Arabia: una experiencia en un mundo de arenas y desiertos
Arabia es un inmenso territorio de
dimensiones subcontinentales. En sus 2,000,000 de km2 se desarrolló
una rica y prolongada historia, desde las culturas neolíticas
antiguas hasta la contraditoria sociedad moderna y fuertemente
tradicional de las últimas décadas.
La geografía de Arabia puede ser
definida por su aridez generalizada. La pluviosidad promedio apenas
alcanza los 100 mm por año, y en muchos lugares la lluvia puede
estar ausente por muchos años. Por lo tanto sus ecosistemas están
profundamente condicionados por la sequedad del clima.
Del mismo modo, la cultura que se
desarrolló en el país, es el resultado de una adaptación
prolongada a las condiciones cuasi-desérticas de la península.
Es en este ambiente donde tuve la
oportunidad de vivir y trabajar durante varios años en las décadas
de 1970 y 1980. En ese carácter estuve haciendo estudios e investigaciones en la región occidental (Hejaz y Tihama), suroccidental
(Asir) así como la Provincia Oriental (Dammam, Al Khobar, Dhahran),
las dunas del Jafurah y el gigantesco Rub al Khali. En tiempos posteriores pude visitar Yemen lo que me permitió una visión de conjunto de esta zona de tanto interés geográfico y geopolìtico.
En este artículo trataré de
introducir este tema que, debido a la trascendencia geopolítica del
país árabe, ha adquirido particular importancia.
Contexto geográfico e histórico
Históricamente, el país está
constituido por varias regiones con peculiares identidades
históricas.
En particular nos referiremos a tres
áreas principales: Al Hejaz, el Asir (que incluye norte de Yemen) y el Nejd.
Al Hejaz o simplemente Hejaz es el
territorio más tradicional de la península arábica. Allí tuvieron
lugar los acontecimientos que dieron lugar a la aparición y
desarrollo del Islam. En Al Hejaz predicó Mahoma, en el Hejaz están
La Meca y Medina, a esa región concurren todos los años millones de
musulmanes para cumplir su peregrinación a los sitios sagrados.
Al Hejaz que quiere decir “la barrera” en árabe, está ubicada a lo largo de una imponente escarpa que acompaña, a una cierta distancia, la estrecha llanura litoral de Arabia sobre el Mar Rojo, conocida como Tihama.
Al pie de la escarpa se encuentra La
Meca, capital religiosa del Islam. A pocas decenas de kilómetros
hacia el oeste, está Jedda que es la ciudad con mayor población de
Arabia Occidental (aproximadamente 5 millones de habitantes en la
actualidad) y el principal puerto del país sobre el Mar Rojo. En
Jedda y La Meca el verano es muy caliente con temperaturas elevadas
que pueden rondar los 45 grados centígrados al mediodía. Próxima a
La Meca, pero en la parte elevada de la escarpa montañosa, a 1880
metros de altitud, se encuentra la ciudad de Ta’if que debido a su
clima más benigno es utilizada como capital de verano. por las
autoridades sauditas.
Al sur del Hejaz, a unos 200 kilómetros
de Taif, comienza el Asir, un país con mucha historia, aunque poco
conocido. Asir quiere decir “difícil” en árabe. El nombre está
relacionado con su geografía quebrada y sus dificultosas
comunicaciones terrestres. Se trata de una región de relieves
escarpados, con montañas y laderas muy empinadas, sembrada de
antiguas terrazas de cultivos abandondas y numerosas y elevadas
torres de piedra. El Asir tiene un pasado de gran riqueza y
profundidad histórica. A diferencia de Al Hejaz, muy conocido por
ser la tierra natal de Mahoma y el lugar del surgimiento del Islam,
la historia del Asir permanece relegada a un segundo plano. Al este
del Hejaz y del Asir está el territorio del Nejd, situado en una
extensa región árida y poco poblada. Históricamente sus habitantes
se concentraron en unos pocos oasis relacionados con la presencia de
manantiales o acuíferos cercanos a la superficie. En uno de estos
oasis se desarrolló la ciudad de Riyad, que es hoy la capital
políti.
Hay indicios que permiten deducir que
fue precisamente en las tierras del corazón de Arabia, Al Hejaz, el
Asir y el vecino Nejd, que se iniciaron las principales religiones
monoteístas del mundo. Ciertos datos documentales y toponímicos
llevan a pensar que fue en estos países que tuvieron su origen las
antiquísimas corrientes religiosas hebreo-israelitas y sus derivados
históricos, el judaismo, el cristianismo, el Islam y la antigua
religión de Etiopía. La creencia generalmente aceptada sostiene que
los eventos descriptos en los relatos bíblicos ocurrieron en las
tierras del Cercano Oriente, en el país denominado Palestina o
Israel. Del mismo modo se suele aceptar que la primitiva ciudad de
Jerusalén, donde habitaron los reyes David y Salomón, cuya edad
sería superior a 3,000 años, es la misma población que fue
reconocida como tal durante la época romana, en tiempos posteriores
y hasta el día de hoy. Sobre este tema últimamente han aparecido
opiniones discordes.
