domingo, 19 de agosto de 2018

Los paradigmas
Las sociedades humanas organizan su conocimiento a través de los sistemas simbólicos de sus culturas.
En cada época existen modelos dominantes que se relacionan con las estructuras de poder sociales y políticas en cada región considerada. Estos modelos, que fueron durante mucho tiempo de carácter religioso, a menudo dogmáticos, permitieron el dominio de los grupos dominantes a nivel político o sacerdotal.
Al mismo tiempo que las elites imponían un sistema de conocimientos, aseguraban su control político y el disfrute de privilegios económicos y sociales.
El proceso de sustitución de los sistemas religiosos dogmáticos europeos comenzó tempranamente en la llamada “Edad Media” cobijándose en las “Universidades” medioevales y centros urbanos “burgos” que se desarrollaron a través de la expansión demográfica y comercial de los regiones ecuménicas.
Los discrepantes con los dogmas fueron declarados “herejes”. Algunos, como Giordano Bruno y Tomás Moro fueron ejecutados por sus ideas o comportamientos que contrariaban las postulados y normas establecidas por las castas políticas y religiosas. Otros, como Nicolás Copernico o Galileo Galilei, fueron criticados agriamente, obligados a desdecirse, destituidos o perseguidos por sus ideas.
Los nuevos sistemas ideológicos dejaron de lado  las estructuras filosóficas basadas en influencias bíblicas, canónicas y greco-romanas.
A partir del triunfo de la revolución industrialista europea se impusieron definitivamente los nuevos sistemas de conocimiento, dejando de lado los enfoques geocéntricos religiosos y dogmáticos.
Las nuevas estructuras económicas y políticas engendraron un sistema de generación de conocimientos basado en una red de instituciones académicas, corporativas y gubernamentales.
Es en el marco de esta “red” que se han definido los conocimientos “oficiales”, las investigaciones y proyectos válidos y/o “financiables” así como los artículos publicables en las llamadas revistas científicas llamadas  “referidas”[1].
De acuerdo al trabajo de Thomas S. Kuhn “La estructura de las revoluciones científicas” (edición aumentada de 1970), la investigación científica “normal” (oficial) se preocupa muy poco de buscar novedades de importancia capital, tanto en el dominio de los conceptos como en el de los fenómenos.  De lo que se trata es de desarrollar con más precisión las tramas conceptuales aceptadas, así como obtener datos que “confirmen” lo ya conocido.
Señala James Lovelock en su trabajo “Las Edades de Gaia” (1988)  que los científicos académicos pueden pensar que tienen libertad pero en realidad la mayoría de ellos  “han cambiado libertad de pensamiento por buenas condiciones de trabajo, un ingreso regular, un cargo y una pensión. Están también limitados por un ejército de fuerzas burocráticas, desde las agencias financiadoras a las organizaciones sanitarias y de seguridad. Los científicos están también limitados por las reglas tribales de la disciplina a la que pertenecen  Un físico tendría dificultades para hacer química, y un biólogo encontraría que es poco menos que imposible hacer física. Para completar lo anterior, en los últimos años la “pureza” de la ciencia está más estrechamente custodiada por una inquisición auto impuesta llamada la revisión de los pares[2] ”.
El modelo o sistema científico vigente es denominado ciencia normal o “paradigma” por Thomas S. Kuhn. El paradigma de la ciencia normal en la visión de Kuhn es el conjunto de teorías, reglas, procedimientos y conocimientos que impregnan una sociedad determinada en un momento concreto de su historia. En la actualidad se refiere al “modelo” científico adoptado en forma generalizada en la sociedad globalizada contemporánea.
En dicha sociedad “globalizada” la construcción científica oficial funciona a través de la acumulación de datos científicos que permiten (supuestamente) “avanzar” en el conocimiento, en particular lograr un mayor detalle en la aplicación concreta de los modelos científicos aceptados.
No existe ningún método en este paradigma oficial (ni en ningún otro paradigma dominante, dicho sea de paso) que permita descartar “todo el modelo” y comenzar a aceptar otras teorías y aplicar otras reglas o procedimientos que terminen modificando radicalmente el modelo reconocido.
En gran medida la dificultad de cambiar el paradigma oficial estriba en que la modificación radical del paradigma implica alterar las relaciones de poder.
A nivel político, los detentadores del poder paradigmático, son los que ocupan las posiciones decisorias. A nivel económico, son ellos que se benefician de su posición privilegiada en la estructura de conocimiento. A nivel académico, defienden el prestigio y la seguridad económica que dan las posiciones universitarias y profesionales que ocupan.
En resumen, la lucha por la preservación del paradigma por parte de sus principales defensores se plantea en términos de poder.
El paradigma contemporáneo, entendiendo por tal, aquel aceptado oficialmente por el mundo académico- científico sobre los finales del siglo XX y principios del siglo XXI se basa en varios concepciones principales que trataremos de sintetizar a continuación.

