La sobrevivencia del Tahuantisuyu,
el regreso del Incarrí
"Dicen que la cabeza de Tupac Amaru está en Cuzco Y también dicen que su cabello está creciendo y que su cuerpo está creciendo hacia abajo desde su cabeza. Cuando esté entero de nuevo, tendrá lugar el Juicio Final"
el regreso del Incarrí
"Dicen que la cabeza de Tupac Amaru está en Cuzco Y también dicen que su cabello está creciendo y que su cuerpo está creciendo hacia abajo desde su cabeza. Cuando esté entero de nuevo, tendrá lugar el Juicio Final"
El Tahuantisuyu era el estado más vasto y organizado del continente americano.
Se extendía por cuatro mil quilómetros de norte a sur a lo largo de la cadena andina y por las llanuras costeras del Pacífico. Su población era cercana a los ocho millones de habitantes. La capital estaba establecida en la ciudad de Cuzco donde residía el Inca, que era, a la vez, jefe del gobierno y sacerdote mayor. Se trataba de un gran dominio multiétnico, donde coexistían numerosas naciones en un sistema de alta eficiencia productiva, sostenibilidad ambiental y respeto por la diversidad de las culturas. A pesar de su tamaño y poder, el Tahuantisuyu fue ocupado, en un breve lapso, por un pequeñísimo grupo de aventureros españoles, quienes comandados por Francisco Pizarro, iniciaron un período de explotación y dependencia que dura hasta nuestros días. A primera vista, la conquista del estado Inca por Pizarro y los suyos parece una verdadera hazaña. Mejor se la definiría como una coincidencia histórica. A la superioridad de armamentos e implementos bélicos y a la falta de escrúpulos de los europeos, se agregó el debilitamiento en que se encontraba la sociedad incaica por una reciente y letal epidemia de viruela y una guerra civil, que tuvo lugar como resultado indirecto de la peste. La epidemia entró por el norte. Hay quien piensa que se difundió a partir del actual territorio de Colombia, aunque puede haberse originado en una expedición española que había visitado la ciudad de Tumbes hacía unos pocos años (uno de los integrantes de la misma había sido el propio Francisco Pizarro). Las referencias indican que murió más de la mitad de la población, desarticulando gobierno, economía y sociedad. Entre los que fallecieron se encontraba el Inca, Huayna Capac y gran parte de la clase dirigente. La acefalía de gobierno también favoreció la aventura española provocando el enfrentamiento de sus hijos Atahualpa y Huáscar, en el que saldría victorioso el primero. La dura lucha por la sucesión agregó sus efectos a la viruela, colocando a la sociedad peruana en una situación de gran vulnerabilidad. Fue en ese momento crítico que apareció en 1532 la extraña "pandilla" de jinetes barbados y encofrados en metal, con su obsesión de riquezas y dominación. Francisco Pizarro y los suyos lograron establecer contacto con el nuevo Inca en el cuartel general, quien confiado en la fuerza de su ejército los invitó a su campamento. Una vez en el lugar, se las ingeniaron para aprisionar a Atahualpa y pidieron un valiosísimo rescate en metales preciosos a cambio de la libertad de su prisionero. Luego de recibir las riquezas reclamadas, incumplieron su parte del trato ejecutando al Inca ante la sorpresa e indignación de todos. Luego del asesinato de Atahualpa, los españoles se encaminaron en dirección a Cuzco, donde llegaron un año después. Allí fueron bien recibidos, sobretodo porque Atahualpa era enemigo de los cuzqueños. Poco tiempo durarían las buenas relaciones. Los españoles se apoderaron del gobierno e impusieron un nuevo Inca, hijo de Huayna Capac y medio hermano de Atahualpa. Su nombre era Mancu Yupanqui quien se transformó en un verdadero rehén. Desde el principio Mancu fue un títere de los invasores. Lo tenían encadenado y era víctima de maltratos y humillaciones constantes. Si bien al principio Mancu soportó estos desmanes estoicamente, al fin, perdió su paciencia. En 1536, aprovechando una caceria ceremonial (que los españoles autorizaron a cambio de más tesoros), logro comunicarse con sus hombres de confianza llamándolos a la rebelión..
