jueves, 23 de enero de 2020


Arabia: una experiencia en un mundo de arenas y desiertos

Arabia es un inmenso territorio de dimensiones subcontinentales. En sus 2,000,000 de km2 se desarrolló una rica y prolongada historia, desde las culturas neolíticas antiguas hasta la contraditoria sociedad moderna y fuertemente tradicional de las últimas décadas.
La geografía de Arabia puede ser definida por su aridez generalizada. La pluviosidad promedio apenas alcanza los 100 mm por año, y en muchos lugares la lluvia puede estar ausente por muchos años. Por lo tanto sus ecosistemas están profundamente condicionados por la sequedad del clima.
Del mismo modo, la cultura que se desarrolló en el país, es el resultado de una adaptación prolongada a las condiciones cuasi-desérticas de la península.
Es en este ambiente donde tuve la oportunidad de vivir y trabajar durante varios años en las décadas de 1970 y 1980. En ese carácter estuve haciendo estudios e investigaciones en la región occidental (Hejaz y Tihama), suroccidental (Asir) así como la Provincia Oriental (Dammam, Al Khobar, Dhahran), las dunas del Jafurah y el gigantesco Rub al Khali. En tiempos posteriores pude visitar Yemen lo que me permitió una visión de conjunto de esta zona de tanto interés geográfico y geopolìtico.
En este artículo trataré de introducir este tema que, debido a la trascendencia geopolítica del país árabe, ha adquirido particular importancia.
Contexto geográfico e histórico
Históricamente, el país está constituido por varias regiones con peculiares identidades históricas.
En particular nos referiremos a tres áreas principales: Al Hejaz, el Asir  (que incluye norte de Yemen) y el Nejd.
Al Hejaz o simplemente Hejaz es el territorio más tradicional de la península arábica. Allí tuvieron lugar los acontecimientos que dieron lugar a la aparición y desarrollo del Islam. En Al Hejaz predicó Mahoma, en el Hejaz están La Meca y Medina, a esa región concurren todos los años millones de musulmanes para cumplir su peregrinación a los sitios sagrados.


Al Hejaz que quiere decir “la barrera” en árabe, está ubicada a lo largo de una imponente escarpa que acompaña, a una cierta distancia, la estrecha llanura litoral de Arabia sobre el Mar Rojo, conocida como Tihama.

Al pie de la escarpa se encuentra La Meca, capital religiosa del Islam. A pocas decenas de kilómetros hacia el oeste, está Jedda que es la ciudad con mayor población de Arabia Occidental (aproximadamente 5 millones de habitantes en la actualidad) y el principal puerto del país sobre el Mar Rojo. En Jedda y La Meca el verano es muy caliente con temperaturas elevadas que pueden rondar los 45 grados centígrados al mediodía. Próxima a La Meca, pero en la parte elevada de la escarpa montañosa, a 1880 metros de altitud, se encuentra la ciudad de Ta’if que debido a su clima más benigno es utilizada como capital de verano. por las autoridades sauditas.

