En julio de 1975 me encontraba visitando a mi amigo Gordon Wasson en su residencia de Danbury, cuando repentinamente él me planteó la pregunta siguiente: ¿creía. yo que el hombre primitivo, en la antigua Grecia, podría haber descubierto algún método para aislar un enteógeno a partir del cornezuelo que pudiese haberle proporcionado una experiencia comparable a la que da la LSD o la psilocibina? Le respondí que bien podría haber sido así y prometí enviarle, después de que lo hubíere pensado mejor, un comentario sobre nuestros conocimientos presentes acerca del tema; los cuales, según yo sospechaba entonces, apoyarían mi posición tentativa. Han pasado dos años, y ahora he aquí mi respuesta.
Cornezuelo es el nombre castellano de un producto fúngico, el esclerocio de un
hongo que los micólogos conocen como Claviceps purpurea (Fr.) Tul. Es un
parásito del centeno y de otros cereales como la cebada v el trigo, así como de
algunos pastos silvestres. Otras especies del género Claviceps, como C. paspali
Stev. y Hall, C. iiigricans Tul. y C. glabra Langdon, entre otras, parasitan muchas clases y variedades de pasto. El cornezuelo mismo carece de una
composición química uniforme: se presenta en razas “químicas” o “biológicas”
que difieren entre sí sobre todo por la composición de los alcaloides que
contienen. (Los químicos definen los alcaloides como sustancias alcalinas que
contienen nitrógeno y que representan los principios activos, desde un punto de
vista farmacológico, de numerosas plantas.) Así, en Suiza existen tres
variedades de cornezuelo de] centeno: 1) En la planicie suiza una que contiene
sobre todo el alcaloide ergotamina; 2) En el Valais una con alcaloides del
grupo de la ergotoxina, y 3) En los Grisones una que no contiene alcaloides.
Además, en otras clases de cornezuelo -del trigo, de la cebada, del mijo, de la
cizaña, etcétera- existen grandes variaciones en cuanto a los alcaloides que
contienen, a veces según la localización geográfica.
Con mucho, el más importante de todos los tipos de cornezuelo es eI del centeno, un cuerpo pardo-violáceo que aparece en las espigas y provoca la hipertrofia del grano. En inglés al cornezuelo del centeno se le llama horned rye, spiked rye, spurred rye, y más comúnmente ergot of rye, que es una traducción del término francés ergot de seigle (en la nomenclatura científica, Secale cornutum). La palabra ergot aparece definida en el Petit Larousse como “petit ongle pointu derriére le’pied du coq” (”pequeña uña puntiaguda en la parte posterior de la pata del gallo”) mas la procedencia del término francés ergot es incierta. Otras designaciones francesas son blé cornu, seigle ergoté, seigle ivre. Parece ser que en alemán hay más variantes que en otras lenguas: Mutterkorn, Rockeiimutter, Afterkorn, Todtenkorn, Tollkorn y muchas más. En el folklore germano existía la creencia de que cuando el cereal ondulaba con el viento la madre de los granos (un demonio) pasaba por el campo; sus hijos eran los lobos del centeno (el cornezuelo). De acuerdo con nuestro argumento observamos que dos de los nombres mencionados, seigle ivre (”centeno embriagado”) y Tollkoriz (”grano enloquecido”) dejan ver un conocimiento de los efectos enteogénicos del cornezuelo. Esta conciencia popular de las secuelas del cornezuelo sobre la mente muestra un conocimiento íntimo de sus propiedades, al menos entre los herbolarios, profundamente arraigado en las tradiciones europeas.
El cornezuelo de centeno tiene un pasado histórico. Otrora un veneno temible, ha llegado a convertirse en una rica fuente de valiosos productos farmacéuticos.
Durante la Edad Media hubo en Europa extrañas epidemias en que millares de personas perdieron la vida, provocadas por el pan elaborado con centeno contaminado por el cornezuelo. Dichas epidemias se presentaban en dos formas: el ergotismus convulsivus, caracterizado por síntomas epileptiformes y convulsiones nerviosas, y el ergotismus gangraenosus, en el que un rasgo dominante eran las manifestaciones gangrenosas que causaban la momificación de las extremidades. El ergotismo se conocía también como ignis sacer (”fuego sagrado”) o como “fuego de San Antonio”, porque San Antonio era el patrono de una orden religiosa fundada para prestar atención a las víctimas de dicha enfermedad. La causa de tales epidemias -pan contaminado con el cornezuelo- se descubrió apenas en el siglo XVII, y a partir de entonces los brotes de envenenamiento por el cornezuelo del centeno han sido sólo esporádicos.
El cornezuelo fue mencionado como un remedio por primera vez en 1582, por el médico alemán Adam Lonitzer, quien informó que las comadronas lo utilizaban para inducir los alumbramientos.