El nacimiento del universo
Paradigma aceptado: El universo tendría origen.  Su edad estimable sería de unos 10 a 20 mil millones de años, época en que se produjo la gran explosión o “big bang” que constituyó el inicio de su evolución posterior. Este proceso se dedujo de la velocidad de alejamiento de las galaxias más distantes (medidas a través del corrimiento hacia el rojo de las rayas del espectro luminoso). El movimiento galáctico podría ser  proyectado hacia atrás en el tiempo de modo que permite definir un punto único que representaría el origen de la expansión.


La aparición de la vida.
Paradigma aceptado: La vida tiene origen.  Ocurrió en los mares primitivos de La Tierra a partir de una sopa original de aminoácidos. Luego de formarse los primeros microorganismos de tipo bacteriano estos fueron evolucionando a otros organismos más complejos. Algunos adoptaron la luz solar como fuente de energía metabólica a través de una función llamada “fotosintética” basada en las propiedades de la “clorofila”. De estos primeros organismos surgieron los varios organismos contemporáneos, incluyendo las plantas y los animales.  Este fenómeno evolutivo también pudo haber tenido lugar en otros planetas en otras partes del universo. La hipótesis del origen terrestre de la vida fue originalmente desarrollada por el autor ruso Oparin
La descripción de Carl Sagan es ilustrativa de la concepción paradigmática contemporánea:
“Hace cuatro mil millones de años, la Tierra era un paraíso molecular. Todavía no había predadores. Algunas moléculas se reproducían de modo ineficaz, competían en la búsqueda de bloques constructivos y dejaban copias bastas de  sí mismas. La evolución estaba ya definitivamente en marcha, incluso al nivel molecular, gracias a la reproducción, la mutación y la eliminación selectiva de las variedades menos eficientes.”

La evolución de las especies
Paradigma aceptado: Se produce por  cambios genéticos relativamente azarosos que son protegidos por la selección natural. Estos cambios son muy pequeños (micromutaciones) y acumulativos dando lugar a nuevas variedades, luego  nuevas especies, más tarde géneros, familias, y así sucesivamente, creando el árbol de la evolución biológica.
La teoría de la evolución de las especies fue desarrollada por Charles Darwin en el siglo XIX y complementada por otros científicos como Mendel y otros geneticistas y biólogos.
Decía Darwin en “El Origen de las Especies, 1859:
“Probablemente todos los seres orgánicos que hayan vivido nunca sobre esta tierra han descendido de alguna única forma primordial, a la que se infundió vida por primera vez.... Esta opinión sobre el origen de la vida tiene su grandeza .... porque mientras este planeta ha ido dando vueltas de acuerdo con la ley fija de la gravedad, a partir de un inicio tan sencillo han evolucionado y siguen evolucionando formas sin fin, las más bellas y las más maravillosas.“

 Las grandes extinciones.
Paradigma aceptado: La evolución de las especies, y en particular de ciertos grupos biológicos fue interrumpida por eventos catastróficos, especialmente  los dinosaurios que imperaron en la fauna terrestre durante gran parte de la Era Mesozoica (Secundaria). Estos reptiles, que en algunos casos alcanzaron dimensiones gigantescas, se extinguieron hace unos 90 millones de años, al caer sobre la Tierra un asteroide que habría impactado en la península de Yucatán provocando un invierno global que determinó una extinción generalizada que incluyó a los dinosaurios, entre otros grupos biológicos. Otras extinciones de la historia paleontológica también se habrían producido de otros impactos similares en diferentes momentos de la evolución geológica del planeta.

El origen de la especie humana.
Paradigma aceptado: Tuvo lugar en Africa en una región de sabanas. Ciertos simios que habitaban los bosques tropicales se trasladaron a las zonas de pastizales, adoptaron la posición erecta y fueron adquiriendo gradualmente la capacidad de manejar herramientas. Estos homínidos son llamados generalmente australopitécidos (Australopithecus sp). Luego sufrieron un cambio adaptativo que dio lugar al aumento del volumen de su cerebro. Como consecuencia de ello aparecieron las primeras especies de homo (p.ej. homo erectus) que migraron hacia el norte distribuyéndose por toda Eurasia. Los “Homo erectus” fueron evolucionando a Homo neanderthalensis (sobre todo en Europa) y casi simultáneamente  a Homo sapiens (también llamado “Hombre de Cro-Magnon”) que hizo su aparición en Europa hace unos 40,000- 50,000 años.. A partir de los Homo (erectus, neandertal, sapiens) fueron desarrollándose las primeras culturas.

