Canadá, una industria petrolera compleja y ambientalmente vulnerable

Canadá es el segundo país más extenso del mundo. Su superficie alcanza casi los 10 millones de km2 (9 984 670) con una línea de costa de 243.000 kms.  Al mismo tiempo tiene un densidad baja de apenas 3.5 habitantes por km2 generalmente concentrados en una franja al sur del territorio donde están las grandes ciudades, la mayor parte de la población rural y la producción agropecuaria.

Debido a sus grandes dimensiones y a las características geológicas y geográficas Canadá posee importantes recursos naturales, hídricos, mineros, energéticos y forestales, entre otros.

Es el segundo productor de energía hidroeléctrica después de China. En 2014 Canadá produjo 9.8% del consumo de hidroelectricidad de todo el mundo

Además, Canadá es el quinto productor de gas natural y sexto productor de petróleo a nivel mundial con yacimientos petroleros y gasíferos a lo largo y ancho del territorio. Sus reservas petroleras son de 165,000 millones de barriles (las terceras del mundo después de Venezuela y Arabia Saudita).

El primer yacimiento importante de petróleo convencional de Canadá fue descubierto en Alberta (Turner Valley) próximo a la ciudad de Calgary, hace más de 100 años

En el año 1947 se descubrió el primer gran yacimiento en Alberta de Leduc Woodbend en las cercanías de Edmonton.  Aquí el petróleo está contenido en la formación Nisku de unos 47  metros de espesor, edad devónica y litología dolomítica. La producción del pozo de Leduc  (Leduc 1) era de 317,000 barriles de petróleo y 323 millones de pies cúbicos de gas por día. Dejó de ser productivo en 1974   

A partir de este descubrimiento la extracción se multiplicó en áreas vecinas y la producción de petróleo convencional y gas continuó siendo un ítem principal en la economía de Alberta y Canadá.

En la década de 1980 la exploración se concentró en las cuencas offshore del Atlántico norte, en particular la cuenca de Terranova. Los principales resultados positivos se lograron en el campo Hibernia situado a unos 315 kms de la isla de Terranova con una profundidad de 80 metros.

La plataforma de producción que se instaló en Hibernia es la más grande del mundo por peso para la cual se requirieron 600.000 toneladas en la estructura de base agragándose 450,000 toneladas de balasto y tanques de almacenamiento de petróleo de 1.3 millones de barriles.

La producción de Hibernia  y otros pozos offshore de la cuenca de Terranova registró 704 millones de barriles diarios (año 2010) con reservas estimadas de 1,395 millones de barriles.

En los últimos años la producción de petróleo convencional que era relativamente importante en el pasado ha disminuido y en la actualidad la producción se concentra en fuentes no convencionales, particularmente en las arenas petrolíferas de Athabasca en Alberta. 

Estas arenas petrolíferas, contenidas primariamente en la formación McMurray, de edad cretácica (unos 100 M. años) son areniscas fluviales y estuarinas constituidas por una mezcla de bitumen, arenas silíceas, minerales arcillosos y agua.

El depósito de Athabasca es el más grande de bitumen crudo en el mundo. En la proximidad hay depósitos similares en Peace River y Cold Lake que se extienden a la provincia de Saskatchewan.

El procedimiento para su extracción se basa en la explotación a cielo abierto. Implica despejar el suelo superficial y excavar canteras con una profundidad que puede llegar a 50 metros en  una superficie de varios miles de kilómetros cuadrados. Por otra parte, el procesamiento de bitumen en crudo sintético requiere energía que en la actualidad se logra quemando gas natural. En un año las arenas petrolíferas consumieron 28 millones de m3 de gas  natural por día, que es aproximadamente 40% del consumo total de la provincia de Alberta.

Con estos procedimientos se ha logrado estabilizar una producción diaria  de aproximadamente 2.4 millones de barriles por día que son mayormente exportados a los Estados Unidos a través de oleoductos cuyo tendido ha generado importantes protestas de los pueblos lakota que habitan en dicha zona.

Para llevar a cabo la explotación se hace necesario modificar completamente la red hidrográfica cambiando de curso los ríos y arroyos, eliminando lagos y extensos ecosistemas forestales.

Es necesario recordar que en la región de las arenas petrolíferas de Atabaska hay 24 comunidades indígenas y metis, que han manifestado su oposición a esta explotación que ha provocado la destrucción de los ecosistemas locales en una vasta área.

La organización de los Chippewyan (también conocidos como Ojibways)  que habitan aguas abajo de la cuenca del Athabasca han denunciado estos daños al ambiente en sus comunidades. Lo mismo ha hecho la ONG “Keepers of the Athabasca Watershed” (Defensores de la Cuenca del Athabasca) solicitando una moratoria de dichas actividades.

Como se ve, Canadá logra mantener su status de potencia petrolera a través de fuertes inversiones, procedimientos extractivos y tecnológicos complejos y considerables daños al ambiente y a las comunidades indígenas locales.

Para que estas modalidades productivas sean social y políticamente sostenibles y económicamente factibles Canadá necesita que los precios del petróleo no se depriman. Probablemente las tendencias al aumento de consumo mundial y consecuentemente al aumento de la cotización del barril se mantengan y la industria petrolera canadiense pueda seguir desarrollándose así como también aumentando consecuentemente los riesgos ambientales y sociales que esta industria provoca.