Al sur del Hejaz, a unos 200 kilómetros de Taif, comienza el Asir, un país con mucha historia, aunque poco conocido. Asir quiere decir “difícil” en árabe. El nombre está relacionado con su geografía quebrada y sus dificultosas comunicaciones terrestres. Se trata de una región de relieves escarpados, con montañas y laderas muy empinadas, sembrada de antiguas terrazas de cultivos abandondas y numerosas y elevadas torres de piedra. El Asir tiene un pasado de gran riqueza y profundidad histórica. A diferencia de Al Hejaz, muy conocido por ser la tierra natal de Mahoma y el lugar del surgimiento del Islam, la historia del Asir permanece relegada a un segundo plano. Al este del Hejaz y del Asir está el territorio del Nejd, situado en una extensa región árida y poco poblada. Históricamente sus habitantes se concentraron en unos pocos oasis relacionados con la presencia de manantiales o acuíferos cercanos a la superficie. En uno de estos oasis se desarrolló la ciudad de Riyad, que es hoy la capital políti.
Hay indicios que permiten deducir que fue precisamente en las tierras del corazón de Arabia, Al Hejaz, el Asir y el vecino Nejd, que se iniciaron las principales religiones monoteístas del mundo. Ciertos datos documentales y toponímicos llevan a pensar que fue en estos países que tuvieron su origen las antiquísimas corrientes religiosas hebreo-israelitas y sus derivados históricos, el judaismo, el cristianismo, el Islam y la antigua religión de Etiopía. La creencia generalmente aceptada sostiene que los eventos descriptos en los relatos bíblicos ocurrieron en las tierras del Cercano Oriente, en el país denominado Palestina o Israel. Del mismo modo se suele aceptar que la primitiva ciudad de Jerusalén, donde habitaron los reyes David y Salomón, cuya edad sería superior a 3,000 años, es la misma población que fue reconocida como tal durante la época romana, en tiempos posteriores y hasta el día de hoy. Sobre este tema últimamente han aparecido opiniones discordes.
Desde fines del siglo XX algunos autores notaron contradicciones entre los sitios mencionados en los libros sagrados judíos y cristianos y la toponimia contemporánea de Palestina e Israel
Hay indicios que permiten deducir que fue precisamente en las tierras del corazón de Arabia, Al Hejaz, el Asir y el vecino Nejd, que se iniciaron las principales religiones monoteístas del mundo. Ciertos datos documentales y toponímicos llevan a pensar que fue en estos países que tuvieron su origen las antiquísimas corrientes religiosas hebreo-israelitas y sus derivados históricos, el judaismo, el cristianismo, el Islam y la antigua religión de Etiopía. La creencia generalmente aceptada sostiene que los eventos descriptos en los relatos bíblicos ocurrieron en las tierras del Cercano Oriente, en el país denominado Palestina o Israel. Del mismo modo se suele aceptar que la primitiva ciudad de Jerusalén, donde habitaron los reyes David y Salomón, cuya edad sería superior a 3,000 años, es la misma población que fue reconocida como tal durante la época romana, en tiempos posteriores y hasta el día de hoy. Sobre este tema últimamente han aparecido opiniones discordes. Desde fines del siglo XX algunos autores notaron contradicciones entre los sitios mencionados en los libros sagrados judíos y cristianos y la toponimia contemporánea de Palestina e Israel. Al mismo tiempo, ciertos investigadores, en particular el académico libanés Kamal Salibi29, encontraron similitudes curiosas entre los nombres de los lugares bíblicos de la época salomónica y la nomenclatura geográfica de Arabia suroccidental y central. Las páginas que siguen exponen sintética y parcialmente algunas de las ideas expuestas por Salibi en sus múltiples publicaciones y que últimamente ha difundido en su blog en Internet.70 La región sudoccidental y central de Arabia, que incluye Al Hejaz, el Asir y el Nejd, está vertebrada hacia el oeste por la imponente escarpa montañosa de As-Surat. Estos territorios se extienden a lo largo del borde occidental de Arabia, entre Yemen y Tabuk. Allí se ubicaría, según 29 K.Salibi escribió en su blog: Zion era la ciudad de David y subsecuentemente la capital de Salomón y los reyes de Judah que lo sucedieron, ubicada en las alturas montañosas de Qa’wat Siyan en las cercanías de Jerusalem, las Alturas de Rijal Alma, al sur de las elevaciones que rodean la ciudad actual de Abha. Jerusalem estaba situada adyacente a este Zion en dirección norte”

Salibi, el país natal de los patriarcas bíblicos.
 La hipótesis se basa en las repetidas inconsistencias de los diversos libros religiosos judíos y cristianos cuando se refieren a los paisajes geográficos recorridos por los profetas y a la falta de evidencias arqueológicas en Palestina, Siria, Iraq y Egipto que pudieran confirmarlos. Salibi y otros autores llegaron a la conclusión polémica de que la tierra bíblica de Abraham, David y Salomón era Arabia, y arribaron a esta hipótesis con diferentes métodos de análisis e investigación. Del mismo modo consideraron que la antigua ciudad de Jerusalén, la que se menciona en los libros, también habría estado ubicada en la península arábiga. Jerusalén es un nombre judeo-cristiano que se refiere a una urbe que ha jugado un rol protagónico en la historia religiosa de los pueblos del Oriente Cercano. Según algunos autores quiere decir casa de la paz (jeru salem) o casa de salem (dios del sol poniente en las religiones semíticas) probablemente emparentada con el lenguaje edomita del noroeste de la península arábiga
Otra interpretación menos ortodoxa sostiene que esta toponimia puede provenir de Yeru Shulaym, palabra compuesta que denomina dos antiguos lugares de Arabia (el Yeru y el Suleyman).
Todas estas etimologías posibles introducen incertidumbres acerca del origen y localización de la ciudad sagrada de las religiones monoteistas. De acuerdo a Salibi, la toponimia de la Biblia hebrea alude a sitios identificables con topónimos en Arabia pero que, en tiempos posteriores, habrían de ser reinterpretados como situados en Palestina, donde siglos más tarde se establecería el reino Hasmoneo fundado por Simón Maccabaeus (último de los macabeos) en el segundo siglo a.e.c.
Una proposición central de la teoría es que el rasgo geográfico conocido como Jordan, que generalmente se toma como el río Jordán, en realidad se referiría a la escarpa de Arabia Occidental, las montañas As Surat o Sarawat. El área de Israel antiguo se identificaría con los territorios a ambos lados de la sección sur de la escarpa, o sea el sur del Hejaz y el Asir, de Taif a la frontera con Yemen en los alrededores de las actuales ciudades de Abha y Khamis Mushayt. Salibi acepta que Palestina estaba habitada por hebreo-parlantes, o que hablaban un lenguaje parecido al hebreo, desde tiempos muy tempranos, pero considera que estos pueblos no eran los mismos que los que llegaron a esa zona a mediados del primer milenio a.e.c..
Continúa en próximo artículo
Estos textos son reproducidos del libro Crónicas de la Peripecia Humana, de Danilo Antón, publicado por Piriguazú Ediciones.

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