La primera comunicación científica sobre las aplicaciones del cornezuelo como un agente uterotónico fue presentada en 1808 por el médico estadunidense John Stearns: “Account of the pulvis parturiens”. Pero ya en 1824 el doctor David Hosack, también estadunidense, reconoció los peligros de utilizar el cornezuelo para apresurar los partos, y recomendó que la droga fuese empleada solamente para inhibir la hemorragia post partum. De esa fecha en adelante el cornezuelo ha sido usado en obstetrícia, sobre todo con dicho propósito.’ (El tal doctor Hosack fue un hombre eminente. Era el médico de muchos de los neoyorquinos distinguidos de la época, y acompañó a Alexander Hamilton a Weehawken, en ocasión de su trágico duelo con Aaron Burr. Esto llegó a mi conocimiento al través de la admirable biografía de Hosack que escribió Christine Robbins.)
El último y el más importante capítulo en la historia del cornezuelo lo examina como una rica fuente de alcaloides con aplicaciones farmacológicas. Más de treinta alcaloides han sido aisla dos del cornezuelo y es improbable que puedan ser descubiertos muchos más. Cientos de modificaciones químicas de dichos alcaloides naturales han sido’ preparadas e investigadas desde el punto de vista farmaco lógico. Hoy en día todos esos alcaloides tam-r bién pueden ser obtenidos mediante síntesis total.
Los alcaloides con aplicaciones medicinales más importantes proceden del cornezuelo del centeno. El primero que tuvo un uso terapéutico amplio fue la ergotamina, que A. Stoll aisló en 1918. La ergotamina es el ingrediente esencial de preparados farmacéuticos como el Cafergot y el Bellergal, medicamentos que se utilizan contra la migraña y los trastornos nerviosos. Dos preparados modernos especialmente útiles son la Hydergina, desarrollada por A. Stoll y A. Hofmann en los laboratorios Sandoz, de Basilea, que contiene alcaloides de ergotoxina hidrogenados y se emplea en el tratamiento de algunas alteraciones geriátricas, y el Dihydergot, que contiene dihidroergotamina como ingrediente activo y se utiliza en la terapéutica de trastornos circulatorios.
Las investigaciones sobre el alcaloide ergonovina, que es el principio uterotónico específico del cornezuelo, soluble en agua, son de especial importancia para los asuntos que estamos tratando. En 1932 H. W. Dudlev y C. Moir descubrieron, en Inglaterra, que los extractos del cornezuelo hidrosolubles, que no contenían ninguno de los alcaloides insolubles en agua del tipo ergotamina-ergotoxina, inducían una intensa actividad uterotónica.
Esta observación llevó, tres aiíos después, al aislamiento del alcaloide causante de dicha acción, en forma simultánea en cuatro diferentes laboratorios que lo llamaron “ergometrina”, “ergobasina”, “ergotocina” y “ergostetrina”, respectivamente. La Comisión de la Farmacopea Internacional propuso un nombre que fuera aceptado internacionalmente para reemplazar a tales sinónimos: esto es, idergonovina”.
En 1937, a partir de ácido lisérgico natural preparé la ergonovina, que por su composición química es la propanolamida del ácido lisérgico como se muestra en la imagen. El ácido lisérgico es el núcleo común de la mayoría de los alcaloides del cornezuelo. Se extrae de cultivos especiales de cornezuelo, y en la actualidad también sería posible prepararlo mediante una síntesis total, si no fuese porque tal procedimiento es demasiado caro. Yo utilicé el método desarrollado para la síntesis de la ergonovina con el objeto de preparar numerosas modificaciones químicas de dicha sustancia. Uno de estos derivados de la ergonovina, en parte sintéticos, fue la butanolamida del ácido lisérgico. Hoy en día se utiliza en obstetricia con el nombre comercial de Methergina para contener la hemorragia post partum y prácticamente ha reemplazado a la ergonovina.
Otro derivado del ácido lisérgico que sinteticé en el curso de estos trabajos, con la intención de obtener un analéptico (es decir, un agente con propiedades estimulantes de la respiración y de la circulación), fue la dietilamicia del ácido lisérgico (Fig. l). Los exámenes farmacológicos revelaron que el compuesto tenía una actividad uterotónica claramente intensa, casi tan vigorosa como la de la ergonovina. En 1943 descubrí, al someterme a experimentos con la droga, la alta potencia enteogénica de la dietilamida del ácido lisérgico, que llegó a ser Conocida en todo el mundo por su nombre en clave en el laboratorio: LSD-25.
Mi interés por los agentes enteogénícos, originado en 1943 a partir de mi trabajo con la LSD, me llevó a conocer a Gordon Wasson, precursor como etnomicólogo y precursor también en el estudio del antiguo culto de los hongos en México. Roger Heim, en aquel tiempo jefe del Laboratoire de Crvptogainie y director del célebre Muséum National d’Histoire Naturelle de París, a quien Wasson invitó a estudiar e identificar en el campo los hongos divinos, me envió muestras de ellos con el objeto de que analizara su composición química. Junto con mi ayudante de laboratorio, Hans Tscherter, logré aislar los principios enteoclénicos de los hongos sagrados de México, a los que llamé psilocibina y psilocina. En compañía de mis colegas de los Laboratorios de Investigación Sandoz conseguí elucidar la estructura química de la psilocibina y la psilocina, así como sintetizarlas.
