Los tejidos
vivos como emisores de ondas electromagnéticas
Se sabe que los
tejidos vivos emiten constantemente una cierta cantidad de ondas
electromagnéticas, generalmente de intensidad muy débil1 . No sabemos con
exactitud que parte de la célula realiza esas emisiones, pero, de acuerdo a
ciertos indicios,lo más probable es que se trate del propio ADN.
El ADN, que es
la molécula orgánica por excelencia, está compuesto por una larguísima cadena
helicoidal doble de bases. Una parte pequeña de esta cadena (alrededor de un
3%) contiene información genética que permite replicar células, tejidos y
organismos o construir proteinas. El resto, a veces llamado, irrespetuosamente,
ADN-”basura”, o “junk DNA”, por algunos geneticistas (según Narby, J.,
debería llamarse ADN-”misterio”5 ), está formado por repeticiones cíclicas de
secuencias de bases que no parecen tener sentido3 .
Señala el propio
Narby que es probable que estas larguísimas cadenas repetitivas, con una
estructura molecular casi cristalina, puedan ser verdaderas antenas de
trasmisión y recepción de ondas EM. De acuerdo a esta hipótesis, los tejidos
animales y vegetales generarían campos electromagnéticos débiles y complejos
que serían modulados continuamente por los billones de moléculas adeénicas
próximas. Para ello estas moléculas utilizarían sus segmentos trasmisores- receptores. Con el
transcurso del tiempo, los organismos vivos habrían desarrollado este sistema
de comunicación para alcanzar una eficacia máxima.
A diferencia de
los animales que pueden utilizar métodos de comunicación dinámicos, y que por
tanto tienen menos necesidad de otros sistemas comunicativos, los vegetales y
otros organismos deben recurrir a sistemas de emisión estáticos. Por ello no es
de extrañar que los ecosistemas incluyan un componente electromagnético
complejo, proveniente de sus organismos vegetales y animales, que permite
optimizar el juego diplomático de las especies que lo constituyen.
Seguramente hay
muchas plantas que se han especializado en este tipo de comunicación
desarrollando eficaces sistemas de trasmisión de mensajes. Estos estarían
destinados tanto a individuos de la misma especie (incluyendo mensajes internos
dirigidos a sus propias células) como a los organismos de especies diferentes.
La hipótesis
central de nuestro trabajo es que algunos vegetales generan formas de comunicación
muy especializadas o de gran fuerza que les permiten trasmitir mensajes
complejos a los centros nerviosos de los mamíferos (por ejemplo, a los
primates, y en particular a los seres humanos).
Ellos incluyen
los mecanismos químicos, cuyo funcionamiento ha sido investigado parcialmente,
y probablemente, los métodos electromagnéticos antes mencionados. Tal vez, el efecto que las plantas
psicoactivas ejercen sobre nuestro sistema nervioso sea un combinación de ambos
tipos de comunicación. Para aprehender
el funcionamiento holístico de la conciencia será necesario aproximarse al tema
con mucho desprejuicio y apertura mental.
Reproducido del libro "Pueblos, drogas y serpientes", D.Anton, Piriguazú Ediciones.
Reproducido del libro "Pueblos, drogas y serpientes", D.Anton, Piriguazú Ediciones.
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