Desde fines del siglo XX algunos
autores notaron contradicciones entre los sitios mencionados en los
libros sagrados judíos y cristianos y la toponimia contemporánea de
Palestina e Israel
Hay indicios que permiten deducir que
fue precisamente en las tierras del corazón de Arabia, Al Hejaz, el
Asir y el vecino Nejd, que se iniciaron las principales religiones
monoteístas del mundo. Ciertos datos documentales y toponímicos
llevan a pensar que fue en estos países que tuvieron su origen las
antiquísimas corrientes religiosas hebreo-israelitas y sus derivados
históricos, el judaismo, el cristianismo, el Islam y la antigua
religión de Etiopía. La creencia generalmente aceptada sostiene que
los eventos descriptos en los relatos bíblicos ocurrieron en las
tierras del Cercano Oriente, en el país denominado Palestina o
Israel. Del mismo modo se suele aceptar que la primitiva ciudad de
Jerusalén, donde habitaron los reyes David y Salomón, cuya edad
sería superior a 3,000 años, es la misma población que fue
reconocida como tal durante la época romana, en tiempos posteriores
y hasta el día de hoy. Sobre este tema últimamente han aparecido
opiniones discordes. Desde fines del siglo XX algunos autores notaron
contradicciones entre los sitios mencionados en los libros sagrados
judíos y cristianos y la toponimia contemporánea de Palestina e
Israel. Al mismo tiempo, ciertos investigadores, en particular el
académico libanés Kamal Salibi29, encontraron similitudes curiosas
entre los nombres de los lugares bíblicos de la época salomónica y
la nomenclatura geográfica de Arabia suroccidental y central. Las
páginas que siguen exponen sintética y parcialmente algunas de las
ideas expuestas por Salibi en sus múltiples publicaciones y que
últimamente ha difundido en su blog en Internet.70 La región
sudoccidental y central de Arabia, que incluye Al Hejaz, el Asir y el
Nejd, está vertebrada hacia el oeste por la imponente escarpa
montañosa de As-Surat. Estos territorios se extienden a lo largo del
borde occidental de Arabia, entre Yemen y Tabuk. Allí se ubicaría,
según 29 K.Salibi escribió en su blog: Zion era la ciudad de David
y subsecuentemente la capital de Salomón y los reyes de Judah que lo
sucedieron, ubicada en las alturas montañosas de Qa’wat Siyan en
las cercanías de Jerusalem, las Alturas de Rijal Alma, al sur de las
elevaciones que rodean la ciudad actual de Abha. Jerusalem estaba
situada adyacente a este Zion en dirección norte”
Salibi, el país natal de los
patriarcas bíblicos.
La hipótesis se basa en las repetidas
inconsistencias de los diversos libros religiosos judíos y
cristianos cuando se refieren a los paisajes geográficos recorridos
por los profetas y a la falta de evidencias arqueológicas en
Palestina, Siria, Iraq y Egipto que pudieran confirmarlos. Salibi y
otros autores llegaron a la conclusión polémica de que la tierra
bíblica de Abraham, David y Salomón era Arabia, y arribaron a esta
hipótesis con diferentes métodos de análisis e investigación.
Del mismo modo consideraron que la antigua ciudad de Jerusalén, la
que se menciona en los libros, también habría estado ubicada en la
península arábiga. Jerusalén es un nombre judeo-cristiano que se
refiere a una urbe que ha jugado un rol protagónico en la historia
religiosa de los pueblos del Oriente Cercano. Según algunos autores
quiere decir casa de la paz (jeru salem) o casa de salem (dios del
sol poniente en las religiones semíticas) probablemente emparentada con el
lenguaje edomita del noroeste de la península arábiga
Otra interpretación menos ortodoxa
sostiene que esta toponimia puede provenir de Yeru Shulaym, palabra
compuesta que denomina dos antiguos lugares de Arabia (el Yeru y el
Suleyman).
Todas estas etimologías posibles introducen
incertidumbres acerca del origen y localización de la ciudad sagrada
de las religiones monoteistas. De acuerdo a Salibi, la toponimia de
la Biblia hebrea alude a sitios identificables con topónimos en
Arabia pero que, en tiempos posteriores, habrían de ser
reinterpretados como situados en Palestina, donde siglos más tarde
se establecería el reino Hasmoneo fundado por Simón Maccabaeus
(último de los macabeos) en el segundo siglo a.e.c.
Una proposición central de la teoría
es que el rasgo geográfico conocido como Jordan, que generalmente se
toma como el río Jordán, en realidad se referiría a la escarpa de
Arabia Occidental, las montañas As Surat o Sarawat. El área de
Israel antiguo se identificaría con los territorios a ambos lados de
la sección sur de la escarpa, o sea el sur del Hejaz y el Asir, de
Taif a la frontera con Yemen en los alrededores de las actuales
ciudades de Abha y Khamis Mushayt. Salibi acepta que Palestina estaba
habitada por hebreo-parlantes, o que hablaban un lenguaje parecido al
hebreo, desde tiempos muy tempranos, pero considera que estos pueblos
no eran los mismos que los que llegaron a esa zona a mediados del
primer milenio a.e.c..
Continúa en próximo artículo
Estos textos son reproducidos del libro
Crónicas de la Peripecia Humana, de Danilo Antón, publicado por
Piriguazú Ediciones.
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