteriores.
Estas naciones habían sido mencionadas sin nombre en un informe preparado en Buenos Aires en 1634 a pedido del Gobernador Pedro Esteban Dávila donde se transcribe una relación del gobernador Francisco de Céspedes en la década de 1620. En esta relación el Gobernador de Céspedes, había enviado:
a llamar con los mismos charrúas a los indios de la sierra de Maldonado, los cuales, en oyendo su nombre, el cacique mayor despachó otro menor...” para “...que viniese con algunos indim{enez ios recorriendo la costa por si algún navío diese en ella como ha sucedido otras veces.... vigiando la costa para dar aviso si viniesen velas.
De acuerdo a la información obtenida en documentos de los años siguientes, los “indios de la Sierra de Maldonado” serían precisamente aquellos pueblos que luego se conocerían como guenoas o minuanes. En este documento se comprueba también que la nación guenoa- minuán tenía cacicazgos jerárquicos demostrando una cierta complejidad política. En ese sentido vale la pena referirse a la carta del Padre Miguel Ximénez de 1731 donde también se habla de un cacique principal de la nación guenoa al que se llama Quireymbá
Continúa la relación de Don Francisco de Céspedes explicando el desenlace de la convocatoria:
No se contentó con venir con los indios que se le ordenó y trajo consigo todos sus vasallos que son más de mil almas , y vino corriendo por la costa.... y en esta ocasión dieron sobre él, habiéndose apartado de los demás a pescar y cazar con algunos indios, la nación valomar, y les mataron muchos indios, y con ellos el cacique que había venido a esta dicha ciudad (Buenos Aires) con la embajada y les cautivaron sus mujeres e hijos y llevaron a sus tierras, a donde hay nueva que los tienen por esclavos.”

Es probable que los pueblos allí descriptos podrían ser sobrevivientes de los ataques de los bandeirantes a las misiones de la Sierra de los Tapes y a las poblaciones originales de la región lacustre de la costa atlántica. Estas últimas naciones, conocidas por los arqueólogos como pueblos “constructores de cerritos”, que estuvieron por miles de años en sus territorios ancestrales, coincidirían con las naciones que las crónicas posteriores denominarían guenoas o minuanes.

Una opinión en ese sentido expresa Bracco, 2004, “Las reducciones de las sierras de los tapes fueron a su vez atacadas por los bandeirantes y los sobrevivientes se replegaron al oeste hacia el río Uruguay y hacia el Sur. Los guaraníes quedaron en las cercanías de las misiones del río Uruguay (p.ej. Yapeyú) y los “otros” se volvieron definitivamente “pastores” de ganados cimarrones en las praderas orientales. En este ambiente la documentación jesuítica empieza a hablar de otras naciones, en especial de una nación hasta entonces innominada en dichas zonas acotada por los tierras portuguesas, las misiones jesuíticas, los dominios de Buenos Aires al suroeste y los charrúas al oeste-suroeste: los guenoas.
De acuerdo a Bracco, no hay documentación ni arqueológica acerca del arribo reciente de la nación guenoa- minuán al territorio de la Banda Oriental del Uruguay: “Esa nación fue denominada “guenoa” por los jesuitas y “minuana” por españoles y portugueses...tenían sistema de mando jerarquizado que se extendía por un territorio de cientos de miles de km2...manejaban el ganado, cuya propiedad individual reconocían, actuando como pastores de ganado”9 
En resumen, consideramos que los antepasados de los guenoas- minuanes ocuparon la región atlántico- lacustre del actual territorio uruguayo y de Rio Grande do Sul desde tiempos muy remotos, tal vez 4,000 o 5,000 años. Si así fuera, su llegada sería contemporánea e incluso anterior a las migraciones de los chaná-arawak.
A partir de ciertas semejanzas lingüísticas no se puede descartar que los guenoas, denominados guanoás por el Padre Francisco García en 1683 tengan parentesco con los pueblos chaná- arawak que son denominados guanás en su territorio ancestral cerca de la confluencia del río Apa con el río Paraguay.
Otros elementos de culturales y de vocabulario (p.ej. la numeración) permitirían relacionar a los guenoas con los pueblos ancestrales charrúas, y tal vez al tronco chaqueño wichi-nivaclé-maka.


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