Inspirado por las conversaciones con mi amigo Wasson y animado por nuestro buen éxito con los hongos enteogénicos, decidí abordar también el problema presentado por otra planta enteogénica mexicana, el ololiuhqui. Con la ayuda de Wasson obtuve una gran cantidad de auténticas semillas de ololiuhqui, de las dos especies de maravilla que los indios mesoamericanos han utilizado: semillas de Turbina corymbosa (L.) Raf. y de Ipomoea violacea L. Cuando las analizamos llegamos a un resultado inesperado: estas antiguas drogas que estábamos dispuestos a llamar “mágicas” y que los indios consideran divinas, contenían como principios psicoactivos algunos de nuestros ya familiares alcaloides del cornezuelo. Los componentes principales eran la amida del ácido lisérgico y la hidroxietilamida del ácido lisérgico, ambos alcaloides hidrosolubles, estrechamente relacionados con la dietilamida del ácido lisérgico (LSD), como resulta evidente incluso para quien no sea químico (Figura l). Otro constituyente de los alcaloides del ololiuhqui era la ergonovina, el principio uterotónico del cornezuelo.
La propiedad enteogénica de estas amidas simples del ácido lisérgico, estrechamente relacionadas con la LSD, está bien establecida. La cuestión que entonces surgía por sí misma era si la ergonovina -un componente alcaloide no sólo del cornezuelo sino también del ololiuhqui- poseía actividad enteogénica. A la luz de su estructura química esto no parecía improbable: no difiere mucho de la LSD. Mas uno puede inquirir por qué, si es un enteógeno, este hecho sorprendente no ha sido comunicado, en vista de que ha venido empleándose en obstetricia durante las últimas décadas. Sin duda la respuesta se encuentra en la dosis extremadamente baja de ergonovina que se emplea para contener la hemorragia post partum, esto es, de 0.1 a 0.25 mg. La dosis eficaz de la amida del ácido lisérgico es de 1 a 2 mg por vía bucal. Así pues, decidí administrarme una dosis correspondiente de ergonovina.
1º de abril de 1976
12:20 h: 2.0 mg de maleato ácido de ergonovina, que contienen 1.5 mg de base de ergonovina, ingeridos en un vaso de agua.
13:00 h: náusea ligera, mismo efecto que siempre he experimentado en mis ensayos con LSD o con psilocibina; cansado, necesidad de recostarme; con los ojos cerrados, figuras de colores.
13:30 h: los árboles del bosque vecino parecen animarse; sus ramas se mueven de manera amenazadora.
14:30 h: intenso deseo de soñar, incapacidad para el trabajo sistemático; con los ojos cerrados o abiertos, acosado por sensaciones y formas moluscoides.
16: 00 h: los motivos y colores se han hecho más claros, pero aún encierran peligros ocultos.
17:00 h: tras una breve siesta me despierta una especie de explosión interior de todos los sentidos.
18:00 h: una visita inesperada me obliga a entrar en actividad, pero durante toda la tarde viví más en un mundo interior que en el exterior.
22:00 h: todos los efectos desaparecidos, sensaciones normales.
Fue una experiencia realizada sin un procedimiento riguroso, mas prueba que la ergonovina posee una ligera actividad enteogénica modificadora del estado de ánimo, siempre que se tome en la misma cantidad que la de una dosis eficaz de la amida del ácido lisérgico, el constituyente principal del ololiuhqui. Su potencia corresponde aproximadamente a una vigésima parte de la que tiene la LSD, Y a unas cinco veces la de la psilocibina.
Hay un hallazgo más que podría ser de la mayor importancia para considerar la pregunta de Wasson. Los componentes principales de las semillas de maravilla mexicana son: 1) Amida del ácido lisérgico (= “ergina”), y 2) Hidroxietilamida del ácido lisérgico. Tales son también los alcaloides más importantes del cornezuelo que crece en el pasto silvestre Paspalum distichum L. Este pasto crece en torno de toda la cuenca del Mediterráneo y a menudo es infectado por Claviceps paspali. En 1960, F. Arcamone et al.’ fueron los primeros en descubrir estos alcaloides en el cornezuelo de P. distichum.
Entre las clases de cornezuelo producidas por las diferentes especies del género Claviceps y sus numerosos huéspedes cereales y pastos silvestres-, por supuesto existen algunas que contienen alcaloides enteogénicos, los mismos alcaloides que hay en las maravillas enteogénicas de México. Estos alcaloides, principalmente la amida del ácido lisérgico, la hidroxietilamida del ácido lisérgico y la ergonovina, son solubles en agua, en contraste con los alcaloides no enteogénicos que tienen aplicaciones medicinales, del tipo de la ergotamina y la ergotoxina. Con las técnicas y el equipo disponibles en la Antigüedad era pues sencillo preparar un extracto enteogénico a partir de los tipos de cornezuelo apropiados.