Se extendía por cuatro mil quilómetros de norte a sur a lo largo de la cadena andina y por las llanuras costeras del Pacífico. Su población era cercana a los ocho millones de habitantes. La capital estaba establecida en la ciudad de Cuzco donde residía el Inca, que era, a la vez, jefe del gobierno y sacerdote mayor. Se trataba de un gran dominio multiétnico, donde coexistían numerosas naciones en un sistema de alta eficiencia productiva, sostenibilidad ambiental y respeto por la diversidad de las culturas. A pesar de su tamaño y poder, el Tahuantisuyu fue ocupado, en un breve lapso, por un pequeñísimo grupo de aventureros españoles, quienes comandados por Francisco Pizarro, iniciaron un período de explotación y dependencia que dura hasta nuestros días. A primera vista, la conquista del estado Inca por Pizarro y los suyos parece una verdadera hazaña. Mejor se la definiría como una coincidencia histórica. A la superioridad de armamentos e implementos bélicos y a la falta de escrúpulos de los europeos, se agregó el debilitamiento en que se encontraba la sociedad incaica por una reciente y letal epidemia de viruela y una guerra civil, que tuvo lugar como resultado indirecto de la peste. La epidemia entró por el norte. Hay quien piensa que se difundió a partir del actual territorio de Colombia, aunque puede haberse originado en una expedición española que había visitado la ciudad de Tumbes hacía unos pocos años (uno de los integrantes de la misma había sido el propio Francisco Pizarro). Las referencias indican que murió más de la mitad de la población, desarticulando gobierno, economía y sociedad. Entre los que fallecieron se encontraba el Inca, Huayna Capac y gran parte de la clase dirigente. La acefalía de gobierno también favoreció la aventura española provocando el enfrentamiento de sus hijos Atahualpa y Huáscar, en el que saldría victorioso el primero. La dura lucha por la sucesión agregó sus efectos a la viruela, colocando a la sociedad peruana en una situación de gran vulnerabilidad. Fue en ese momento crítico que apareció en 1532 la extraña "pandilla" de jinetes barbados y encofrados en metal, con su obsesión de riquezas y dominación. Francisco Pizarro y los suyos lograron establecer contacto con el nuevo Inca en el cuartel general, quien confiado en la fuerza de su ejército los invitó a su campamento. Una vez en el lugar, se las ingeniaron para aprisionar a Atahualpa y pidieron un valiosísimo rescate en metales preciosos a cambio de la libertad de su prisionero. Luego de recibir las riquezas reclamadas, incumplieron su parte del trato ejecutando al Inca ante la sorpresa e indignación de todos. Luego del asesinato de Atahualpa, los españoles se encaminaron en dirección a Cuzco, donde llegaron un año después. Allí fueron bien recibidos, sobretodo porque Atahualpa era enemigo de los cuzqueños. Poco tiempo durarían las buenas relaciones. Los españoles se apoderaron del gobierno e impusieron un nuevo Inca, hijo de Huayna Capac y medio hermano de Atahualpa. Su nombre era Mancu Yupanqui quien se transformó en un verdadero rehén. Desde el principio Mancu fue un títere de los invasores. Lo tenían encadenado y era víctima de maltratos y humillaciones constantes. Si bien al principio Mancu soportó estos desmanes estoicamente, al fin, perdió su paciencia. En 1536, aprovechando una caceria ceremonial (que los españoles autorizaron a cambio de más tesoros), logro comunicarse con sus hombres de confianza llamándolos a la rebelión..
