Teóricamente, hay 600,000 m3 de agua por persona pero irregularmente distribuida y peor manejada
La mayor parte del agua del planeta está almacenada en los océanos. En ellos, que constituyen el elemento central y más abundante de la hidrósfera, reside más del 97% del componente hídrico global, unos 1,348 millones de km3.
Además de ser el receptáculo de la mayor parte
del agua, los océanos contienen grandes volúmenes de sales disueltas (3.5% del
total).
Otra parte considerable del agua (2.01%) se
encuentra congelada bajo la forma de hielo en los inlandsis, glaciares y
banquisas. Su volumen es de alrededor de 27.8 millones de km3. Estas masas de
hielo se mantienen relativamente constantes, aunque disminuyen por debajo del
2% del agua total durante el verano austral (cuando las banquisas de la
Antártida se funden parcialmente), y ascienden a poco más del 2 % en el
invierno del sur.
En las últimas décadas se ha señalado un adelgazamiento de las capas heladas de las banquisas (hielos flotantes) árticas y antárticas y de los inlandsis (hielos apoyados en tierra firme) de la Antártida y Groenlandia.
Su efectiva ocurrencia y su magnitud es incierta y polémica debido a resultados contradictorios de las investigaciones realizadas, pero que han recibido intensa y permanente cobertura mediática sesgada.
En las últimas décadas se ha señalado un adelgazamiento de las capas heladas de las banquisas (hielos flotantes) árticas y antárticas y de los inlandsis (hielos apoyados en tierra firme) de la Antártida y Groenlandia.
Su efectiva ocurrencia y su magnitud es incierta y polémica debido a resultados contradictorios de las investigaciones realizadas, pero que han recibido intensa y permanente cobertura mediática sesgada.
Más de 0.5 % del agua global está contenida en
las formaciones geológicas bajo la forma de aguas subterráneas. Estas
constituyen aproximadamente unos 8 millones de km3. Una parte importante de
estos líquidos están relativamente inmovilizados, “fosilizada”, y por tanto, no
circulan. Otra parte, se recarga y descarga en los sistemas superficiales.
Las aguas subterráneas presentan contenidos
salinos variados. Las hay “dulces”, con bajos tenores en sales, las hay
salobres (con contenidos salinos intermedios), saladas (similares a las del
mar) y verdaderas salmueras (cercanas al punto de saturación).
Poco más de medio milésimo (0.06%) del total
del agua del planeta ocurre como agua superficial, o sea alrededor de 225,000
km3. Como más de la mitad de ésta es salobre o salada, solamente 0.02%,
equivalente a 100,000 km3 puede ser catalogada como “aguas
dulce”.
De todas las aguas superficiales, 95 % están
almacenadas en lagos, por los que los cursos de agua, ríos y arroyos, sólo
contienen 0.001% del total, o sea “apenas” 10,000 km3
A pesar que esta proporción parece pequeña,
cuando se la mide en m3 el volumen
resulta aún considerable. El agua dulce superficial total, sin contar el hielo,
alcanza cien billones (1013) de metros cúbicos, equivalente a cien mil billones
de litros (1016 ). Si distribuyéramos
esta cantidad entre todos los habitantes del planeta le correspondería a cada
uno 18,000 metros cúbicos, o sea, ¡18 millones de litros por persona!
A ello hay que agregar los acuíferos de agua
dulce, que son 30 veces más abundantes. Si incluimos las aguas subterráneas el
total por persona ascendería a 600,000 m3.
En términos abstractos este volumen parece ser
más que suficiente para satisfacer todas las necesidades actuales y del futuro
cercano.
Sin embargo, las cantidades disponibles son
mucho menores. En ellas no se puede considerar toda el agua almacenada, pues su
utilización actual indiscriminada, limitaría su uso futuro. El agua disponible desde el punto de vista ambiental
es tan sólo el agua renovable.
La ecuación hídrica
El ciclo del agua sobre la superficie de la
tierra suele definirse a través de una fórmula habitualmente denominada la ley
de conservación.
De acuerdo a ella los parámetros hídricos
principales serían los siguientes:
P = precipitación
E = evaporación
Qs = caudal superficial
Qg = caudal subterráneo (geológico)
R = reservas
U = utilización en el ciclo biológico
A los efectos prácticos se integran Qs y Qg en
un término único: Q y se asume que R y U se consideran constantes.
P = E +
Q
O sea que las precipitaciones son iguales a la
evaporación más el escurrimiento.