¿Cuáles eran esos tipos de cornezuelo apropiados de que podían disponer los antiguos griegos? En su tierra no había centeno, aunque sí trigo y cebada, y el Claviceps purpurea medra en ambos. Analizamos en nuestro laboratorio el cornezuelo del trigo y el de la cebada, y encontramos que contienen básicamente los mismos alcaloides que el del centeno, es decir, la ergonovina y los del grupo de la ergotoxina y la ergotamina, y en ocasiones también trazas de la amida del ácido lisérgico.
Según dije con anterioridad, la ergonovina y la amida del ácido lisérgico, ambas enteogénicas, son hidrosolubles, mientras que los demás alcaloides no lo son. Como todos sabemos, el cornezuelo difiere en su composición química de acuerdo con la geografía y con la planta huésped. No tenemos manera de saber cuál era la composición del cornezuelo de la cebada o del trigo que se cosechaban en la llanura Rariana, vecina a Eleusis, en el segundo milenio antes de Cristo. Pero ciertamente no es disparatado suponer que la cebada cultivada allí era huésped de un cornezuelo que contenía, quizás entre otros, los alcaloides enteogénicos solubles. La vecindad con la fértil llanura sin duda habrá influido en la elección de Eleusis para levantar ahí el templo de Deméter, y en la formación del ramillete de vigorosos mitos en torno a este lugar y a Triptólemo, que todavía hoy ejercen su fascinación sobre nosotros.
La separación de los agentes enteogénicos, mediante su simple disolución en agua, de los alcaloides no solubles -la ergotamina y la ergotoxina- bien se encontraba al alcance de las posibilidades abiertas al hombre primitivo en Grecia. Un método aún más sencillo habría sido recurrir a alguna clase de cornezuelo como el que crece en el pasto Paspalum distichum, que contiene sólo alcaloides que son enteogénicos y que podría incluso haber sido usado directamente en forma de polvo. Como dije antes, P. distichum crece por todas partes en torno a la cuenca del Mediterráneo. Durante los muchos siglos en que los misterios eleusinos mantuvieron fascinado al mundo de la antigua Grecia, ¿no pudieron los hierofantes de Eleusis haber ampliado su conocimiento y perfeccionado sus habilidades? Para el mundo griego, como para nosotros, los misterios se encuentran vinculados con Deméter y Core; ellas junto con Triptólemo son los afamados progenitores míticos del cultivo del trigo y la cebada.
Mas en el curso del tiempo, los hierofantes pudieron fácilmente haber descubierto el Claviceps paspali, que crecía como parásito en el pasto Paspalupii distichziiii. Entonces podrían haber obtenido su enteógeno directamente, puro y sin necesidad alguna de disolverlo.
Pero si menciono esto es sólo como una posibilidad o una probabilidad, y no porque P. distichitm haga falta para dar respuesta a la pregunta de Wasson.
Por último, debemos también comentar un cornezuelo que parasita un pasto silvestre llamado Lolium lemulentum L. en la nomenclatura científica. Esta hierba, que en castellano llamamos cizaña, es ampliamente conocida en inglés como darnel o cockle o, en la Biblia, tares, y es una plaga para los sembradíos de gramíneas. A veces también se le llama en inglés wild rye grass (literalmente, “pasto de centeno silvestre”), que es un nombre poco afortunado pues el centeno silvestre nada tiene que ver con el verdadero centeno (en español se llama ballico): el rye de ivild rye grass tiene una etimología totalmente distinta. En el griego clásico la cizaña era aira, y en el latín clásico lolium. Su nombre en francés es ivraie y en alemán Taumellolch, términos ambos que apuntan hacia una,creencia en su actividad enteogénica por parte del conocimiento popular de los herbolarios europeos tradicionales. Se ha encontrado una mención de ivraie en el año 1236, y puede suponerse que el término es mucho más antiguo.
El análisis de Lolium temulentum en mi laboratorio, así como un amplio estudio botánico, químico y farmacológico realizado por I. Katz, mostraron que esta planta no contiene alcaloides ni posee ninguna actividad farmacológica. Pero las especies del género Lolium (L. temulentum y L. perenne) son presas notorias del hongo Claviceps. Así, la reputación enteogénica de la cizaña debe atribuirse a su infestación por el cornezuelo. Muestras de cornezuelo que crecía en L. temulentum y en L. perenne recogidas en Alemania, Francia y Suiza revelaron una kran variación en el contenido de alcaloides. Algunas poseían cantidades importantes de ergonovina junto con alcaloides del grupo de la ergotamina y la ergotoxina.’En la antigua Grecia pudo haber existido una especie de cornezuelo de la cizaña que contuviera sobre todo alcaloides enteogénicos tales como los que hemos encontrado en el cornezuelo de Paspalum.
En conclusión, ahora doy respuesta a la pregunta de Wasson: la respuesta es sí; el hombre primitivo en la antigua Grecia pudo haber obtenido un enteógeno del cornezuelo. Pudo haberío extraído del cornezuelo del trigo o de la cebada. Un procedimiento más sencillo habría sido utilizar el cornezuelo del pasto común Paspalum. Esto se apoya en la suposición de que los herbolarios de la Grecia antigua eran tan inteligentes y hábiles como los del México prehispánico.
