sábado, 12 de mayo de 2018

Los ava-guarani (chiriguanos)

Las creencias y prácticas totémicas charrúas encuentran formas análogas en los ava-guaraní actuales9 . Por esa razón resultan ilustrativas algunas referencias acerca de sus formas espirituales:
Entre los ava, los espíritus protectores de los animales silvestres (o tótemes) se denominan Iya. «Los Iya de los animales, continúan viviendo en el monte, las pampas y los ríos, para castigar a quienes hacen de las cacerías un deporte y matan sin necesidad, sin hambre»10 .
Sin embargo los Iya también pueden morir. «Cuando un ava mata al protector de alguna de las especies» (por ejemplo el venado) «al morir, se transforma en el Iya que mató y estará a cargo de la protección, en este caso, del venado. También de acuerdo al comportamiento en su vida, los ava, al morir se transformarán en algún animal. Éstos y otros valores podremos observarlos en los relatos del Abuelo Juan, que falleció en 1990. Tal vez hoy está rondando los montes transformado en un león, un venado o un taitetu...»11 
Decía el Abuelo Juan:
«El Iya camina por el viento...
El venado tiene su Iya, el taitetu tiene su Iya, pero el Iya de todos los animales es el Iguitipo.
Por allí vivía el Dueño del venado. Era un venado negro con patas blancas. Vivía en los cerros altos, en el Üguavira- en las lajas- o en los huecos de los sotos. Uno de esos lugares está cerca de mi rancho... Hace muchos años, a ese Iya lo corrieron los perros y lo mataron en Aperiate. Ese venado era la madre de los venados. Esa muerte lo enojó al Iguitipo y los perros que lo mataron se murieron.
También se enojan los Iya cuando los corredores...» (donde dice «corredores» léase «cazadores») «...matan sin necesidad, como hacen algunos, que teniendo muchas chivas para comer, matan por antojo. Ni siquiera están necesitando los cueros de esos animales para hacer sus cajas o para dormir...
Ahí los tienen botados los cueros, pudriéndose, porque matan por matar. Y de eso se enojan los Dueños de los animales...» (léase Iya donde dice Dueño) «...y castigan y matan a esos corredores.
Los corredores dejan también huérfanos a los venaditos, a los cuchimontecitos. Cuando matan a una madre el Iya tiene que acabarlos de criar. De eso también el Dueño se enoja y mata gente, mata perros. Los perros que mata el Iya los lleva para sus cabreros, para que cuiden a los venaditos y taitetusitos huérfanos.
Cuando uno quiere ir a correr...» (= cazar) «...hay que pedirle permiso al Iya. Tenemos que llevarle coca, tanimbo, tabaco, chala para que arme su cigarro y hay que decirle: «Ven para que fumemos, para que mastiquemos coca... Padrecito, cumpita, he venido a visitarte che..., he venido junto a vos porque estoy andando muy pobre, Padre. No tengo chivas y estoy buscando carne... -entonces fumamos, masticamos coca, tiramos el cigarro y todo eso hay que hacerlo cada vez que vamos a pedirle que nos dé de su ganado...
También he corrido venados colorados. Eran dos. Se pararon en una cueva y me quisieron atacar. Ahí los maté. Después, de repente mis perros se empezaron a enfermar y se murieron. Entonces me dio miedo. «Me va a querer matar a mí también el Iya» pensé y ya no corría... Desde entonces ya no mato venados.
El Iya viene en el sueño y se sienta al lado de uno, así como vos estás ahora. Pero no lo vemos en despierto. En el sueño te dice:
- Como vos me has invitado, me has hecho comer y siendo que estabas andando muy pobre, entonces yo te he dado permiso para correr. 

Los paï tavyterá
Entre los paí tavyterá existen creencias similares. 
Simeón Valiente, líder religioso de esta nación transcripto por F. Fogel, 1993 señalaba:
«Para el Paï el agua, el sol, la tierra, el monte y el mismo ser humano son la misma cosa. Así como el hombre es importante, también son importantes los otros elementos y al destruir el agua o el monte nos estamos destruyendo a nosotros mismos. No podemos darles menos importancia a algunos de ellos. Tampoco nadie puede apropiarse ni del hombre ni del monte o del sol; un solo individuo no puede hacerse dueño de ellos».
Por su parte, Rafael Valiente, tekoaruvicha de Pikykua decía:
«Los mbaíri (no indígenas) sólo se preocupan en juntar dinero, ¿pero qué harían si ya la tierra no produce? En ese caso ya no podrán hacer uso de su dinero. ¿de qué sirve la plata cuando nada hay para comprar? Si tienen hambre no podrán comer su dinero, sólo lo cultivado y recolectado se podrán finalmente consumir. Nosotros observamos lo que les pasa a los brasileros. Siembran mucho trigo y nada produce, siembran feijao y tampoco produce, y muere su hacienda y se vuelven tristes, no pueden dormir.
Los paï pensamos que los cultivos son como nosotros, necesitan del agua y del aire, el tekopora12  significa usar la tierra de manera según las leyes naturales sin dañar el monte.»13  
Son numerosas las referencias acerca de estos puntos de vista espirituales expresados por miembros de los comunidades paï tavytera, ava- guaraní, mbya y otros grupos guaraníes sobrevivientes. Es sugestiva la coincidencia con  muchos enfoques ambientalistas y ecologistas que se encuentran en la sociedad global contemporánea. 
Del libro  "Los Pueblos del Jaguar", D.Antón, Piriguazú Ediciones


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