La vasta región
amazónica de Brasil en peligro.
En el planeta hay aproximadamente 12 millones de kilómetros
cuadrados de bosques tropicales. La tercera parte, o sea 4 millones de km2, están en territorio de Brasil.
Con motivo de la tala y las quemas, sobre todo para generar
áreas de pastoreo para la explotación ganadera, para establecer zonas de
cultivo, o para una colonización indiscriminada, esta superficie ha venido disminuyendo a un
ritmo de unos 15,000 a 20,000 km2 por año. Desde 1990 a 2006 la deforestación
se mantuvo alrededor de 16,000 km2 con un máximo de 29,000 km2 en el año 1995.
En 2005, el área perdida fue de 18,8 mil km², lo que
representó una caída de más del 30% en relación al año anterior. En 2006 fue
registrada una caída aún más relevante, con 13,1 mil km². Entre 2005 y 2010 la
tendencia continuó siendo de caída, reduciendo el 63% de sus pérdidas en todo
el país. En 2012 el Inpe (Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales) a
través de las imágenes satelitales anunció que la deforestación había
disminuido considerablemente, en un año fueron deforestados 4.571 km². Esta
tendencia se mantuvo por tres años más hasta fines del año 2015.
Esta disminución coincidió con el período en que en la
presidencia del país estaban Luiz Inacio Lula da Silva primero (2003 a 2011) y
Dilma Vana Rousseff después (2011 a 2016).
Hay que notar que desde el 2005 hasta el 2015, el Gobierno
brasileño avanzó mucho en reducir y mantener a raya la deforestación amazónica.
Estas reducciones fueron reconocidas por el movimiento ambientalista
internacional.
A partir del 2016 (cuando se inicia la presidencia de Michel
Temer) la tendencia comenzó a revertirse.
Entre agosto de 2017 y mayo del 2018 la deforestación para
toda la cuenca amazónica aumentó un 22 %, en comparación con el mismo periodo
del año anterior. Tal vez lo que sea más importante es que la degradación
forestal creció un 218 %. Luego de la degradación suele seguir la
deforestación.
Se considera que con la asunción de Jair Bolsonaro a la
presidencia de Brasil, apoyado por la oligarquía ganadera y agrícola, esta
tendencia va a aumentar
considerablemente.
No hay que extrañarse que pueda llegarse a procesos de
deforestación mucho mayores, del orden de 40,000 o 50,000 km2 por año. Si así
fuera más de 500,000 km2 de bosques tropicales amazónicos podrían ser perdidos
definitivamente con profundos efectos en la climatología regional y mundial.
Igualmente grave serán las consecuencias en las naciones
indígenas que actualmente habitan los territorios que podrán ser deforestados, Probablemente,
se trata de más de 30 naciones nativas con una población total del orden de
100,000 personas, cuyas vidas y culturas se verán crecientemente amenazadas.
(continuará)
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