BIBLIOGRAFIA:
* La monografía de consulta obligada sobre la botánica y la historia del cornezuelo es la de G. Barger: Ergot aizd Ergotisiii, Gurney and Jackson, Londres, 1931.
* En su monografía Die Mietterkoriialkaloide (F. Enke Verlag, Stuttgart, 1964), A. Hofmann revisa los resultados de las investígac;ones médicas, farmacológicas v químicas sobre ‘los alcaloides del cornezuelo realizadas en laboratorios de todo el mundo.
* I. Katz: “Contribution á I’étude de I’ivraic enivrante (Loliiiiil teiizíileizttiiii L.).” Tesis presentada en la rcole Polytechnique Fédérale, Zurich, 1949.
* H. Kobel, Sandoz Rescarch Laboratories, Basilea. Comunicación personal.
Con mucho, el más importante de todos los tipos de cornezuelo es eI del centeno, un cuerpo pardo-violáceo que aparece en las espigas y provoca la hipertrofia del grano. En inglés al cornezuelo del centeno se le llama horned rye, spiked rye, spurred rye, y más comúnmente ergot of rye, que es una traducción del término francés ergot de seigle (en la nomenclatura científica, Secale cornutum). La palabra ergot aparece definida en el Petit Larousse como “petit ongle pointu derriére le’pied du coq” (”pequeña uña puntiaguda en la parte posterior de la pata del gallo”) mas la procedencia del término francés ergot es incierta. Otras designaciones francesas son blé cornu, seigle ergoté, seigle ivre. Parece ser que en alemán hay más variantes que en otras lenguas: Mutterkorn, Rockeiimutter, Afterkorn, Todtenkorn, Tollkorn y muchas más. En el folklore germano existía la creencia de que cuando el cereal ondulaba con el viento la madre de los granos (un demonio) pasaba por el campo; sus hijos eran los lobos del centeno (el cornezuelo). De acuerdo con nuestro argumento observamos que dos de los nombres mencionados, seigle ivre (”centeno embriagado”) y Tollkoriz (”grano enloquecido”) dejan ver un conocimiento de los efectos enteogénicos del cornezuelo. Esta conciencia popular de las secuelas del cornezuelo sobre la mente muestra un conocimiento íntimo de sus propiedades, al menos entre los herbolarios, profundamente arraigado en las tradiciones europeas.
El cornezuelo de centeno tiene un pasado histórico. Otrora un veneno temible, ha llegado a convertirse en una rica fuente de valiosos productos farmacéuticos.
Durante la Edad Media hubo en Europa extrañas epidemias en que millares de personas perdieron la vida, provocadas por el pan elaborado con centeno contaminado por el cornezuelo. Dichas epidemias se presentaban en dos formas: el ergotismus convulsivus, caracterizado por síntomas epileptiformes y convulsiones nerviosas, y el ergotismus gangraenosus, en el que un rasgo dominante eran las manifestaciones gangrenosas que causaban la momificación de las extremidades. El ergotismo se conocía también como ignis sacer (”fuego sagrado”) o como “fuego de San Antonio”, porque San Antonio era el patrono de una orden religiosa fundada para prestar atención a las víctimas de dicha enfermedad. La causa de tales epidemias -pan contaminado con el cornezuelo- se descubrió apenas en el siglo XVII, y a partir de entonces los brotes de envenenamiento por el cornezuelo del centeno han sido sólo esporádicos.
El cornezuelo fue mencionado como un remedio por primera vez en 1582, por el médico alemán Adam Lonitzer, quien informó que las comadronas lo utilizaban para inducir los alumbramientos.
La primera comunicación científica sobre las aplicaciones del cornezuelo como un agente uterotónico fue presentada en 1808 por el médico estadunidense John Stearns: “Account of the pulvis parturiens”. Pero ya en 1824 el doctor David Hosack, también estadunidense, reconoció los peligros de utilizar el cornezuelo para apresurar los partos, y recomendó que la droga fuese empleada solamente para inhibir la hemorragia post partum. De esa fecha en adelante el cornezuelo ha sido usado en obstetrícia, sobre todo con dicho propósito.’ (El tal doctor Hosack fue un hombre eminente. Era el médico de muchos de los neoyorquinos distinguidos de la época, y acompañó a Alexander Hamilton a Weehawken, en ocasión de su trágico duelo con Aaron Burr. Esto llegó a mi conocimiento al través de la admirable biografía de Hosack que escribió Christine Robbins.)
El último y el más importante capítulo en la historia del cornezuelo lo examina como una rica fuente de alcaloides con aplicaciones farmacológicas. Más de treinta alcaloides han sido aisla dos del cornezuelo y es improbable que puedan ser descubiertos muchos más. Cientos de modificaciones químicas de dichos alcaloides naturales han sido’ preparadas e investigadas desde el punto de vista farmaco lógico. Hoy en día todos esos alcaloides tam-r bién pueden ser obtenidos mediante síntesis total.
