lunes, 21 de mayo de 2018

Los maroons, las rebeliones de esclavos en las colonias inglesas de América

La conquista de América por las potencias europeas implicó la esclavización de las sociedades indígenas, y cuando estas fueron exterminadas o se sublevaron, los invasores recurrieron al secuestro y la esclavización de millones de personas de las sociedades africanas. 
La historia de la esclavitud en América es la historia de las rebeliones de los pueblos sometidos y en particular de los esclavos de origen africano.  
Estas rebeliones fueron comunes en las colonias portuguesas de Brasil y en las españolas de América del Sur y del Caribe.
Pero no solo se rebelaron los esclavos en los dominios portugueses y españoles. También hubo continuas rebeliones en las colonias inglesas y francesas.  
Una de estas rebeliones en Haití culminó con la liberación de la isla por la mayoría afro.haitiana y la constitución de la primera república luego de la independencia de los Estados Unidos. 
También hubo revueltas de esclavos en Jamaicaí, Guayana y América del Norte que describirermos sucintamente a continuación.

Los maroons de Jamaica
Jamaica o Xaimaca era originalmente una nación arawak emparentada con los taíno de Cuba y Santo Domingo. Su población fue esclavizada o muerta por los españoles en menos de cincuenta años. El rol de la colonia fue secundario durante el siglo XVI y primera mitad del siglo XVII. A partir de 1658 pasó a manos inglesas, escapándose 1,500 esclavos hacia el interior bajo el liderazgo de Ysassi. Rápidamente los ingleses introdujeron numerosos esclavos pasando de 550 en 1662 a 8,000 en 1664. Las rebeliones se continuaron ininterrumpidas. En 1673 se alzaron  200 esclavos de la plantación de un plantador (Mayor Sebly) a quien mataron junto con otros 13 blancos, obtuvieron armas y municiones y se fueron a las montañas, resistiendo exitosamente a las partidas envíadas a capturarlos. Estos rebeldes serían el núcleo de los que luego se llamarías Leeward Maroons. En 1678 se produjo otra rebelión en una plantación (Capitán Duck) que fue reprimida exitosamente por las autoridades coloniales. En 1685 se alzaron en armas los esclavos de una plantación en Guanaboa (Mrs Grey) a los que se unieron otros para formar un grupo de 150 que se perdieron en el monte.
Algunos años antes en 1669 o 1670 ocurrió un naufragio de un buque negrero con esclavos de Madagascar quienes también se fugaron estableciéndose en varias aldeas en las tierras orientales del interior. En 1690 se produjo una gran rebelión de 400 esclavos de la Costa de Oro en la plantación Sutton (Clarendon), logrando escaparse unos 318 que se unieron a las comunidades de Leeward. Las rebeliones continuaron; en 1704  se alzaron varios esclavos Coromantee, en 1720  un grupo liderado por un esclavo madagascarense de la plantación Down se escapó estableciéndose en las montañas, atrás de Deans Valley.
Por esa época eran tantos los grupos de esclavos fugados y comunidades resistentes que no es extraño que haya estallado una guerra general, la llamada "Primera Guerra de los Maroons"  (1725). En ese momento las comunidades maroon de Leedward estaban dirigidas por Cudjoe, mientras que las Windward (Nanny Town) estaban comandadas por Cuffee y en otro momento de la guerra por Nanny, que era su principal obeah (shaman) de los Windward.
La zona maroon estaba habitada por varios miles de afro-jamaiquinos, cuya gran mayoría eran Coromantee o Akan-parlantes de la Costa de Oro o de Dahomey.
Por 1736 luego de 11 años de guerra, había tres poblaciones rebeldes: una en St George (que incluía un remanente de rebeldes de Windward), otra en St Elizabeth cuyo lider era Accompong y el tercero en St James comandada por Cudjoe
Por esa fecha se formalizó un tratado de paz, que fue interpretado por muchos como una traición de Cudjoe quien estableció relaciones muy amigables con los ingleses.
En los años siguientes muchas de las comunidades maroons lograron mantener su independencia y aislamiento hasta que con el tiempo, gradualmente, fueron incorporándose a la vida de la colonia.

