domingo, 25 de febrero de 2018

Los tejidos vivos como emisores de ondas electromagnéticas

Se sabe que los tejidos vivos emiten constantemente una cierta cantidad de ondas electromagnéticas, generalmente de intensidad muy débil1 . No sabemos con exactitud que parte de la célula realiza esas emisiones, pero, de acuerdo a ciertos indicios,lo más probable es que se trate del propio ADN.
El ADN, que es la molécula orgánica por excelencia, está compuesto por una larguísima cadena helicoidal doble de bases. Una parte pequeña de esta cadena (alrededor de un 3%) contiene información genética que permite replicar células, tejidos y organismos o construir proteinas. El resto, a veces llamado, irrespetuosamente, ADN-”basura”,  o “junk DNA”,  por algunos geneticistas (según Narby, J., debería llamarse ADN-”misterio”5 ), está formado por repeticiones cíclicas de secuencias de bases que no parecen tener sentido3 .
Señala el propio Narby que es probable que estas larguísimas cadenas repetitivas, con una estructura molecular casi cristalina, puedan ser verdaderas antenas de trasmisión y recepción de ondas EM. De acuerdo a esta hipótesis, los tejidos animales y vegetales generarían campos electromagnéticos débiles y complejos que serían modulados continuamente por los billones de moléculas adeénicas próximas. Para ello estas moléculas utilizarían sus  segmentos trasmisores- receptores. Con el transcurso del tiempo, los organismos vivos habrían desarrollado este sistema de comunicación para alcanzar una eficacia máxima.
A diferencia de los animales que pueden utilizar métodos de comunicación dinámicos, y que por tanto tienen menos necesidad de otros sistemas comunicativos, los vegetales y otros organismos deben recurrir a sistemas de emisión estáticos. Por ello no es de extrañar que los ecosistemas incluyan un componente electromagnético complejo, proveniente de sus organismos vegetales y animales, que permite optimizar el juego diplomático de las especies que lo constituyen.
Seguramente hay muchas plantas que se han especializado en este tipo de comunicación desarrollando eficaces sistemas de trasmisión de mensajes. Estos estarían destinados tanto a individuos de la misma especie (incluyendo mensajes internos dirigidos a sus propias células) como a los organismos de especies diferentes.
La hipótesis central de nuestro trabajo es que algunos vegetales generan formas de comunicación muy especializadas o de gran fuerza que les permiten trasmitir mensajes complejos a los centros nerviosos de los mamíferos (por ejemplo, a los primates, y en particular a los seres humanos).
Ellos incluyen los mecanismos químicos, cuyo funcionamiento ha sido investigado parcialmente, y probablemente, los métodos electromagnéticos antes mencionados.  Tal vez, el efecto que las plantas psicoactivas ejercen sobre nuestro sistema nervioso sea un combinación de ambos tipos de comunicación.  Para aprehender el funcionamiento holístico de la conciencia será necesario aproximarse al tema con mucho desprejuicio y apertura mental.
Reproducido del libro "Pueblos, drogas y serpientes", D.Anton, Piriguazú Ediciones.



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