Los alcaloides con aplicaciones medicinales más importantes proceden del cornezuelo del centeno. El primero que tuvo un uso terapéutico amplio fue la ergotamina, que A. Stoll aisló en 1918. La ergotamina es el ingrediente esencial de preparados farmacéuticos como el Cafergot y el Bellergal, medicamentos que se utilizan contra la migraña y los trastornos nerviosos. Dos preparados modernos especialmente útiles son la Hydergina, desarrollada por A. Stoll y A. Hofmann en los laboratorios Sandoz, de Basilea, que contiene alcaloides de ergotoxina hidrogenados y se emplea en el tratamiento de algunas alteraciones geriátricas, y el Dihydergot, que contiene dihidroergotamina como ingrediente activo y se utiliza en la terapéutica de trastornos circulatorios.
Las investigaciones sobre el alcaloide ergonovina, que es el principio uterotónico específico del cornezuelo, soluble en agua, son de especial importancia para los asuntos que estamos tratando. En 1932 H. W. Dudlev y C. Moir descubrieron, en Inglaterra, que los extractos del cornezuelo hidrosolubles, que no contenían ninguno de los alcaloides insolubles en agua del tipo ergotamina-ergotoxina, inducían una intensa actividad uterotónica.
Esta observación llevó, tres aiíos después, al aislamiento del alcaloide causante de dicha acción, en forma simultánea en cuatro diferentes laboratorios que lo llamaron “ergometrina”, “ergobasina”, “ergotocina” y “ergostetrina”, respectivamente. La Comisión de la Farmacopea Internacional propuso un nombre que fuera aceptado internacionalmente para reemplazar a tales sinónimos: esto es, idergonovina”.
En 1937, a partir de ácido lisérgico natural preparé la ergonovina, que por su composición química es la propanolamida del ácido lisérgico como se muestra en la imagen. El ácido lisérgico es el núcleo común de la mayoría de los alcaloides del cornezuelo. Se extrae de cultivos especiales de cornezuelo, y en la actualidad también sería posible prepararlo mediante una síntesis total, si no fuese porque tal procedimiento es demasiado caro. Yo utilicé el método desarrollado para la síntesis de la ergonovina con el objeto de preparar numerosas modificaciones químicas de dicha sustancia. Uno de estos derivados de la ergonovina, en parte sintéticos, fue la butanolamida del ácido lisérgico. Hoy en día se utiliza en obstetricia con el nombre comercial de Methergina para contener la hemorragia post partum y prácticamente ha reemplazado a la ergonovina.
Otro derivado del ácido lisérgico que sinteticé en el curso de estos trabajos, con la intención de obtener un analéptico (es decir, un agente con propiedades estimulantes de la respiración y de la circulación), fue la dietilamicia del ácido lisérgico (Fig. l). Los exámenes farmacológicos revelaron que el compuesto tenía una actividad uterotónica claramente intensa, casi tan vigorosa como la de la ergonovina. En 1943 descubrí, al someterme a experimentos con la droga, la alta potencia enteogénica de la dietilamida del ácido lisérgico, que llegó a ser Conocida en todo el mundo por su nombre en clave en el laboratorio: LSD-25.
Mi interés por los agentes enteogénícos, originado en 1943 a partir de mi trabajo con la LSD, me llevó a conocer a Gordon Wasson, precursor como etnomicólogo y precursor también en el estudio del antiguo culto de los hongos en México. Roger Heim, en aquel tiempo jefe del Laboratoire de Crvptogainie y director del célebre Muséum National d’Histoire Naturelle de París, a quien Wasson invitó a estudiar e identificar en el campo los hongos divinos, me envió muestras de ellos con el objeto de que analizara su composición química. Junto con mi ayudante de laboratorio, Hans Tscherter, logré aislar los principios enteoclénicos de los hongos sagrados de México, a los que llamé psilocibina y psilocina. En compañía de mis colegas de los Laboratorios de Investigación Sandoz conseguí elucidar la estructura química de la psilocibina y la psilocina, así como sintetizarlas.
Inspirado por las conversaciones con mi amigo Wasson y animado por nuestro buen éxito con los hongos enteogénicos, decidí abordar también el problema presentado por otra planta enteogénica mexicana, el ololiuhqui. Con la ayuda de Wasson obtuve una gran cantidad de auténticas semillas de ololiuhqui, de las dos especies de maravilla que los indios mesoamericanos han utilizado: semillas de Turbina corymbosa (L.) Raf. y de Ipomoea violacea L. Cuando las analizamos llegamos a un resultado inesperado: estas antiguas drogas que estábamos dispuestos a llamar “mágicas” y que los indios consideran divinas, contenían como principios psicoactivos algunos de nuestros ya familiares alcaloides del cornezuelo. Los componentes principales eran la amida del ácido lisérgico y la hidroxietilamida del ácido lisérgico, ambos alcaloides hidrosolubles, estrechamente relacionados con la dietilamida del ácido lisérgico (LSD), como resulta evidente incluso para quien no sea químico (Figura l). Otro constituyente de los alcaloides del ololiuhqui era la ergonovina, el principio uterotónico del cornezuelo.