La resistencia Inca en Tampu y Vilcabamba

Les recuerdo ahora... cuantas veces me han rogado hacer lo que ahora pretendo hacer... Envien sus mensajeros por todo el territorio, de modo que en veinte dias todos esten aqui en la ciudad. Asegarense que los barbados no saber] nada. Envia-re a mi general Kisu Yupanqui que gobierna esa provincia y le instruiré que en el mismo dia que ataquemos a los españoles aquL el y sus hombres caenin sobre ellos alla. Pronto los aniquilaremos, hasta que ninguno permanece, y entonces podremos despertar de esta pesadilla y regocijarnos." (Mancu Yupanqui, 1536)''
Habian transcurrido apenas tres años de la muerte de Atahualpa. Al llamado de Mancu Yupanqui el pueblo se alzó en armas por todas partes. Los invasores quedaron sitiados en Cuzco y en Lima, muriendo más de un millar. El sitio de Cuzco fue roto por Diego de Almagro quien de ese modo logró estabilizar la situación y a la vez desplazar a Pizarro, que en ese momento se encontraba en Lima. Los españoles se afirmaron en sus plazas fuertes, mientras el Inca estableció su base de operaciones en la ciudad de Tampu (hoy 0llantaytambo). Desde alli Mancu trato de combatir a los invasores con sus propias armas, forzó a los prisioneros españoles a fabricar pólvora para algunas escasas armas de fuego que había logrado obtener y comenzó a utilizar caballos. Poco después, el Inca decidió pasar al ataque. Sus fuerzas, dirigidas por Kisu Yupanqui, tomaron la ciudad de Jauja y comenzaron el asalto final a Lima. Desafortunadamente, para los intereses de Mancu Yupanqui, el asalto fue fallido. En los tres años desde su llegada los españoles habían logrado importar una numerosa caballería que fue decisiva en el resultado de la batalla. El ejército inca fue derrotado. Luego del enfrentamiento de Lima, los españoles retomaron la ofensiva forzando el repliegue de Mancu a Vilcabamba, donde se estableció el Inca con el fin de recomponer sus fuerzas y continuar la guerra que habría de prolongarse por varias décadas. Algún tiempo después, el Inca Mancu fue asesinado por unos españoles a quienes había dado "refugio" y el gobierno inca quedó en manos de regentes hasta la asunción del poder por Sayri Tupa en 1557. El nuevo inca escogió el sugestivo nombre Mancu Capac Pachacuti (Mancu Capac había sido el fundador del Tahuantisuyu y Pachacuti es una palabra quechua que quiere decir terremoto o revolución). Cuatro años más tarde, en momentos en que se había negociado una tregua, sorpresivamente, también cayó envenenado Pachacuti. Era una época triste para Perú. La población había descendido considerablemente (reducida a un 5-10% de sus niveles pre-contacto), los canales de irrigación fueron abandonados, las ciudades se transformaron en ruinas fantasmagóricas. Con el tiempo la persistencia del estado libre de los Incas se fue debilitando. El sucesor de Mancu Capac Pachacuti fue Titu Kusi quien trató de llegar a algún tipo de acuerdo con los españoles para evitar mayores derramamientos de sangre. Se dejó bautizar, autorizó la entrada de los frailes y finalmente, en 1570, escribió un alegato al Rey de España defendiendo el derecho de los Incas a gobernar el Perú. Desafortunadamente, el nuevo virrey español, Francisco de Toledo (que había tornado posesión del cargo en 1569) era una persona recalcitrante. Tan solo esperaba una oportunidad para destruir el último bastión de la resistencia inca.
Esta oportunidad se dió en 1571 cuando, en forma harto sospechosa, cayó envenenado también Titu Kusi. Los incas de Vilcabamba supusieron, probablemente con buen fundamento, que la muerte de Titu Kusi había sido obra de los españoles y, consecuentemente, tomaron represalias con todos los extranjeros, incluyendo los frailes. El nuevo inca, Tupac Amaru, decidió prohibir el cristianismo y cerró las fronteras con la colonia
"Casualmente", al año siguiente (1572), una epidemia de viruela se extendió por Vilcabamba, matando mucha gente. Los españoles aprovecharon la situación, atacaron en plena peste e incendiaron la ciudad. La resistencia inca fue desesperada. Con inferioridad de armamentos y peleando a pecho descubierto, murieron por millares,.
El ejército español logró controlar la situación. El Inca Tupac Amaru (Serpiente Brillante en quechua) se escapó a la selva, pero fue capturado y Ilevado en cadenas a Cuzco. Una vez en la capital, ante miles de miradas dolorosas y atónitas Tupac Amaru fue decapitado. Su cabeza fue clavada en una pica y expuesta publicamente para escarmiento de la gente. Permaneció a la vista de miles de peregrinos que por mucho tiempo acudieron a Cuzco para venerarla. En la memoria colectiva quedó fijado el martirio de Tupac. Mucho tiempo después su nombre e imagen habría de reaparecer aún con más fuerza.
"Dicen que la cabeza de Tupac Amaru está en Cuzco Y también dicen que su cabello está creciendo y que su cuerpo está creciendo hacia abajo desde su cabeza. Cuando esté entero de nuevo, tendrá lugar el Juicio Final"
Reproducido de "Amerrique, los huérfanos del paraíso", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones.
Reproducido de "Amerrique, los huérfanos del paraíso", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones.
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