La conquista de
América por las potencias europeas implicó la esclavización de las sociedades
indígenas, y cuando estas fueron exterminadas o se sublevaron, los invasores
recurrieron al secuestro y la esclavización de millones de personas de las
sociedades africanas.
La historia de
la esclavitud en América es la historia de las rebeliones de los pueblos
sometidos y en particular de los esclavos de origen africano.
Estas rebeliones
fueron comunes en las colonias portuguesas de Brasil y en las españolas de
América del Sur y del Caribe.
Pero no solo se
rebelaron los esclavos en los dominios portugueses y españoles. También hubo
continuas rebeliones en las colonias inglesas y francesas.
Una de estas
rebeliones en Haití culminó con la liberación de la isla por la mayoría
afro.haitiana y la constitución de la primera república luego de la
independencia de los Estados Unidos.
También hubo
revueltas de esclavos en Jamaicaí, Guayana y América del Norte que
describirermos sucintamente a continuación.
Los maroons de
Jamaica
Jamaica o
Xaimaca era originalmente una nación arawak emparentada con los taíno de Cuba y
Santo Domingo. Su población fue esclavizada o muerta por los españoles en menos
de cincuenta años. El rol de la colonia fue secundario durante el siglo XVI y
primera mitad del siglo XVII. A partir de 1658 pasó a manos inglesas,
escapándose 1,500 esclavos hacia el interior bajo el liderazgo de Ysassi.
Rápidamente los ingleses introdujeron numerosos esclavos pasando de 550 en 1662
a 8,000 en 1664. Las rebeliones se continuaron ininterrumpidas. En 1673 se
alzaron 200 esclavos de la plantación de un plantador (Mayor Sebly)
a quien mataron junto con otros 13 blancos, obtuvieron armas y municiones y se
fueron a las montañas, resistiendo exitosamente a las partidas envíadas a
capturarlos. Estos rebeldes serían el núcleo de los que luego se llamarías
Leeward Maroons. En 1678 se produjo otra rebelión en una plantación (Capitán
Duck) que fue reprimida exitosamente por las autoridades coloniales. En 1685 se
alzaron en armas los esclavos de una plantación en Guanaboa (Mrs Grey) a los
que se unieron otros para formar un grupo de 150 que se perdieron en el monte.
Algunos años
antes en 1669 o 1670 ocurrió un naufragio de un buque negrero con esclavos de
Madagascar quienes también se fugaron estableciéndose en varias aldeas en las
tierras orientales del interior. En 1690 se produjo una gran rebelión de 400
esclavos de la Costa de Oro en la plantación Sutton (Clarendon), logrando
escaparse unos 318 que se unieron a las comunidades de Leeward. Las rebeliones
continuaron; en 1704 se alzaron varios esclavos Coromantee, en
1720 un grupo liderado por un esclavo madagascarense de la
plantación Down se escapó estableciéndose en las montañas, atrás de Deans
Valley.
Por esa época
eran tantos los grupos de esclavos fugados y comunidades resistentes que no es
extraño que haya estallado una guerra general, la llamada "Primera Guerra
de los Maroons" (1725). En ese momento las comunidades maroon de
Leedward estaban dirigidas por Cudjoe, mientras que las Windward (Nanny Town)
estaban comandadas por Cuffee y en otro momento de la guerra por Nanny, que era
su principal obeah (shaman) de los Windward.
La zona maroon
estaba habitada por varios miles de afro-jamaiquinos, cuya gran mayoría eran
Coromantee o Akan-parlantes de la Costa de Oro o de Dahomey.
Por 1736 luego
de 11 años de guerra, había tres poblaciones rebeldes: una en St George (que
incluía un remanente de rebeldes de Windward), otra en St Elizabeth cuyo lider
era Accompong y el tercero en St James comandada por Cudjoe
Por esa fecha se
formalizó un tratado de paz, que fue interpretado por muchos como una traición
de Cudjoe quien estableció relaciones muy amigables con los ingleses.
En los años
siguientes muchas de las comunidades maroons lograron mantener su independencia
y aislamiento hasta que con el tiempo, gradualmente, fueron incorporándose a la
vida de la colonia.