La propiedad enteogénica de estas amidas simples del ácido lisérgico, estrechamente relacionadas con la LSD, está bien establecida. La cuestión que entonces surgía por sí misma era si la ergonovina -un componente alcaloide no sólo del cornezuelo sino también del ololiuhqui- poseía actividad enteogénica. A la luz de su estructura química esto no parecía improbable: no difiere mucho de la LSD. Mas uno puede inquirir por qué, si es un enteógeno, este hecho sorprendente no ha sido comunicado, en vista de que ha venido empleándose en obstetricia durante las últimas décadas. Sin duda la respuesta se encuentra en la dosis extremadamente baja de ergonovina que se emplea para contener la hemorragia post partum, esto es, de 0.1 a 0.25 mg. La dosis eficaz de la amida del ácido lisérgico es de 1 a 2 mg por vía bucal. Así pues, decidí administrarme una dosis correspondiente de ergonovina.
1º de abril de 1976
12:20 h: 2.0 mg de maleato ácido de ergonovina, que contienen 1.5 mg de base de ergonovina, ingeridos en un vaso de agua.
13:00 h: náusea ligera, mismo efecto que siempre he experimentado en mis ensayos con LSD o con psilocibina; cansado, necesidad de recostarme; con los ojos cerrados, figuras de colores.
13:30 h: los árboles del bosque vecino parecen animarse; sus ramas se mueven de manera amenazadora.
14:30 h: intenso deseo de soñar, incapacidad para el trabajo sistemático; con los ojos cerrados o abiertos, acosado por sensaciones y formas moluscoides.
16: 00 h: los motivos y colores se han hecho más claros, pero aún encierran peligros ocultos.
17:00 h: tras una breve siesta me despierta una especie de explosión interior de todos los sentidos.
18:00 h: una visita inesperada me obliga a entrar en actividad, pero durante toda la tarde viví más en un mundo interior que en el exterior.
22:00 h: todos los efectos desaparecidos, sensaciones normales.
Fue una experiencia realizada sin un procedimiento riguroso, mas prueba que la ergonovina posee una ligera actividad enteogénica modificadora del estado de ánimo, siempre que se tome en la misma cantidad que la de una dosis eficaz de la amida del ácido lisérgico, el constituyente principal del ololiuhqui. Su potencia corresponde aproximadamente a una vigésima parte de la que tiene la LSD, Y a unas cinco veces la de la psilocibina.
Hay un hallazgo más que podría ser de la mayor importancia para considerar la pregunta de Wasson. Los componentes principales de las semillas de maravilla mexicana son: 1) Amida del ácido lisérgico (= “ergina”), y 2) Hidroxietilamida del ácido lisérgico. Tales son también los alcaloides más importantes del cornezuelo que crece en el pasto silvestre Paspalum distichum L. Este pasto crece en torno de toda la cuenca del Mediterráneo y a menudo es infectado por Claviceps paspali. En 1960, F. Arcamone et al.’ fueron los primeros en descubrir estos alcaloides en el cornezuelo de P. distichum.
Entre las clases de cornezuelo producidas por las diferentes especies del género Claviceps y sus numerosos huéspedes cereales y pastos silvestres-, por supuesto existen algunas que contienen alcaloides enteogénicos, los mismos alcaloides que hay en las maravillas enteogénicas de México. Estos alcaloides, principalmente la amida del ácido lisérgico, la hidroxietilamida del ácido lisérgico y la ergonovina, son solubles en agua, en contraste con los alcaloides no enteogénicos que tienen aplicaciones medicinales, del tipo de la ergotamina y la ergotoxina. Con las técnicas y el equipo disponibles en la Antigüedad era pues sencillo preparar un extracto enteogénico a partir de los tipos de cornezuelo apropiados.
¿Cuáles eran esos tipos de cornezuelo apropiados de que podían disponer los antiguos griegos? En su tierra no había centeno, aunque sí trigo y cebada, y el Claviceps purpurea medra en ambos. Analizamos en nuestro laboratorio el cornezuelo del trigo y el de la cebada, y encontramos que contienen básicamente los mismos alcaloides que el del centeno, es decir, la ergonovina y los del grupo de la ergotoxina y la ergotamina, y en ocasiones también trazas de la amida del ácido lisérgico.
Según dije con anterioridad, la ergonovina y la amida del ácido lisérgico, ambas enteogénicas, son hidrosolubles, mientras que los demás alcaloides no lo son. Como todos sabemos, el cornezuelo difiere en su composición química de acuerdo con la geografía y con la planta huésped. No tenemos manera de saber cuál era la composición del cornezuelo de la cebada o del trigo que se cosechaban en la llanura Rariana, vecina a Eleusis, en el segundo milenio antes de Cristo. Pero ciertamente no es disparatado suponer que la cebada cultivada allí era huésped de un cornezuelo que contenía, quizás entre otros, los alcaloides enteogénicos solubles. La vecindad con la fértil llanura sin duda habrá influido en la elección de Eleusis para levantar ahí el templo de Deméter, y en la formación del ramillete de vigorosos mitos en torno a este lugar y a Triptólemo, que todavía hoy ejercen su fascinación sobre nosotros.
