jueves, 20 de febrero de 2020

 Microbios en el lodo
¿Vivos o muertos?  La eternidad de la vida bacteriana

  Se han estudiado últimamente las poblaciones bacterianas que se encuentran en los niveles profundos de los fangos y sedimentos de los fondos oceánicos.
En los niveles más profundos sedimentario los microambientes de los fluidos en los poros tienen niveles de oxígeno muy bajos, prácticamente inexistentes (generando ambientes anaeróbicos) y mínima presencia de nutrientes de origen oceánico. /1)
Cuando las bacterias de los niveles más profundos fueron cultivadas en disco de Petri no se logró hacerlas sobrevivir o reproducirse.
La hipótesis es que debido a la escasez de nutrientes y de oxígeno y la estabilidad del ambiente su metabolismo es extremadamente lento.
Se señala que la energía necesaria para que cada uno de estos microorganismos pueda vivir es pequeñísima, calculada en 10-21 watts  (o sea  0.00000000000000000000 watts). Este nivel seria la energía diaria que necesita una bacteria habitando los niveles profundos de los sedimentos oceánicos.
Por el contrario una bacteria en la superficie del planeta, por ejemplo una bacteria que viven en las gargantas humanas requiere 10-10 watts o sea que necesita 1,000,000,000 de veces más energía que una bacteria ultraprofunda del fondo marino. Eso porque en la superficie las bacterias y otros organismos que allí viven utilizan la energía del sol que obtienen directamente a través de la fotosíntesis o indirectamente a través de los proceso de descomposición biológica y química. Esta fuente de energía  depende de los ciclos de variaciones diurnas y anuales con períodos de tiempo muy rápidos, a los que los organismos han debido adaptarse. Ello no ocurrió en la biósfera profunda, donde en la actualidad la situación es de una gran estabilidad.
Eso quiere decir que su escala de tiempo metabólica es millones o miles de millones de veces más rápida en la biósfera superficial que en la bióstera ultraprofunda.
Para comparar podemos recordar que un ser humano para vivir necesita aproximadamente 100 watts diarios.
Relacionando las bacterias de sedimentos marinos ultraprofundos con las hipertermobacterias que habitan en los poros o fisuras de las rocas (que fueran definidas por Thomas Gold en The Deep Hot Biosphere) podemos  llegar a una conclusión similar.
Estas bacterias, que están en el interior de las rocas profundas (hasta varios miles de metros), reciben sus nutrientes de la alteración de los minerales o de los fluidos intergranulares o interfisurales. Estos fluidos circulan con extrema lentitud (milímetros por año o por siglo) y por ende proporcionan muy lentamente sus compuestos o nutrientes que permiten la vida de estos organismos de la profundidad.  Por esa razón, habiéndose adaptado a este medio, probablemente tengan un gasto de energía metabólica similar o incluso mucho menor al de las bacterias de los lodos oceánicos profundos. Esto puede querer decir que algunas funciones metabólicas  (p.ej. la reproducción) pueden ocurrir en períodos muy prolongados, de decenas, cientos o miles de años.
En otras palabras, en profundidad existe una  diferente flujo del tiempo,
Como la vida en la superficie recibe su energía directa o indirectamente del sol las funciones metabólicas se han acelerado por factores de millones, cientos o miles de millones de veces.
La vida en profundidad, tanto en los sedimentos oceánicos como en las fisuras y poros de las rocas profundas, se parecería bastante a la que nos imaginamos en la difusión vital a través de la panspermia en cometas, asteroides o meteoritos. Para que estos fenómenos de transporte de la vida entre sistemas estelares pudieran tener lugar se requerirían organismos (bacterias) que tuvieran un metabolismo extremadamente lento, medible en millones o cientos de millones de años para que la dispersión puede efectivamente realizarse.
(1) (1) Teoría originalmente desarrollada por John Parkes, ecólogo microbiano británico. Referencias:  https://www.ted.com/talks/karen_lloyd_this_deep_sea_mystery_is_changing_our_understanding_of_life
https://www.sciencenewsforstudents.org/article/living-long-beneath-sea



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