Los maroons de
las Guayanas
En las colonias
europeas de la costa guayanesa se establecieron plantaciones de caña de azúcar
basadas en mano de obra esclava desde principios del siglo diecisiete. Estos
territorios estuvieron alternativamente en manos españolas, inglesas,
holandesas y francesas. Finalmente, se consolidó el dominio holandés en
Surinam, el francés en Cayenne (1674) y más tardíamente el inglés en Georgetown
(1812). Durante el siglo diecisiete y dieciocho muchos esclavos de las
plantaciones se escaparon estableciendo comunidades rebeldes “maroons” en el
interior selvático. Los ejércitos coloniales, en particular los holandeses y
franceses intentaron infructuosamente dominar estos grupos, que finalmente se
establecieron dando lugar a lo que se llamaría en la “jerga” colonial: los
“bush negroes”. Estas comunidades cimarrones sobrevivieron hasta el
siglo XX en donde se reconocen seis naciones principales: los Saramaka y los
Djuka (con una población de 15,000 habitantes cada una), los Aluku (1,000
habitantes), los Matawai (1,000 habitantes), los Paramaka (1,000 habitantes) y
los Kwinti (con unos pocos cientos)
En el territorio
de Cayenne se formó una comunidad cimarrona: los Marrons de la Montaigne de
Plomb (Lead mountain marrons) que fue destruída en 1748
.
Los maroons de
América del Norte
En los Estados
Unidos existieron gran número de rebeliones de esclavos. En las primeras
décadas del siglo dieciocho en Carolina del Sur hay repetidas referencias a
grupos de negros cimarrones que creaban problemas. En 1765 el
número de negro rebeldes se había multiplicado habiéndose destruído un
campamento rebelde en 1768. Una situación similar se vivía en Georgia en 1771.
Más tarde, un cierto número de negros que pelearon con los ingleses bajo la
promesa de libertad y fueron derrotados siguieron peleando por años a lo largo
del río Savanna. En 1802, ya en plena época independiente de los Estados Unidos
se estableció un campamento maroon en unos pantanos cerca de Elizabeth City, en
North Carolina, bajo el liderazgo de un esclavo conocido como Tom Copper
Por 1812
se registran alianzas de rebeldes nativos y africanos, incorporándose varios
cientos de negros provenientes de las Carolinas y Georgia a las
aldeas aborígenes. Las luchas fueron violentas continuaron durante el año
siguiente 1813. En 1816 las tropas de los Estados Unidos atacaron el fuerte
Negro en Appalachicola Bay que fue tomado luego de un sitio de 10 días, matando
270 hombres, mujeres y niños, con tan solo 40 sobrevivientes. Nuevas
expediciones contra los maroons tuvieron lugar en 1816, 1819 y 1820 en Ashepoo,
Williamsburg County y cercanías de Georgetown en Carolina del Sur.
En 1821 había
estallado una verdadera rebelión de maroons en los condados
de Onslow, Carteret y Bladen en Carolina del Norte. Si bien se
controló la situación, muchos rebeldes escaparon. En 1827 se registraron
comunidades rebeldes en Alabama y cerca de la ciudad de Nueva Orleans. Apenas 9
años más tarde, cerca de esta última ciudad, en Cypress Swamp se registró otra
comunidad maroon en Cypress Swamp.
Al año
siguiente, en 1837, comenzó la llamada “Guerra de los Seminolas” que enfrentaba
al ejército de los Estados Unidos con nativos seminolas y negros rebeldes
(1,650 luchadores nativos y 250 negros). Por 1851 se registra una
alianza afro-comanche en México, de acuerdo al Pennsylvania Freeman se señala
que 1,500 antiguos esclavos estaban aliados con los comanches de México. En
1856 se registra un refugio de maroons en Carolina del Norte en un pantano
entre los condados de Bladen y Robeson. Las rebeliones negras y los grupos maroons
se multiplicaron aún más durante la guerra civil hasta que triunfó la abolición
que permitió un reacomodamiento radical demográfico en la sociedad de los
Estados Unidos, formándose numerosísimas comunidades afro-americanas en las
ciudades del norte y noreste, que daría lugar en gran medida a la situación
actual.
Sobrevivencia de
las culturas africanas en América
A pesar de la
dominación que sufrían los esclavos africanos lograron mantener muchos
elementos de sus costumbres, creencias y culturas: las religiones sincréticas
afro-americanas han echado raíces en muchas sociedades criollas. Es el caso de
las santerías de Cuba, del espiritismo de Venezuela,
del camdomblé bahiano, de la macumba carioca y los tangos y candombes montevideanos.
A nivel del
arte, de la música y otras formas de la cultura, la contribución africana ha
sido impresionante en toda América, desproporcionada a la situación de
dependencia y humillación en que se encontraban la mayoría de los
africanos. Hoy se puede decir que la mayor parte de la música criolla
de las Americas está basada en los ritmos sincopados originarios de Africa. Su
peso relativo a nivel global es fundamental.
En gran medida,
los afro-americanos lograron definir su presencia e identidad más allá de la
esclavitud y la dependencia. Hoy, los negros criollos de América no solo están
tomando control de su destino, sino que están afirmando su liderazgo frente a
los descendientes de sus antiguos amos.
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