La separación de los agentes enteogénicos, mediante su simple disolución en agua, de los alcaloides no solubles -la ergotamina y la ergotoxina- bien se encontraba al alcance de las posibilidades abiertas al hombre primitivo en Grecia. Un método aún más sencillo habría sido recurrir a alguna clase de cornezuelo como el que crece en el pasto Paspalum distichum, que contiene sólo alcaloides que son enteogénicos y que podría incluso haber sido usado directamente en forma de polvo. Como dije antes, P. distichum crece por todas partes en torno a la cuenca del Mediterráneo. Durante los muchos siglos en que los misterios eleusinos mantuvieron fascinado al mundo de la antigua Grecia, ¿no pudieron los hierofantes de Eleusis haber ampliado su conocimiento y perfeccionado sus habilidades? Para el mundo griego, como para nosotros, los misterios se encuentran vinculados con Deméter y Core; ellas junto con Triptólemo son los afamados progenitores míticos del cultivo del trigo y la cebada.
Mas en el curso del tiempo, los hierofantes pudieron fácilmente haber descubierto el Claviceps paspali, que crecía como parásito en el pasto Paspalupii distichziiii. Entonces podrían haber obtenido su enteógeno directamente, puro y sin necesidad alguna de disolverlo.
Pero si menciono esto es sólo como una posibilidad o una probabilidad, y no porque P. distichitm haga falta para dar respuesta a la pregunta de Wasson.
Por último, debemos también comentar un cornezuelo que parasita un pasto silvestre llamado Lolium lemulentum L. en la nomenclatura científica. Esta hierba, que en castellano llamamos cizaña, es ampliamente conocida en inglés como darnel o cockle o, en la Biblia, tares, y es una plaga para los sembradíos de gramíneas. A veces también se le llama en inglés wild rye grass (literalmente, “pasto de centeno silvestre”), que es un nombre poco afortunado pues el centeno silvestre nada tiene que ver con el verdadero centeno (en español se llama ballico): el rye de ivild rye grass tiene una etimología totalmente distinta. En el griego clásico la cizaña era aira, y en el latín clásico lolium. Su nombre en francés es ivraie y en alemán Taumellolch, términos ambos que apuntan hacia una,creencia en su actividad enteogénica por parte del conocimiento popular de los herbolarios europeos tradicionales. Se ha encontrado una mención de ivraie en el año 1236, y puede suponerse que el término es mucho más antiguo.
El análisis de Lolium temulentum en mi laboratorio, así como un amplio estudio botánico, químico y farmacológico realizado por I. Katz, mostraron que esta planta no contiene alcaloides ni posee ninguna actividad farmacológica. Pero las especies del género Lolium (L. temulentum y L. perenne) son presas notorias del hongo Claviceps. Así, la reputación enteogénica de la cizaña debe atribuirse a su infestación por el cornezuelo. Muestras de cornezuelo que crecía en L. temulentum y en L. perenne recogidas en Alemania, Francia y Suiza revelaron una kran variación en el contenido de alcaloides. Algunas poseían cantidades importantes de ergonovina junto con alcaloides del grupo de la ergotamina y la ergotoxina.’En la antigua Grecia pudo haber existido una especie de cornezuelo de la cizaña que contuviera sobre todo alcaloides enteogénicos tales como los que hemos encontrado en el cornezuelo de Paspalum.
En conclusión, ahora doy respuesta a la pregunta de Wasson: la respuesta es sí; el hombre primitivo en la antigua Grecia pudo haber obtenido un enteógeno del cornezuelo. Pudo haberío extraído del cornezuelo del trigo o de la cebada. Un procedimiento más sencillo habría sido utilizar el cornezuelo del pasto común Paspalum. Esto se apoya en la suposición de que los herbolarios de la Grecia antigua eran tan inteligentes y hábiles como los del México prehispánico.
BIBLIOGRAFIA:
* La monografía de consulta obligada sobre la botánica y la historia del cornezuelo es la de G. Barger: Ergot aizd Ergotisiii, Gurney and Jackson, Londres, 1931.
* En su monografía Die Mietterkoriialkaloide (F. Enke Verlag, Stuttgart, 1964), A. Hofmann revisa los resultados de las investígac;ones médicas, farmacológicas v químicas sobre ‘los alcaloides del cornezuelo realizadas en laboratorios de todo el mundo.
* I. Katz: “Contribution á I’étude de I’ivraic enivrante (Loliiiiil teiizíileizttiiii L.).” Tesis presentada en la rcole Polytechnique Fédérale, Zurich, 1949.
* H. Kobel, Sandoz Rescarch Laboratories, Basilea. Comunicación personal.
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