Capítulo 17
La economía
ecológica: la visión entrópica
Todo necio confunde
valor y precio.
Antonio Machado
Antonio Machado
Cada vez que se extrae una substancia, material u
organismo de la naturaleza quedan huellas de algún tipo en los sistemas
naturales: huecos de canteras y minas, napas desecadas, paisajes deforestados,
numerosas especies eliminadas. Muchos de estos cambios tienen carácter
irreversible. Los minerales extraídos, los suelos de bosques erosionados, los
acuíferos secos, las especies extinguidas, a menudo desaparecen para
siempre.
Al mismo tiempo, los elementos de la naturaleza que
son utilizados en volúmenes y números crecientes por los procesos industriales
son transformados en productos y residuos. Los productos son usados o
consumidos, generando a su vez más residuos. Al fin de cuenta, todos los
recursos naturales se convierten en residuos.
Según los modelos de los economistas
industrialistas, parecería que estos residuos que se vierten en el ambiente se
reciclaran de alguna manera para volver a aparecer en la cadena productiva como
recursos naturales.
En los hechos, esto ocurre naturalmente, aunque en
forma parcial, gracias a la acción transformadora de la radiación solar.
Artificialmente el reciclado es posible sólo en algunos casos, a través de la
utilización de una tecnología adecuada y un cierto consumo de energía. En
otros, esta reconstitución resulta poco factible o impracticable, ya sea debido
a los costos elevados, o a la mera imposibilidad física o tecnológica. De un
modo u otro, una porción creciente y acumulativa de los recursos-residuos
permanece en el ambiente indefinidamente como materia degradada.
Este fenómeno de la irreversibilidad final de los
procesos industriales fue ignorado durante mucho tiempo por políticos y
economistas. El resultado visible de esta indiferencia ha sido una creciente
dilapidación de los “recursos naturales” y el deterioro de los sistemas
ecológicos del planeta.
Ya desde la primera mitad del siglo XX aparecieron
pensadores que pusieron en tela de juicio los principios y bases físicas de la
economía industrial. Los escritos y afirmaciones de estos autores fueron
ignorados, e incluso ridiculizados. Sin embargo, a medida que han transcurrido
las décadas, se ha vuelto más evidente que la economía ortodoxa es incorrecta.
Frente a las pruebas acumuladas, una nueva visión ha comenzado a desarrollarse:
la economía ecológica.
A pesar de lo irrefutable de su posición, los
economistas ecológicos son todavía una ínfima minoría y no han logrado ocupar
posiciones de poder en los sistemas económicos globales o nacionales.
De todas maneras, es en
este nuevo enfoque que se encuentran las semillas de una nueva forma de ver el
mundo natural y de imaginar el papel que pueden jugar las sociedades en su
propia preservación o destrucción. (continúa)Del libro "Sequía en un mundo de agua", D.Antón, Piriguazú Ediciones
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