La aparición de las culturas
Paradigma aceptado: El desarrollo del sistema nervioso, y en particular del cerebro, así como el incremento de las actividades sociales y el uso de herramientas, permitió la aparición de las diversas culturas, y más particularmente de numerosos lenguajes en las varias partes del mundo poblado por la especie humana. Las culturas actuales son el resultado de la evolución gradual de cada una de aquellas culturas primitivas, así como de sincretismos entre ellas.

Las edades de la prehistoria
El período de la historia previo al desarrollo de la escritura es denominado “prehistoria”. Este período comenzó con la utilización de herramientas líticas  “toscamente” talladas, luego el tallado se fue haciendo más elaborado, culminando en la aparición de la técnica de la piedra pulida. Esto coincidió con la aparición de la agricultura y la domesticación de los animales de cría.  La edad de la piedra tallada en forma “tosca” es denominada generalmente “Paleolítico Inferior”, las edades de la piedra tallada más elaborada, constituyen el “Paleolítico Medio” y “Paleolítico Superior”. La época de la piedra pulida, del comienzo de la agricultura y de la cría de animales suele denominarse período “Neolítico”. En ese momento comienzan a desarrollarse las técnicas metalúrgicas. Los arqueólogos e historiadores distinguen la “Edad del Cobre”, luego la “Edad del Bronce” y finalmente la “Edad del Hierro”, que coincide en gran medida con el desarrollo y expansión de  la escritura (particularmente en Egipto, Sumer, China, India y el país Maya) entrando de ese modo en el período habitualmente llamado “histórico”.

Los principios y raíces de las sociedades nativas americanas
Los seres humanos que habitaban África y Eurasia desde hacía varias decenas de miles de años aprovecharon el descenso del nivel del océano para cruzar a América por el estrecho de Bering. Este tránsito se produjo sobre todo por tierra. Los grupos humanos avanzaron por las vías costera e interior hasta extenderse por todo el continente americano. El proceso puede haber demorado e incluso varios siglos e incluso miles de años.

El desarrollo de la civilización
Las comunidades agrícolas comenzaron a producir excedentes y de esa forma fueron desarrollándose funciones diferentes a  las puramente productivas. Aparecieron los comerciantes, los artesanos, las jefaturas locales, y finalmente las ciudades y estados. Al aparecer las ciudades se generaron las funciones urbanas y con los estados se crearon estructuras jerárquicas de poder, aparecieron las diversas funciones políticas y administrativas, se desarrolló la escritura y se establecieron las funciones policiales y militares.
Los estados se fueron consolidando. Algunos dominaron a otros creándose los imperios.  En los imperios las actividades y funciones no productivas se incrementaron y diversificaron considerablemente. Aparecen las construcciones monumentales, muchas de las cuales aún se conservan como testimonio de las épocas. Los casos más típicos de imperios antiguos incluyen los imperios faraónicos, mesopotámicos, persa, chino, de la India, de Grecia y finalmente romano.

 Mujeres y hombres: el rol de los géneros en la historia
La historia se desarrolló a través de un proceso evolutivo partiendo de una fase “prehistórica” que incluye una etapa paleolítica (inferior, media y superior), caracterizada por el énfasis en el uso de herramientas líticas y una eficacia limitada en el aprovechamiento de los recursos naturales. A medida que avanzó el proceso evolutivo humano se mejoraron las técnicas de trabajo de la piedra, pasando del tallado tosco, al tallado más elaborado y finalmente a las técnicas del pulido. A medida que ello ocurría se incrementaba la eficiencia en la explotación de la naturaleza permitiendo el aumento de la producción y de la complejidad social y cultural.
La etapa subsiguiente, denominada neolítico, asociada a herramientas de piedra pulida, coincide con la aparición de la agricultura incipiente y la cría de animales domésticos. El aumento de la producción y de la población, así como la disponibilidad de excedentes, permitió la aparición de funciones económicas y sociales liberadas del trabajo productivo. Ello dio lugar a la aparición de las ciudades y más tarde de los estados.
Al mismo tiempo se produce una evolución tecnológica relacionada con la extracción y manejo de los metales. Las sociedades en evolución inventan técnicas para la elaboración de herramientas de cobre, de bronce y finalmente de hierro. Este avance tecnológico permite hablar de la Edad del Cobre, luego de la Edad del Bronce, para luego entrar en la Edad del Hierro.
Esta revolución de la tecnología dio lugar a profundos cambios económicos, sociales y políticos. Gradualmente los primeros estados se expandieron políticamente, se desarrolló la escritura y comenzaron las obras públicas de tipo urbano y monumental. 
Como resultado de esta  situación aparecieron las primeras civilizaciones en Egipto, Sumer, el valle del Indo, China, el Valle de México y los Andes peruanos. Estas civilizaciones coincidieron con los principales reinos e imperios.
La historia propiamente dicha (cualitativamente diferente a la prehistoria) ocurrirá sobre todo a través de la evolución de dichas entidades políticas, la sucesión de gobernantes, dinastías y grupos de poder en las mismas, así como la conquista, sumisión o fusión de los estados. Los períodos históricos se definen precisamente en función de dichas etapas de dominación política: época faraónica en Egipto, período babilónico, asirio, la Grecia clásica, era romana y así sucesivamente.