Los maroons de las Guayanas
En las colonias europeas de la costa guayanesa se establecieron plantaciones de caña de azúcar basadas en mano de obra esclava desde principios del siglo diecisiete. Estos territorios estuvieron alternativamente en manos españolas, inglesas, holandesas y francesas. Finalmente, se consolidó el dominio holandés en Surinam, el francés en Cayenne (1674) y más tardíamente el inglés en Georgetown (1812). Durante el siglo diecisiete y dieciocho muchos esclavos de las plantaciones se escaparon estableciendo comunidades rebeldes “maroons” en el interior selvático. Los ejércitos coloniales, en particular los holandeses y franceses intentaron infructuosamente dominar estos grupos, que finalmente se establecieron dando lugar a lo que se llamaría en la “jerga” colonial: los “bush negroes”.  Estas comunidades cimarrones sobrevivieron hasta el siglo XX en donde se reconocen seis naciones principales: los Saramaka y los Djuka (con una población de 15,000 habitantes cada una), los Aluku (1,000 habitantes), los Matawai (1,000 habitantes), los Paramaka (1,000 habitantes) y los Kwinti (con unos pocos cientos)
En el territorio de Cayenne se formó una comunidad cimarrona: los Marrons de la Montaigne de Plomb (Lead mountain marrons) que fue destruída en 1748
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Los maroons de América del Norte
En los Estados Unidos existieron gran número de rebeliones de esclavos. En las primeras décadas del siglo dieciocho en Carolina del Sur hay repetidas referencias a grupos de negros cimarrones que  creaban problemas. En 1765 el número de negro rebeldes se había multiplicado habiéndose destruído un campamento rebelde en 1768. Una situación similar se vivía en Georgia en 1771. Más tarde, un cierto número de negros que pelearon con los ingleses bajo la promesa de libertad y fueron derrotados siguieron peleando por años a lo largo del río Savanna. En 1802, ya en plena época independiente de los Estados Unidos se estableció un campamento maroon en unos pantanos cerca de Elizabeth City, en North Carolina, bajo el liderazgo de un esclavo conocido como Tom Copper
Por  1812 se registran alianzas de rebeldes nativos y africanos, incorporándose varios cientos de negros  provenientes de las Carolinas y Georgia a las aldeas aborígenes. Las luchas fueron violentas continuaron durante el año siguiente 1813. En 1816 las tropas de los Estados Unidos atacaron el fuerte Negro en Appalachicola Bay que fue tomado luego de un sitio de 10 días, matando 270 hombres, mujeres y niños, con tan solo 40 sobrevivientes. Nuevas expediciones contra los maroons tuvieron lugar en 1816, 1819 y 1820 en Ashepoo, Williamsburg County y cercanías de Georgetown en Carolina del Sur.
En 1821 había estallado una verdadera rebelión de maroons en los condados de  Onslow, Carteret y Bladen en Carolina del Norte. Si bien se controló la situación, muchos rebeldes escaparon. En 1827 se registraron comunidades rebeldes en Alabama y cerca de la ciudad de Nueva Orleans. Apenas 9 años más tarde, cerca de esta última ciudad, en Cypress Swamp se registró otra comunidad maroon en Cypress Swamp.
Al año siguiente, en 1837, comenzó la llamada “Guerra de los Seminolas” que enfrentaba al ejército de los Estados Unidos con nativos seminolas y negros rebeldes (1,650 luchadores nativos y 250  negros). Por 1851 se registra una alianza afro-comanche en México, de acuerdo al Pennsylvania Freeman se señala que 1,500 antiguos esclavos estaban aliados con los comanches de México. En 1856 se registra un refugio de maroons en Carolina del Norte en un pantano entre los condados de Bladen y Robeson. Las rebeliones negras y los grupos maroons se multiplicaron aún más durante la guerra civil hasta que triunfó la abolición que permitió un reacomodamiento radical demográfico en la sociedad de los Estados Unidos, formándose numerosísimas comunidades afro-americanas en las ciudades del norte y noreste, que daría lugar en gran medida a la situación actual.

Sobrevivencia de las culturas africanas en América
A pesar de la dominación que sufrían los esclavos africanos lograron mantener muchos elementos de sus costumbres, creencias y culturas: las religiones sincréticas afro-americanas han echado raíces en muchas sociedades criollas. Es el caso de las santerías de Cuba, del espiritismo de Venezuela, del camdomblé bahiano, de la macumba carioca y los tangos y candombes montevideanos.
A nivel del arte, de la música y otras formas de la cultura, la contribución africana ha sido impresionante en toda América, desproporcionada a la situación de dependencia y humillación en que se encontraban la mayoría de los africanos.  Hoy se puede decir que la mayor parte de la música criolla de las Americas está basada en los ritmos sincopados originarios de Africa. Su peso relativo a nivel global es fundamental.
En gran medida, los afro-americanos lograron definir su presencia e identidad más allá de la esclavitud y la dependencia. Hoy, los negros criollos de América no solo están tomando control de su destino, sino que están afirmando su liderazgo frente a los descendientes de sus antiguos amos.



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