Dicho de otra forma Q= P- E
Que equivale a decir que el escurrimiento es igual a las precipitaciones
menos la evaporación.
En esta fórmula se supone que el agua
infiltrada va a reaparecer tarde o temprano para incorporarse a Q o para evaporarse.
En los hechos, la integración del agua
superficial y la subterránea, Qs y Qg, en
un solo término y la eliminación de la infiltración de la fórmula, puede hacer
perder de vista algunos aspectos del intercambio hídrico entre acuíferos y
cuerpos de agua superficiales.
Una vez que las aguas se infiltran sus
itinerarios subterráneos pueden ser muy complejos, y difíciles de determinar.
Por ello, puede ser conveniente incluir el flujo subterráneo como término
separado.
Por otra parte, U no es constante. La dinámica de los sistemas naturales, y aún
más importante, las influencias humanas sobre los mismos, lleva a que U cambie
incesantemente. Debido a múltiples
factores, la cobertura vegetal en muchas cuencas (sobre todo las densamente
pobladas) está en permanente evolución. Por esa razón, el término U sufre
constantes modificaciones que dificultan las evaluaciones.
Del mismo modo, R (las reservas) pueden
experimentar disminuciones o aumentos afectando la precisión de los cálculos
hidrográficos.
El agua renovable
Cada año, caen 496 mil quilómetros cúbicos de
agua en el planeta, cuatro veces el total del volumen contenido en lagos y
ríos. Si las precipitaciones se distribuyeran homogéneamente, su altura anual
sería de 973 milímetros.
Sólo 25% de este total cae en los
continentes. Aún con precipitaciones
medias de apenas 696 mm por año, Asia recibe la mayor parte (28%) del agua
caida. América del Sur, con menos de la mitad del área asiática, recoge 25%,
debido a sus precipitaciones medias superiores (1,464 mm por año). El promedio
africano es similar al de Asia y el norteamericano ligeramente inferior (645 mm
por año). Asumiendo que el agua almacenada en los acuíferos se mantuviera
estable, se puede estimar que la evaporación a partir de los continentes
alcanza 84% de las precipitaciones en Africa, 67% en Australia y 62% en América
del Norte. En Asia y América del Sur las pérdidas por evaporación representan
el 60% del agua caida; en Europa, 57%. Solamente en la Antártida la tasa es
considerablemente menor (17%).
Limitando nuestros cálculos exclusivamente a
las precipitaciones continentales (y restando el volumen evaporado que es
aproximadamente un 60%) habría más de 80 mil metros cúbicos de agua anuales renovables
disponibles para el consumo de cada persona en el planeta.
Las necesidades per capita varían de lugar a
lugar, pero generalmente son inferiores a 1 metro cúbico por día y por persona,
o sea unos 200-350 metros cúbicos por año.
Lo anterior muestra que la disponibilidad de
agua para el consumo humano no se relaciona con su volumen, ni siquiera con su
renovabilidad. Más bien, como explicaremos a continuación, depende de otros
factores, algunos de carácter natural, otros de naturaleza social.
Distribución y acceso
A pesar del enorme volumen de agua dulce que
circula a través de los continentes anualmente, suficiente para satisfacer las
necesidades de la humanidad por siglos, mucha gente en diversas partes del
mundo no tiene acceso a este líquido vital.
Hay varias razones para que ello ocurra. En
primer lugar, porque el agua dulce utilizable sólo existe en grandes cantidades
en pequeñas áreas circunscriptas (los cursos bajos de los ríos, los grandes
lagos y los acuíferos de elevado caudal). En segundo lugar, porque las aguas
disponibles no son siempre adecuadas para el consumo humano, a veces por causas
naturales, pero más frecuentemente como resultado de la degradación antrópica.
En tercer lugar, porque no todos los recursos hídricos se renuevan a una tasa
suficientemente apropiada como para su
utilización a largo plazo. Finalmente, la demanda de agua está
concentrada en unas pocas áreas densamente pobladas que no coinciden
necesariamente con los lugares de mayor disponibilidad.
En resumen, las aguas de buena calidad y en
suficiente cantidad como para ser utilizadas para satisfacer las necesidades de
la población y la producción, no se encuentran fácilmente. La disponibilidad
hídrica es uno de los principales factores limitantes para el crecimiento
demográfico y económico.
Del libro "Sequía en un mundo de agua", D.Antón, Piriguazú Ediciones
Del libro "Sequía en un mundo de agua", D.Antón, Piriguazú Ediciones
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