La expansión europea y la conquista de América
El continente americano estaba poblado predominantemente por naciones que vivían en el neolítico e incluso en el paleolítico.  Las excepciones se encontraban en la regiones mesoamericana y  andina. Estas eran las civilizaciones azteca y maya en Mesoamérica y la civilización inca en Perú. Había además varios otros centros de civilización de menor desarrollo relativo (p.ej. chibchas en Colombia, mapuches en Chile, entre otros).
La llegada de los europeos determinó en poco tiempo la sumisión de las poblaciones nativas de América cayendo los diversos territorios americanos bajo el poder de las diferentes potencias europeas. De esa manera, y drásticamente, América se incorporó a la Edad Moderna. El proceso en algunos lugares fue violento, las rebeliones que se produjeron fueron reprimidas exitosamente y finalmente se sometió a los diferentes pueblos, obligándolos al trabajo forzado, y dando lugar a una disminución demográfica importante. Debido a ello se generó un tráfico de esclavos provenientes de Africa, para cumplir muchas de las tareas manuales en las plantaciones y minas del continente.
Como resultado de la migración de colonos europeos, del tráfico de esclavos africanos y el aporte de la población indígena se creó una población criolla, en donde la proporción de mestizos y mulatos es bastante importante. De todos modos el continente presenta extensas zonas de predominio europeo, otras áreas también vastas donde sigue predominando la ascendencia indígena, y otras cuya población se encuentra africanizada.

La revolución ideológica de la edad moderna
Como resultado de los cambios económicos, tecnológicos y sociales de la época renacentista y la expansión geopolítica europea se produjo una profunda transformación filosófica e ideológica con un nuevo énfasis en la ciencia, replanteo de las hipótesis cosmogónicas y finalmente revisión de las teorías de la evolución y política que habrían de culminar en la revolución francesa y la implantación de sistemas republicanos y democráticos.

El crecimiento económico
La visión de la economía moderna, particularmente desde el punto de vista de la macroeconomía, es que los sistemas económicos funcionan como sistemas aislados con relación al ambiente. Los sistemas económicos, tienen conexiones entre sí, pero no presentan intercambios de materia o energía con el ambiente. En este enfoque, los valores de intercambio circulan desde las factores de producción a los mercados de consumo para luego regresar a los primeros. Los impactos en los recursos naturales y el ambiente son considerados externalidades que no forman parte del proceso económico propiamente dicho. Por esa razón el elemento central de la prosperidad está dado por el crecimiento económico, ocupando un segundo plano los recursos naturales y el ambiente. Es a través del crecimiento económico que las sociedades logran mejorar su calidad de vida. En principio este crecimiento no tiene límite que no pueda ser resuelto a través de inversiones apropiadas. Por esa razón las performances de los países se miden en las tasas de crecimiento del producto nacional bruto (PNB) en donde no aparece expresado el agotamiento de los recursos naturales ni la degradación del medio ambiente.

El efecto invernadero y el cambio climático
La combustión del petróleo, gas natural y carbón, los llamados “combustibles fósiles” está aumentando los porcentajes de CO2 en la atmósfera produciéndose efectos de calentamiento global y por ende un cambio climático generalizado. Este fenómeno es conocido como “efecto invernadero”.
Algunos indicios permiten suponer que las calotas glaciares e inlandsis se fundirán gradualmente produciendo un aumento de los niveles de los mares y océanos. Vastas áreas costeras de baja altitud serán inundadas y se producirán corrimientos climáticos en las franjas latitudinales. Las zonas cálidas tropicales se extenderán hacia el norte y sur y se reducirán las regiones más frías.  Al mismo tiempo se producirán cambios en los regímenes pluviales. En algunos lugares aumentarán las precipitaciones, mientras que en otros disminuirán.
Ello acarreará una redistribución de la capacidad productiva a nivel global. Áreas que no son agrícolas podrán serlo en el futuro. Del mismo modo, regiones de alta productividad agrícola actual podrán perder esta aptitud.  

  



1 comentario:

tecnotao dijo...

No me resultó muy heretico.