lunes, 9 de abril de 2018

Fragmento de la novela histórica "De todas partes vienen"

"Pedro Arapí nació en el rancho de sus pedres, Juan y María, en 1758.  Era una casa de techo de paja y paredes palo a pique levantada a orillas del rìo Hum, en lo que luego sería el poblado de la Capilla de las Mercedes.  
Desde chiquito aprendió los oficios de la vida en el campo. Sabía montar, enlazar y carnear ganado, podía cruzar tropas a través de ríos caudalosos. Podía construirse un “pirí” en unas pocas horas y un rancho de terrón o de palo a pique en menos de una semana. 
Cuando pequeño su padre le había enseñado a fabricarse un arco con varas de sauce y una lanza con una rama de lapacho.
Cuando se fue haciendo hombre comenzó a largarse por su cuenta a las estancias vecinas para ayudar en las tareas habituales, doma de baguales, arreo de vacunos cimarrones, preparación de charque y corambre e incluso, en situaciones de peligro, colaborar en la defensa de los cascos.  
Una vez, en el pueblo de Víboras, defendiendo una estancia contra un ataque de charrúas, se había visto obligado a utilizar armas de fuego que, con el paso del tiempo, pudo aprender a manejar con precisión. 
Especialmente utilizaba trabucos, que eran armas que solían cargarse con una bala de plomo o perdigones por la boca del cañón. Ésta era acampanada para facilitar la carga y además, si se usaban perdigones, dispersaba el disparo que por esa razón era más destructivo a corta distancia. Se disparaba utilizando una llave de chispa con un martillo de pedernal que golpeaba una pieza de acero generando las chispas que encendían la pólvora. Todas estas operaciones Pedro Arapí las realizaba a la perfección, con rapidez y eficiencia.
Su vida en la zona del Hum habría de alterarse por una disputa que tuvo con un español de Espinillo que lo maltrató de palabra. Pedro, que era orgulloso,.no pudo tolerarlo y lo retó a duelo criollo. El lance a cuchillo terminó con la muerte del español. 
Desde entonces se vio obligado a alejarse de los parajes de Soriano y sus alrededores integrándose a una partida de gauderios. Éstos hombres, generalmente requeridos por las autoridades coloniales,  se movían en las grandes llanuras de pastizales de la Banda Oriental dedicándose a contrabandear ganado hacia la frontera de Portugal o a cuerearlos para negociarlos con barcos extranjeros que llegaban con ese fin a las costas del Atlántico sur.  
Esta gavilla de gauderíos, que luego se llamarían “gahuchos o gauchos” debía mantenerse alejada de las guarniciones de Maldonado y Santa Teresa desde donde operaban patrullas militares que se ocupaban de controlar las “vaquerías del mar”. En varias ocasiones se habían visto obligados a enfrentarse a las partidas militares que patrullaban los parajes costeros y serranos del este oriental. 
En esos años algunos gauderios más activos se habían apropiado de varias armas abandonadas por las milicias locales en enfrentamientos exitosos.
La situación fue haciéndose más difícil desde que el ministro de la Real Hacienda en Maldonado, Rafael Pérez del Puerto, había emprendido la tarea de poblar esas zonas desiertas promoviendo la llegada de nuevos vecinos. Así se fundó Villa de la Concepción de las Minas en 1881 y Nuestra Señora de los Remedios de Rocha en 1793. 
Algunos años más tarde, con el fin de defender su subsistencia, los gauderios, que comenzaron a llamarse “gauchos”, de Arapí decidieron iniciar conversaciones con las comunidades guanoás que también habitaban dicho territorio.
Fue en el verano de 1795 que  tuvieron lugar los primeros contactos. Se reunieron con otras partidas de gauchos que también arriaban y cuereaban ganado  y con la toldería guanoá de Isa-Astaut para aliarse contra el enemigo común.  En uno de los grupos que participaron del encuentro se destacaba la presencia de un español criollo de nombre Pepe Artigas, reconocido por su gran ascendencia entre los nómades de la Banda"
"De todas partes vienen", Danilo Antón, Piriguazú Ediciones

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