lunes, 22 de enero de 2018

Prólogo 
Los dogmas contemporáneos 

El mundo contemporáneo ha creado sus propios sistemas ideológicos más o menos dogmáticos que se dan por verdaderos, y por tanto, según las normas culturales vigentes, no merecen dudas. Algunos fueron desarrollados y son promovidos y defendidos por los sectores académicos y cieentíficos, y otros por las élites políticas y religiosas de los países centrales.
El alcance global de las comunicaciones ha difundido estos puntos de vista propiciando una convicción generalizada acerca de su validez prácticamente absoluta e inapelable.
La base filosófica del sistema es una visión reduccionista y evolutiva del universo, de la vida y de la cultura humana, en gran medida engendrada por el establecimiento y expansión de la revolución industrial a partir de los siglos XVIII y XIX.
Por otra parte, en este período, se mantuvieron incólumes muchos aspectos de las sociedades patriarcales de dominación, que imperaron a nivel histórico desde hace ya varios milenios.
El resultado combinado de ambos sistemas de ideas y valores ha dado lugar a enfoques desarticulados de la naturaleza, incluyendo la creencia de que los seres humanos pueden subsistir independientemente del planeta en que habitan y de los ecosistemas que los rodean.
Tal vez no sea tan importante saber cuán verdaderas o inadecuadas son estas perspectivas, sino más bien cuales son las consecuencias de su imposición generalizada a todos los niveles de la educación y la comunicación de masas. Esta adoctrinación se lleva a cabo muchas veces en un marco intolerante y autoritario, acompañado de  la censura directa o indirecta de las opiniones discrepantes.

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