Desastre ecológico en Canadá
En los últimos años la producción canadiense de petróleo convencional que era relativamente importante en el pasado ha disminuido y en la actualidad la producción se concentra en fuentes no convencionales, particularmente en las arenas petrolíferas de Athabasca en Alberta. Estas arenas petrolíferas, contenidas primariamente en la formación McMurray, de edad cretácica (unos 100 M. años) son areniscas fluviales y estuarinas constituidas por una mezcla de bitumen, arenas silíceas, minerales arcillosos y agua.
En los últimos años la producción canadiense de petróleo convencional que era relativamente importante en el pasado ha disminuido y en la actualidad la producción se concentra en fuentes no convencionales, particularmente en las arenas petrolíferas de Athabasca en Alberta. Estas arenas petrolíferas, contenidas primariamente en la formación McMurray, de edad cretácica (unos 100 M. años) son areniscas fluviales y estuarinas constituidas por una mezcla de bitumen, arenas silíceas, minerales arcillosos y agua.
El
depósito de Athabasca es el más grande de bitumen crudo en el mundo. En la
proximidad hay depósitos similares en Peace River y Cold Lake que se extienden
a la provincia de Saskatchewan. El procedimiento para su extracción se basa en
la explotación a cielo abierto. Implica despejar el suelo superficial y excavar
canteras con una profundidad que puede llegar a 50 metros en una
superficie de varios miles de kilómetros cuadrados con el consiguiente daño
ambiental.
Por
otra parte, el procesamiento de bitumen en crudo sintético requiere energía que
en la actualidad se logra quemando gas natural. En un año las arenas
petrolíferas consumieron 28 millones de m3 de gas natural por día, que es
aproximadamente 40% del consumo total de la provincia de Alberta.
Con
estos procedimientos se ha logrado estabilizar una producción diaria de
aproximadamente 2.4 millones de barriles por día que son mayormente exportados
a los Estados Unidos a través de oleoductos cuyo tendido ha generado
importantes protestas de los pueblos lakota que habitan en dicha zona.
Para
llevar a cabo la explotación se hace necesario modificar completamente la red
hidrográfica cambiando de curso los ríos y arroyos, eliminando lagos y extensos
ecosistemas forestales.
Es
necesario recordar que en la región de las arenas petrolíferas de Atabaska hay
24 comunidades indígenas y metis (pueblo mestizo de familias mixtas de indígenas
y colonos, generalmente de origen francés), que han manifestado su oposición a
esta explotación que ha provocado la destrucción de los ecosistemas locales de
una vasta área en sus tierras tradicionales.
La
organización de los Chippewyan (también conocidos como Ojibways) que habitan
aguas abajo de la cuenca del Athabasca han denunciado estos daños al ambiente
en sus comunidades. Lo mismo ha hecho la ONG “Keepers of the Athabasca
Watershed” (Defensores de la Cuenca del Athabasca) solicitando una moratoria de
dichas actividades.
Como
se ve, Canadá logra mantener su status de potencia petrolera a través de
fuertes inversiones, procedimientos extractivos y tecnológicos complejos y
considerables daños al ambiente y a las comunidades indígenas locales.
Para
que estas modalidades productivas sean social y políticamente sostenibles y
económicamente factibles Canadá necesita que los precios del petróleo no se depriman.
Probablemente las tendencias al aumento de consumo mundial y consecuentemente al
aumento de la cotización del barril se mantengan y la industria petrolera
canadiense pueda seguir desarrollándose así como
también
aumentando consecuentemente los daños ambientales y sociales que esta industria
provoca.
Del libro "Geografía y geopolítica del petróleo y el gas natural", D.Antón, Piriguazú Ediciones
Del libro "Geografía y geopolítica del petróleo y el gas natural", D.Antón, Piriguazú Ediciones
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